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Espartaco No. 37

Febrero de 2013

¡Por el comunismo de Lenin, Liebknecht y Luxemburg!

(Joven Espartaco)

En la Juventud Espartaquista estudiamos la historia del comunismo como parte de la formación de nuestros cuadros en la lucha por la revolución socialista. Siguiendo la tradición de los primeros años de la Internacional Comunista, en enero conmemoramos a las “Tres Ls”: el líder bolchevique V.I. Lenin, quien murió el 21 de enero de 1924, y los marxistas revolucionarios Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, quienes fueron asesinados el 15 de enero de 1919 por los Freikorps, unidades paramilitares fascistoides, como parte de la supresión por el gobierno socialdemócrata alemán del alzamiento espartaquista.

Esta conmemoración es aún más significativa para nosotros dado que el nombre de nuestra organización fue retomado de la Spartakusbund (Liga Espartaco), grupo de la izquierda revolucionaria —antecesora del Partido Comunista Alemán (KPD)— dirigida por Luxemburg y Liebknecht.

La lucha decidida de Lenin por forjar un partido revolucionario de vanguardia fue clave para la victoria de la Revolución Rusa de octubre de 1917. En contraste, el KPD fue fundado a finales de 1918 y principios de 1919 —dos semanas antes de que sus cuadros principales fueran asesinados— con escasas raíces dentro del proletariado. El asesinato de Luxemburg y Liebknecht privó al joven e inexperto Partido Comunista de su dirección revolucionaria acreditada, lo cual favoreció el naufragio de la revolución alemana de 1918-19 y debilitó al partido cuando encaró revueltas posteriores, como la abortada Revolución Alemana de 1923.

Publicamos a continuación una traducción del artículo del 13 de enero de 1945 de The Militant, periódico del entonces trotskista Socialist Workers Party (SWP, Partido Obrero Socialista), sección estadounidense de la IV Internacional, titulado “Liebknecht and Luxemburg - Heroic Martyrs In The Worker’s Struggle For Socialism” (Liebknecht y Luxemburg: Mártires heroicos en la lucha obrera por el socialismo). La mención del entierro de la III Internacional al final del artículo se refiere a su disolución formal por Stalin en 1943; se había convertido desde mucho antes en una agencia para la promoción de la traición de colaboración de clases de la burocracia estalinista.

***

El 15 de enero de 1919 —hace 25 años— le robaron al proletariado alemán dos de sus más grandes luchadores revolucionarios: Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg. Fueron asesinados en las calles de Berlín por junkers mercenarios de la socialdemocracia. Pero ni las ideas ni la tradición de heroísmo personal legadas por estos marxistas de la Primera Guerra Mundial pudieron ser destruidas. Sus nombres serán inscritos con letras ardientes cuando la poderosa clase obrera alemana se levante de nuevo contra sus opresores y encuentre el camino a la paz y seguridad bajo la bandera roja del socialismo internacional.

Oponentes intransigentes de la guerra capitalista, ambos, Liebknecht y Luxemburg, lucharon contra la persecución y el encarcelamiento para llevar a los obreros de Alemania a la lucha por la liberación socialista. Hijo del fundador de la socialdemocracia alemana, Karl Liebknecht comprobó su gran valor en 1906 por primera vez cuando dio una serie de conferencias a una organización de la Juventud Socialista en contra del militarismo capitalista. Fue condenado a 18 meses en prisión por su posterior publicación.

Liebknecht era miembro del Reichstag cuando estalló la Primera Guerra Mundial. El Partido Socialdemócrata, al que él pertenecía, de manera oportunista se declaró en apoyo a la guerra. Pero Liebknecht se adhirió a los principios del marxismo. En la sesión del 2 de diciembre de 1914 rompió con la disciplina del grupo socialdemócrata en el Reichstag y votó en contra de los créditos de guerra, tomando así su lugar con los líderes del socialismo internacional. Con Rosa Luxemburg, Clara Zetkin y Franz Mehring fundó “Die Internationale”, el primer órgano ilegal de los revolucionarios alemanes.

En la magnífica manifestación del Primero de Mayo que organizó en Berlín en 1916, Liebknecht denunció a los imperialistas y llamó a la clase obrera alemana a intensificar su lucha en contra de su enemigo principal —la clase capitalista— en casa. Fue arrestado, juzgado en secreto y condenado a cuatro años y medio de prisión.

“Rosa Roja”

Rosa Luxemburg, oradora apasionada, talentosa escritora, teórica y activista, superó su fragilidad física para convertirse en una de las más eminentes revolucionarias. Nacida en la Polonia zarista, refugiada política desde los 18 años de edad, dedicó todos sus tremendos talentos a la causa del socialismo. Obtuvo la ciudadanía alemana y luchó contra las crecientes tendencias reformistas y la revisión del marxismo impulsada por los bernsteinianos en la socialdemocracia alemana. Entendiendo los problemas y la estrategia del movimiento obrero, vio en la Revolución Rusa de 1905 la vitalidad y fuerza de las masas. Hizo frente al estallido de la guerra en 1914 llamando a los obreros alemanes a negarse a disparar a sus hermanos franceses. Como Liebknecht, fue arrestada.

Incansable y sin temor, Rosa fue capaz incluso en la cárcel de sacar de manera clandestina artículos para el “Die Internationale”. También escribió el famoso folleto “Junius”, circulado por toda Alemania, explicando que la victoria de cualquiera de los dos lados —alemanes o aliados— necesariamente llevaría a otra masacre mundial, instando a las masas a acabar con el flagelo de la guerra arrebatando el poder a los plutócratas y organizando una república obrera.

En prisión Rosa recibió la gran noticia de la Revolución Rusa. Ardió en indignación por la Paz de Brest-Litovsk impuesta por Alemania a los bolcheviques. Acusó a los “socialistas” proguerra por la responsabilidad en este crimen debida a su sumisión degradante a los junkers. La Revolución Rusa la inspiró profundamente. Los enemigos de la Revolución de Octubre han tratado de interpretar sus críticas a los bolcheviques como oposición a la Revolución Rusa. Esto es falso. Luxemburg era como una de ellos que criticaba algunas de sus tácticas.

En 1918 llegó la revuelta de los marineros de Kiel y los soldados de Berlín. Uno de los primeros actos de los obreros y soldados revolucionarios fue echar abajo las puertas de la prisión para liberar a Liebknecht y Luxemburg. Los traidores socialdemócratas se esforzaron por convencer al káiser de permanecer. Fracasando en salvar a la monarquía, odiando y temiendo al bolchevismo sobre cualquier cosa, agotaron todos sus esfuerzos para establecer una república burguesa y evitar la toma del poder por parte de los obreros. La socialdemocracia le tenía miedo a la Liga Espartaco en particular, organizada por Liebknecht y Luxemburg en 1918, la cual apareció como partido independiente con la consigna de “Todo el poder a los consejos obreros”.

Organizarse por el poder

Conscientes de sus tareas y la presión del tiempo, Liebknecht y Luxemburg empezaron a organizar el Partido Comunista Alemán a toda prisa. Rosa editaba “Rote Fahne” (Bandera Roja) y escribió el programa del partido en total acuerdo al de Lenin y Trotsky. Pero los sucesos transcurrieron demasiado rápido. Los obreros avanzados empujaban hacia delante. El Partido Comunista Alemán, recién surgido del grupo espartaquista, era todavía demasiado débil para tomar el poder.

La dirigencia de la socialdemocracia, sosteniendo las riendas del gobierno, hizo todo lo que pudo para aplastar la revolución en su infancia. Se circularon volantes exigiendo la muerte de Liebknecht y Luxemburg. Grandes recompensas fueron ofrecidas por su captura. Fueron arrestados y asesinados el 15 de enero de 1919.

En su llamado por la formación de la Tercera Internacional para llevar a cabo las tareas socialistas traicionadas por la socialdemocracia (23 de abril de 1917), Lenin alabó al puñado de internacionalistas que sostuvieron la bandera del marxismo durante la tormenta de la Primera Guerra Mundial.

“El más destacado representante de esta tendencia en Alemania”, Lenin escribió, “es el ‘Grupo Espartaco’ o ‘Grupo Internacional’, al que pertenece Karl Liebknecht, el representante más famoso de esta tendencia y de la nueva y verdadera Internacional proletaria... Sólo Liebknecht representa el socialismo, la causa del proletariado, la revolución proletaria. Todo el resto de la socialdemocracia alemana es, según las atinadas palabras de Rosa Luxemburgo (miembro también del ‘Grupo Espartaco’ y uno de sus dirigentes), un cadáver pestilente”. Luego del martirio de Liebknecht y Luxemburg, Lenin los aclamó como “los mejores representantes de la III Internacional”.

El año pasado la Tercera Internacional, que también había degenerado en un “cadáver pestilente”, fue formalmente enterrada por su ejecutor, el contrarrevolucionario Stalin. Hoy sólo la Cuarta Internacional, fundada por Trotsky, prosigue la lucha por el socialismo internacional en el espíritu revolucionario de Lenin, Liebknecht y Luxemburg.

 

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