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Espartaco No. 37 |
Febrero de 2013 |
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Día Internacional de la Mujer, conmemoración proletaria
(Mujer y Revolución)
En conmemoración del Día Internacional de la Mujer, publicamos a continuación un artículo sobre los orígenes de este día de lucha proletaria. El artículo apareció originalmente en inglés en Women and
Revolution No. 8 (primavera de 1975) y posteriormente fue publicado en español en Spartacist (Edición en español) No. 16 (marzo de 1985). La siguiente traducción incluye algunas correcciones
mínimas.
Women and Revolution (W&R) comenzó en 1971 como la publicación de círculos femeniles, que incluían hombres, iniciados por la Spartacist League para intervenir con un programa marxista revolucionario en el movimiento radical femenil de la Nueva Izquierda. En 1973, W&R se convirtió en el periódico de la Comisión para el Trabajo entre las Mujeres del Comité Central de la Spartacist League, en el entendimiento de que la lucha por la liberación de la mujer era el trabajo de la vanguardia revolucionaria en su conjunto. Basados particularmente en nuestra valoración del trabajo de la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky, sostenemos la necesidad de forjar grupos femeniles del partido de vanguardia, con el fin de extender su influencia entre capas más amplias de mujeres de la clase obrera y de sectores minoritarios, y así acercarlas al movimiento revolucionario.
En Spartacist, órgano de la Liga Comunista Internacional, así como en las prensas seccionales de la LCI, aparecen páginas de Mujer y Revolución. El contenido de estas páginas refleja el entendimiento marxista y materialista de que la opresión de la mujer está arraigada en la división de la sociedad en clases. Buscamos analizar y escribir acerca de diferentes cuestiones sociales, desde la sexualidad humana y la cultura, hasta la degradación aguda de la mujer en países de desarrollo capitalista atrasado, en los cuales la lucha por los derechos de las mujeres es una fuerza motriz de la lucha revolucionaria.
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Los feministas burgueses pueden celebrarlo, pero el 8 de marzo —Día Internacional de la Mujer— es una conmemoración obrera. Se originó en 1908, en el Lower East Side de Manhattan, Nueva York, en una marcha de obreras textiles bajo las consignas: “por la jornada de ocho horas”, “alto al trabajo infantil”, e “igualdad de voto para la mujer”, y fue oficialmente adoptado por la Segunda Internacional en 1911.
El Día Internacional de la Mujer fue celebrado por primera vez en Rusia en 1913, cuando fue ampliamente promovido desde las páginas del periódico bolchevique Pravda y mediante discursos en numerosos círculos y sociedades controlados por organizaciones bolcheviques, que presentaban el análisis
marxista de la opresión de la mujer y el programa para su emancipación.
Al año siguiente, los bolcheviques no sólo promovieron el Día Internacional de la Mujer en las páginas de Pravda (publicada en ese entonces bajo el nombre Put’ Pravdy), sino que prepararon la publicación de una revista especial sobre las cuestiones de la liberación de la mujer en Rusia y el mundo. Se llamaba Rabotnitsa (Obrera) y su primer número estaba programado para el Día Internacional de la Mujer de 1914 (“How the Bolsheviks Organized Working Women: History of the Journal Rabotnitsa” [Cómo organizaban los bolcheviques a las obreras: Historia del periódico Rabotnitsa], Women and Revolution No. 4, otoño de 1973).
Los preparativos para la celebración fueron llevados a cabo en condiciones peligrosísimas. Poco antes del esperado día, todo el consejo de redacción de Rabotnitsa —con una excepción—, así como otros bolcheviques que habían agitado por el Día Internacional de la Mujer en las fábricas de San Petersburgo, fueron arrestados por la policía zarista. Sin embargo, a pesar de los arrestos, los bolcheviques continuaron los preparativos. Anna Elizarova —hermana de Lenin y la única miembro del consejo editorial que evitó ser arrestada— publicó, por sí sola, el primer número de Rabotnitsa el 8 de marzo (o, según el antiguo calendario ruso, el 23 de febrero) como estaba programado. Clara Zetkin, dirigente del Partido Socialdemócrata Alemán y del movimiento internacional de obreras, escribió:
“Saludos por su valerosa decisión de organizar la celebración del Día de la Mujer, felicitaciones por no perder el ánimo y no querer quedarse sentadas con los brazos cruzados. Estamos con Uds. en corazón y en espíritu. Ustedes y su movimiento serán recordados en numerosas reuniones organizadas por el Día de la Mujer en Alemania, Austria, Hungría y América”.
—citado en A. Artiukhina, “Proidennyi Put’ ”, Zhenshchina v revoliutsii
Pero la celebración más importante en la historia del Día Internacional de la Mujer ocurrió en Petrogrado, el 8 de marzo de 1917, cuando obreras textiles de esa ciudad iniciaron una huelga de más de 90 mil obreros. Esta huelga marcó el fin de los 300 años de vida de la dinastía Romanov y el comienzo de la Revolución Rusa. Una semana más tarde, un editorial de Pravda comentaba:
“El primer día de la revolución: ése es el Día de la Mujer, el día de la Internacional de las Obreras. ¡Viva la Internacional! Las mujeres fueron las primeras en marchar por las calles de Petrogrado en su día”.
Con la degeneración en la situación de la mujer soviética bajo Stalin y sus sucesores, como parte de la degeneración de todo el estado obrero soviético, el Día Internacional de la Mujer fue transformado. De día de solidaridad proletaria internacional, se convirtió en una celebración ritual de glorificación del papel tradicional de la mujer en la familia, similar al Día de la Madre.
Pero el Día Internacional de la Mujer no es ni una celebración de la maternidad ni de la hermandad feminista burguesa; omitir este hecho es desconocer las características más importantes de su historia y su objetivo, el cual fue fortalecer las filas del proletariado revolucionario. A diferencia de los mencheviques de principios del siglo que buscaban conciliar a los feministas de sus días limitando la celebración del Día Internacional de la Mujer sólo a las mujeres, los bolcheviques insistían que fuera una conmemoración para la mujer y el hombre trabajadores juntos, en lucha. Como escribió Nadezhda Krúpskaya en el artículo de portada del primer número de Rabotnitsa:
“Lo que une a la obrera y al obrero es más fuerte que lo que los divide. Los une su falta de derechos, sus necesidades comunes, su situación común, que es en lucha, y su meta común... La solidaridad entre obreros y obreras, la actividad conjunta, una meta conjunta, un camino conjunto hacia esa meta: tal es la solución de la cuestión ‘de la mujer’ para los obreros”.
Hoy el programa bolchevique para la emancipación total de la mujer lo levanta y defiende la Spartacist League. Publicamos con orgullo la verdadera historia del Día Internacional de la Mujer, parte de nuestro legado histórico revolucionario, y lo celebramos presentando en charlas públicas en todo el país el análisis marxista de la opresión de la mujer y el programa y estrategia para aplastarla.
Conforme profundizamos nuestra influencia en la clase obrera, esperamos celebrar un Día Internacional de la Mujer en el futuro no sólo mediante la difusión de propaganda sino también iniciando todo el espectro de actividades tradicionalmente asociadas con esta conmemoración proletaria: huelgas generales, insurrecciones, ¡revoluciones!
¡Por una sección femenil de una IV Internacional renacida!
¡Por la liberación de la mujer mediante la revolución proletaria internacional!
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