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Espartaco No. 40 |
Febrero de 2014 |
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Una clarificación
Sobre los sindicatos y el partido revolucionario
En el artículo “¡Defender la industria energética nacionalizada!” (Espartaco No. 39, septiembre de 2013), escribimos:
“Para luchar por la independencia de clase del movimiento obrero y conseguir la genuina democracia sindical, se requiere forjar una dirección revolucionaria. Los espartaquistas luchamos por construir un partido obrero leninista-trotskista para remplazar a las burocracias procapitalistas”.
Ésta es una formulación incorrecta que puede dar pie a posiciones falsas sobre la relación entre el papel del partido y el de los sindicatos, como la noción de construir “sindicatos rojos” minoritarios dirigidos por comunistas mediante la escisión de las organizaciones de lucha económica de la clase obrera o el entendimiento de que el trabajo sindical de un partido revolucionario se enfoca en ganar puestos en el aparato sindical como medida principal (o única) de su “influencia”.
Los sindicatos son las organizaciones elementales de defensa de la clase obrera, en tanto que el partido revolucionario es la organización de combate cuya finalidad es la toma del poder político por parte del proletariado. Así, en tanto que los comunistas estamos por la unidad de la clase obrera en los sindicatos independientemente de la perspectiva política de los obreros que los forman —cuanto más amplias son las masas que aglutinan los sindicatos, éstos cumplen mejor su misión—, un partido proletario revolucionario requiere homogeneidad ideológica y unidad de acción y de organización.
Un partido obrero leninista interviene en las luchas sindicales para introducir en el proletariado la conciencia revolucionaria: el entendimiento de la clase obrera como una clase distinta —la única revolucionaria— e internacional con el interés objetivo de derrocar el capitalismo y dirigir una obra de emancipación universal mediante la revolución proletaria y la reorganización de la sociedad bajo un orden socialista mundial. |