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Espartaco No. 41 |
Junio de 2014 |
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A la cola de autoproclamados policías El GI: Por un vigilantismo independiente Hace un año publicamos un análisis de las “autodefensas”, centrado en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria (CRAC-PC) de Guerrero (“Las ‘policías comunitarias’ y la ‘guerra contra el narco’”, Espartaco No. 38, Junio de 2014), en el que denunciamos el entusiasmo de los reformistas por estas “formas populares de organización de la seguridad”. En dicho artículo enfatizamos nuestra posición por la despenalización de las drogas y por el derecho a la genuina autodefensa armada, contraponiendo tajantemente nuestra perspectiva a la de las “autodefensas” que hacen suya la “guerra contra el narco” mediante el vigilantismo (es decir, la movilización de bandas civiles para “combatir al crimen”). Escribimos entonces:
“Mientras no sea derrocado el capitalismo, todo grupo avocado al ‘combate al crimen’ actuará como auxiliar del estado capitalista y tendrá, a fin de cuentas, un contenido fundamentalmente reaccionario”.
Nuestra posición inequívoca ha ocasionado —aunque con un año de retraso— la indignación del Grupo Internacionalista (GI; ver Revolución Permanente No. 4, mayo de 2014). Con un doble discurso centrista que raya en la esquizofrenia, el GI primero denuncia correctamente a las “autodefensas” michoacanas como “patronales” que “se asocian con los fascistoides cristeros” y sostiene que “las policías comunitarias guerrerenses funcionan como organismos del estado capitalista”, ¡para después salir en defensa de los autoproclamados policías contra los “altaneros pequeñoburgueses” del GEM!
El GI descarta nuestra caracterización de las actividades de estos grupos como vigilantismo, que según ellos es “una mala traducción del inglés”. Con esta pedantería pueril, el GI trata de oscurecer el propósito reaccionario de estas organizaciones para presentarlas, después de toda su palabrería supuestamente izquierdista, como ejemplos de genuina “autodefensa colectiva”. No hace falta abundar en las grotescas bandas michoacanas para dejar en claro su naturaleza. En cuanto a la CRAC-PC, si bien está formada por campesinos indígenas y se ha movilizado en ocasiones en defensa de sus tierras, en su núcleo es una organización parapoliciaca que patrulla constantemente en busca de presuntos “criminales” (incluidos consumidores de droga y prostitutas), que cuenta con prisiones y un sistema de “justicia” basado en la noción inherentemente antimujer de los “usos y costumbres”.
He aquí un ejemplo reciente de la naturaleza de este grupo, según el recuento de una defensora de la CRAC. En Junio de 2014, la CRAC-PC se movilizó en busca de un par de muchachas que habían salido de su casa sin permiso (¡un claro ejemplo de “autodefensa colectiva”!). Cuando fueron encontradas, sus madres solicitaron, según la CRAC, que se les “reeducara” porque “las jóvenes ya habían rebasado la autoridad de sus madres, llegaban a sus casas bien borrachas, bien drogadas y hacía [sic] muchas cosas que ciudadanos de esas características [mujeres jóvenes] no deberían andar haciendo” (Los Ángeles Press en línea, 14 de noviembre, citando a un “comandante” de la CRAC). Una de ellas, Betzabé Baltazar, junto a una tercera muchacha, Sofía Navarrete (ambas menores de edad), fueron denunciadas por “posesión de droga” y...¡“prostitución”! (Ibíd.). De modo que la CRAC las encerró y las condenó a “reeducación”
—generalmente impartida por los “señores principales” locales— y a “trabajo social” (trabajos forzados). A finales de Junio de 2014 la CRAC se jactaba de tener 77 detenidos (El Sur, 29 de Junio de 2014) incluyendo a “narcomenudistas” y a varias supuestas “prostitutas”.
El GI guarda absoluto silencio sobre todo esto para pintar a la CRAC como una organización campesina izquierdista:
“Pero las comunidades campesinas e indígenas asediadas
por pequeños ejércitos de narcotraficantes, por terratenientes ávidos de sus tierras ancestrales para despojárselas, por mineras que quieren explotar sus riquezas y contaminar su medio ambiente, y por las fuerzas militares y policíacas, ¿qué deberían hacer? El GEM no tiene respuesta. De hecho, ignora por completo la problemática”.
La respuesta del GI es la CRAC. No hace falta ser marxista para tomar lado con los campesinos pobres, estén o no en la CRAC, cuando defienden sus tierras contra el estado y los latifundistas. Los verdaderos comunistas, más aún, estamos por la revolución agraria y la alianza revolucionaria del campesinado y el proletariado, dirigida por un partido leninista-trotskista, en la lucha por la revolución socialista. Las “policías comunitarias”, debería estar de más tener que aclarar, no tienen nada que ver con esta perspectiva.
La única reserva que el GI tiene hacia la CRAC es su relación con el estado, como si el vigilantismo “independiente” fuera menos reaccionario. Y el GI va incluso más lejos:
“El Grupo Internacionalista condena el que las autodefensas de Michoacán y las policías comunitarias de Guerrero se entrelacen con el estado burgués, no la resistencia contra ataques perpetrados por fuerzas enemigas de los intereses de los trabajadores e indígenas”.
De modo que, según el GI, incluso los matones cristeros comandados por el “Papá Pitufo” y cía. pueden desempeñar un papel en el interés de los explotados y oprimidos siempre y cuando sean “independientes” del estado. Como afirmamos en nuestro artículo anterior:
“En un momento de auge revolucionario —una situación de poder dual— milicias obreras y de campesinos pobres étnicamente integradas, con autoridad reconocida entre las masas de los barrios y los pueblos indígenas, ciertamente lidiarían de manera firme y justa con la violencia lumpen. Mientras tanto, los esquemas de ‘seguridad ciudadana’ bajo el capitalismo son un embuste liberal que sólo sirve para alejar a las masas obreras y oprimidas de la perspectiva de tomar su destino en sus propias manos mediante la revolución proletaria”.
Pero esto es tabú para el GI, que trata de vender la quimera reaccionaria de policías comunitarias “independientes” del estado.
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