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Espartaco No. 51

Abril de 2019

La LCI expulsa a miembros de la sección polaca

Declaración del Comité Ejecutivo Internacional

Este mes, dos miembros del Spartakusowska Grupa Polski fueron expulsados de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista) por violaciones al centralismo democrático. Uno de los miembros había expuesto quejas políticas internas con un no miembro y subsecuentemente ambos miembros defendieron esta violación del leninismo básico. Estos actos infringen directamente los Estatutos y guías organizativas de la LCI, que especifican que la “colaboración política con individuos que no son militantes de la LCI debe ser formalmente autorizada por la organización partidista que tenga jurisdicción” (Spartacist [Edición en español] No. 29, agosto de 1998). Nuestro pequeño grupo polaco, que había sido una sección simpatizante de la LCI, dejó de existir.

La carta de expulsión enviada por el Secretariado Internacional (S.I.) de la LCI, señala que este rechazo del centralismo democrático leninista fue la expresión culminante de la oposición de estos ahora excamaradas a nuestro programa trotskista:

“Por mucho tiempo han habido diferencias políticas entre los camaradas del SGP y la dirección internacional: ustedes se han inclinado continuamente hacia la estalinofobia, no han defendido nuestro programa sobre la cuestión de la mujer y la cuestión judía y, más en general, se han adaptado a las presiones del anticomunista nacionalismo polaco. Durante los últimos años, la dirección internacional ha librado diligentemente una lucha para ganarlos a la perspectiva de la LCI, pero los actos recientes por parte de ustedes en violación del centralismo democrático ponen sus acciones políticas a la altura de su conciencia política”.

Posteriormente, la moción del S.I. que expulsaba a los miembros del SGP fue endosada unánimemente por el Comité Ejecutivo Internacional (CEI).

Originado en 1990 como una fusión del Movimiento de Izquierda Joven con la LCI, el SGP se fundó sobre una oposición firme a la reacción católica y nacionalista polaca encabezada por la contrarrevolucionaria Solidarność. En 2001 el CEI disolvió al SGP, el cual se refundó como sección simpatizante en la V Conferencia Internacional de la LCI de 2007. El SGP refundado se mostró esencialmente incapaz de expresar por sí mismo la política y la propaganda trotskista. Por eso nunca dejó de ser una sección simpatizante, cuyas publicaciones debían ser aprobadas por el S.I. La LCI esperaba que la educación y la discusión internas convirtieran el acuerdo político profesado en una comprensión y un acuerdo reales. Pero las diferencias del SGP se agudizaron cualitativamente en los últimos años bajo la presión social de la reacción política intensificada en la Polonia gobernada por el partido abiertamente chovinista y clerical Ley y Justicia (PiS), que llegó al gobierno en 2015.

El documento aprobado por nuestra VII Conferencia Internacional en 2017, “La batalla contra la hidra chovinista”, describe las continuas luchas que se libraron con el SGP contra su adaptación al nacionalismo polaco. En él se enumeran varias manifestaciones de este atraso, incluyendo la negativa inicial a expulsar a un individuo que, al renunciar a la organización, declaró ser un racista antiinmigrante y antimusulmán; la Internacional tuvo que insistir para que fuera expulsado. También refiere la lucha contra un miembro que no veía nada malo en llevar un parche con la bandera polaca en la camisa.

El documento de la conferencia citaba una moción aprobada en una reunión del SGP celebrada en 2015, a la que asistieron miembros del CEI, en la que se condenaba la trayectoria de adaptación del SGP al anticomunismo:

“Como se ha reflejado en varios incidentes recientes, ha habido una alarmante degeneración política del SGP en dirección del nacionalismo polaco estalinófobo. Esto se expresó en el reciente borrador del artículo ‘La huella del estalinismo en Polonia’, cuyas líneas sobre la masacre de Katyń de 1940 y la Insurrección de Varsovia de 1944 se contraponían a las posiciones manifiestas de la LCI”.

Los miembros del SGP estaban haciendo eco a la propaganda anticomunista de los nacionalistas polacos contra el Ejército Rojo soviético que liberó a Polonia de los nazis y sus colaboradores. Fue en la secuela de la victoria del Ejército Rojo que el capitalismo fue derrocado y se creó un estado obrero burocráticamente deformado en Polonia.

Los miembros del SGP también habían argüido repetidamente por excluir expresiones como “clase capitalista”, “gran líder bolchevique, Lenin”, “estado obrero deformado/degenerado” y “sanguinario imperialismo estadounidense” de las traducciones de artículos de la LCI a su periódico, Platforma Spartakusowców. Se volvieron abiertamente hostiles cuando camaradas de la LCI les reclamaron el que quisieran excluir términos marxistas y complacer sensibilidades anticomunistas. También se mostraron hostiles cuando se les criticó su actitud despectiva hacia las manifestaciones del Lunes Negro de octubre de 2016 por el derecho al aborto, una cuestión explosiva en la Polonia católica.

Durante la discusión internacional preconferencia de 2017, uno de los miembros ahora expulsados, Wartecki, dijo que el hebreo era “el idioma más estúpido que ha habido nunca”. Cuando se le confrontó por hacer eco de los infames prejuicios antijudíos de la sociedad capitalista polaca, él trató de encubrir la cuestión afirmando que había sido un malentendido. Sin embargo, ambos miembros del SGP procedieron a lanzar una andanada de calumnias, acusando perversamente a la LCI de prejuicios antipolacos ¡por señalar lo extendido del veneno antijudío en Polonia!

El documento de nuestra conferencia internacional concluía respecto al SGP: “Esta conducta y la política que la acompaña son ajenas a la LCI. La continuidad de la existencia del SGP como sección de la LCI está en duda”. El delegado del SGP a la conferencia, Jedniak, votó a favor del documento. Pero este acuerdo formal no resultó en un cambio sustancial, un patrón ya demasiado familiar para los camaradas que habían estado luchando con la sección polaca.

A principios de 2018, el gobierno del PiS promulgó una ley que prohibía cualquier referencia a la complicidad polaca en el Holocausto. Era absolutamente necesario que el grupo de la LCI en Polonia —un país que estuvo en el corazón del Holocausto— emitiera una declaración que condenara esa ley antijudía y dijera la verdad sobre la complicidad de los gobernantes polacos en las masacres de judíos y otros durante la ocupación nazi. Varios meses y tres borradores después, el SGP seguía reduciendo la oposición a la ley a la defensa del “debate histórico”, planteando la complicidad de Polonia en los términos no clasistas de la culpa colectiva y minimizando el papel de los nacionalistas polacos y el antijudío y anticomunista Ejército del Interior burgués al ayudar al exterminio nazi de los judíos.

Los trotskistas dignos de ese nombre vitorean orgullosamente al Ejército Rojo soviético por haber liberado a Europa Central y Oriental de la peste fascista. Pero los borradores del SGP esencialmente enterraban el papel del Ejército Rojo y omitían nuestro programa trotskista de defensa militar incondicional del estado obrero degenerado soviético y los estados obreros deformados —¡incluyendo la República Popular de Polonia!— que entonces existían frente al ataque imperialista y la contrarrevolución interna. El crimen histórico del estalinismo polaco fue, con el paso del tiempo, haber arrojado al históricamente socialista proletariado polaco a los brazos de la reacción católica. Los trotskistas llamamos por la revolución política para derrocar a la parasitaria burocracia estalinista. Era sintomático de la estalinofobia del SGP que uno de sus borradores planteara esta consigna como un preludio a la implicación falsa de que los estalinistas polacos fueron responsables de los pogromos antijudíos en el periodo que siguió inmediatamente a la Segunda Guerra Mundial, pogromos que en realidad fueron obra de las anticomunistas fuerzas nacionalistas polacas.

Tuvimos que recurrir a camaradas fuera de Polonia para que finalmente redactaran el artículo (“Polonia: Gobernantes capitalistas glorifican a pogromistas antijudíos”, WV No. 1145, 30 de noviembre de 2018). Ahí escribimos: “La Liga Comunista Internacional está comprometida con forjar un partido revolucionario internacionalista del proletariado polaco. Como una de las labores necesarias de esa lucha, el SGP busca imprimir en la conciencia de la clase obrera el historial de complicidad de la burguesía polaca en el exterminio nazi de los judíos”. Esta última oración fue la que el SGP objetó más vehementemente, después de que el artículo, con su aprobación, se había publicado.

Dentro de la LCI tuvimos una oposición estalinófoba cada vez más endurecida que se inclinaba ante el nacionalismo polaco y conciliaba con sus corolarios: los prejuicios anticomunistas, antijudíos, antimujer y antiinmigrantes. Estábamos dispuestos a seguir librando esta lucha contra su política. Pero los exmiembros hicieron imposible continuar la lucha dentro de la LCI al hablar de cuestiones políticas internas fuera de la LCI, y luego al defender esta acción.

Tenemos una internacional centralista democrática. Uno de los propósitos del centralismo democrático es proteger al partido en su conjunto de la influencia de elementos exteriores con conciencia más baja. El centralismo democrático internacional también les permite a los camaradas ajenos a una sección, que no sufren las mismas presiones sociales, contrarrestar el parroquialismo de las secciones nacionales y corregir las adaptaciones políticas. Rechazamos una internacional federada, en la que a cada sección se le permita capitular a las presiones de su propia sociedad. Hemos perdido una pequeña ventana a un importante país de la Europa Central, lo cual es desafortunado. Pero es mejor que conciliar con el programa y la práctica antileninistas de quienes constituían nuestra antigua sección polaca.

—31 de marzo de 2019

 

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