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Espartaco No. 51

Abril de 2019

Explotación capitalista y opresión de la mujer

La situación de las obreras en las maquiladoras

¡Liberación de la mujer mediante la revolución socialista!

(Mujer y Revolución)

En las maquiladoras las obreras sufren una doble opresión: explotación capitalista y opresión como mujeres. Sus sueldos son 30 por ciento inferiores a los de los hombres, los cuales son de por sí raquíticos. Para obtener el trabajo se les exige una prueba de embarazo y para conservarlo son sometidas a humillantes revisiones cada periodo menstrual para descartar que lo estén. Así, los mezquinos patrones ahorran gastos por ¡maternidad y guarderías! En algunos casos, cuando las obreras están embarazadas, los médicos mienten sobre la fecha del parto para hacerlas trabajar lo más posible, ocasionando que tengan alumbramientos dentro de las fábricas.

Los hostigamientos y abusos laborales y sexuales a manos de los patrones y sus lacayos son la regla. Una obrera de Matamoros contó a un equipo espartaquista, que intervino en las huelgas de este año en esa ciudad, sobre el hostigamiento que sufrió. Un supervisor le hablaba en “doble sentido” sin que ella tuviera alguna relación de confianza con él. Cuando lo hizo parar de hacerlo, ese perro faldero de la burguesía empezó a reprimirla bajo cualquier pretexto, por ejemplo por tardarse “de más” en el baño (aun durante su periodo) y la obligó a apuntarse en una lista negra. Para explotarlas al máximo, los permisos para ir al baño son de tan sólo cinco minutos y tienen prohibido tomar agua para no interrumpir el trabajo. Las obreras, como todos los trabajadores, están obligadas a cumplir con cuotas de producción; si no las alcanzan son despedidas. Después de las extenuantes jornadas laborales, muchas obreras regresan a sus casas a cuidar a sus hijos y a hacer trabajo doméstico. Este infierno de explotación y antimujer en las maquiladoras es una consecuencia directa de la rapiña de México por los imperialistas, principalmente de EE.UU., así como de la explotación de la venal burguesía nacional.

La cuestión de la mujer es de importancia central en las maquiladoras. Los marxistas sabemos que la división fundamental de la sociedad es de clase, es decir, proletariado vs. burguesía, y que la emancipación de la mujer es la tarea de la clase obrera en su conjunto. La familia, apoyada por la religión y el estado, es la fuente principal de la opresión de la mujer en la que se la esclaviza al trabajo doméstico y al cuidado y crianza de los niños —en la clase obrera la siguiente generación de proletarios—, y en la que se enseña a los jóvenes a respetar la autoridad. La ideología machista sirve para justificar la subyugación real de la mujer (ver “El comunismo y la familia”, Espartaco No. 45, mayo de 2016). Un buen componente de las mujeres que trabajan en las maquiladoras son migrantes de otras ciudades o de comunidades campesinas y/o indígenas que dejaron el lugar donde vivían con la esperanza de no estar sujetas al núcleo familiar.

Con el capitalismo, la incorporación de las mujeres a la clase obrera las sacó de su aislamiento en la casa y proveyó un requisito para su emancipación: su participación en la producción social. Éste es el caso de las maquiladoras, donde el proletariado tiene un componente mayoritariamente femenino. Así, no es casualidad que en Matamoros las mujeres fueran la vanguardia en la dirección y defensa de las huelgas en muchas fábricas.

Sin embargo, bajo el capitalismo la integración de la mujer a la clase obrera significó también agregar la esclavitud asalariada a la esclavitud doméstica. Los espartaquistas luchamos por acabar con la opresión de la mujer, herencia del atraso social mantenido por la burguesía. Luchamos por la igualdad plena para las mujeres, por pago igual por trabajo igual y por su total integración a la fuerza de trabajo. Llamamos por aborto libre, gratuito y seguro para quien lo solicite en todo el país y por servicios médicos gratuitos y de calidad para todos. Repudiamos la criminalización del aborto por el congreso de Nuevo León, que incluyó los votos de diputados del Morena burgués, así como las amenazas de AMLO de llevar este derecho a consulta, lo cual únicamente significaría su prohibición en esta sociedad mexicana profundamente machista y católica. De hecho, AMLO —un cristiano devoto— es un oponente de los derechos democráticos elementales de las mujeres y los gays, y nunca ha pretendido ser otra cosa. Ahora, como comandante en jefe del capitalismo mexicano, AMLO le retiró los subsidios a las estancias infantiles, operadas por particulares, dependientes de la extinta Sedesol. Estas guarderías, cuyas condiciones eran deplorables y tenían un sinfín de deficiencias, eran para muchas trabajadoras la única opción que tenían para que sus hijos fueran cuidados mientras laboraban. Esta medida de AMLO seguramente condenará a muchas mujeres a regresar de vuelta al ostracismo doméstico. Los espartaquistas luchamos por guarderías gratuitas y de calidad abiertas las 24 horas como parte de nuestra lucha por una revolución socialista. ¡Romper con AMLO y el Morena burgués!

Como marxistas entendemos que la erradicación de la opresión de la mujer requiere de un salto inmenso en el desarrollo de las condiciones materiales existentes, lo cual sólo puede lograrse mediante una revolución socialista —y su extensión internacional— que establezca una economía internacionalmente planificada y colectivizada, basada no en la ganancia capitalista sino en la satisfacción de las necesidades de todos. Tal economía permitiría remplazar las funciones económicas de la familia con la socialización del cuidado de los niños y de las tareas domésticas, por ejemplo, mediante la instalación de guarderías, comedores y lavanderías colectivos. Esto permitiría a las mujeres participar plenamente en la vida social y política. Esta perspectiva requiere forjar un partido leninista de vanguardia que actúe como el tribuno de todos los oprimidos, movilizándose para combatir todo atraso social.

 

Espartaco No. 51

Espartaco No. 51

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