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Espartaco No. 29 |
Primavera de 2008 |
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¡Defender la Revolución Cubana!
El siguiente artículo ha sido traducido de Workers Vanguard No. 909 (29 de febrero de 2008), periódico de nuestros camaradas de la Spartacist League/U.S.
El anuncio de Fidel Castro el 19 de febrero de que renunciaba al Consejo de Estado de Cuba y del puesto de comandante en jefe de las fuerzas armadas fue recibido con un coro de pronunciamientos santurrones por parte de los políticos burgueses estadounidenses. El presidente Bush tomó tiempo de su gira por África para ofrecer “ayuda” a los cubanos para que “se den cuenta de las bendiciones de la libertad”. Las masas de Irak y Afganistán, devastadas por años de guerra y ocupación imperialistas, conocen las realidades de las “bendiciones de la libertad” del imperialismo estadounidense. El precandidato republicano puntero, John McCain, le deseó la muerte a Castro, declarando: “espero que pronto tenga la oportunidad de reunirse con Karl Marx”. Los precandidatos demócratas punteros, Hillary Clinton y Barack Obama, parlotearon respecto a ayudar a que Cuba avance hacia la “democracia” deplorando hipócritamente la represión del régimen de Castro contra los disidentes proimperialistas. Mientras tanto, es Estados Unidos quien retiene a centenares de prisioneros sin derechos en las cámaras de tortura de la Bahía de Guantánamo, una importante base militar estadounidense en un trozo robado de territorio cubano. ¡Libertad a los detenidos! ¡EE.UU. fuera de Guantánamo!
Es el deber del proletariado internacional, y especialmente de la clase obrera estadounidense, asumir la defensa militar incondicional del estado obrero deformado cubano frente al imperialismo y la contrarrevolución capitalista. Cuando las fuerzas guerrilleras pequeñoburguesas de Castro entraron en La Habana en enero de 1959, se despedazaron el ejército burgués y el resto del aparato estatal capitalista que había apuntalado a la dictadura de Batista apoyada por Estados Unidos. Desde que el gobierno de Fidel Castro, que enfrentaba la implacable hostilidad de Estados Unidos, expropió a la clase capitalista de Cuba en 1960-61 y estableció un estado obrero deformado, la clase dominante estadounidense ha buscado sin descanso restablecer el dominio burgués en la isla: desde la invasión de Playa Girón (Bahía de Cochinos) en 1961 llevada a cabo por el demócrata John F. Kennedy, hasta los cientos de atentados para asesinar a Castro; desde el apoyo a los terroristas gusanos contrarrevolucionarios de Miami, hasta el actual bloqueo económico.
A mediados de la década de 1990, Bill Clinton intensificó el bloqueo en dos ocasiones, en un intento de exprimir a Cuba hasta someterla, mientras que en 2003 el gobierno de Bush estableció la Comisión de Ayuda para una Cuba Libre para coordinar los esfuerzos estadounidenses de restaurar el capitalismo en la isla. Al mismo tiempo, hay elementos dentro de la burguesía estadounidense, representados por gente como Obama, que quieren moderar el bloqueo económico, que ya ha durado 48 años, para aumentar la penetración económica del imperialismo estadounidense y fortalecer las fuerzas de la contrarrevolución dentro de Cuba. Todos los sectores de la burguesía estadounidense están comprometidos con reconquistar a Cuba para la explotación capitalista ilimitada.
Exigimos terminar con el bloqueo contra Cuba. Al mismo tiempo, advertimos que los llamados por “elecciones libres” no son sino palabras clave para la contrarrevolución “democrática”, para el ascenso “electoral” al poder de las fuerzas capitalistas-restauracionistas financiadas por el imperialismo estadounidense que quieren destruir el estado obrero y desatar la represión masiva, si no es que un baño de sangre contra los obreros y los comunistas.
La expropiación de las propiedades de los imperialistas estadounidenses y la burguesía cubana ha permitido enormes conquistas para las masas trabajadoras cubanas, en particular las mujeres y los negros. Con la ayuda soviética, se construyó una economía centralizada y planificada que garantizó empleos, vivienda, alimentación y educación. Pese a los efectos debilitantes del bloqueo estadounidense, el sistema de salud cubano es por mucho el mejor entre los países tercermundistas. Los médicos cubanos le han brindado asistencia médica a muchos países pobres. Tras el huracán Katrina, los médicos cubanos empacaron sus maletas para viajar a Estados Unidos a ayudar a las víctimas, pero se les negó la entrada.
Después de la destrucción contrarrevolucionaria en 1991-92 del estado obrero degenerado soviético, el cual había apoyado a Cuba con alrededor de cuatro mil millones de dólares anuales en ayuda y suministraba un escudo militar crucial contra EE.UU., la economía cubana se contrajo masivamente. En respuesta, el gobierno cubano abrió sectores de su economía a la penetración económica imperialista de Europa Occidental y Canadá, lo cual ha aumentado la desigualdad. Sin embargo, en años recientes, el gobierno ha buscado reducir su dependencia de la inversión imperialista poniendo en marcha nuevos tratados comerciales con el régimen capitalista de Hugo Chávez en Venezuela y con el estado obrero deformado chino. Actualmente tiene lugar un difundido debate sobre si una Cuba pos-Fidel iniciaría una “apertura” económica siguiendo el modelo chino. Independientemente de las políticas económicas estalinistas que lleve a cabo Raúl Castro, quien ha tomado posesión como presidente de Cuba tras haber tenido ese puesto de forma provisional desde que Fidel Castro tuvo cirugía en julio de 2006, nosotros subrayamos nuestra defensa militar incondicional de Cuba, así como de los otros estados obreros deformados restantes: China, Corea del Norte y Vietnam.
Al mismo tiempo, nos oponemos políticamente a los falsos gobernantes burócratas, estalinistas —una capa parasitaria que descansa sobre las formas de propiedad proletarias— cuyo dogma nacionalista del “socialismo en un solo país” constituye un obstáculo en la defensa de los estados obreros. En vez de luchar por ganar a las masas trabajadoras de Latinoamérica y Estados Unidos a la lucha por la revolución socialista internacional, la burocracia estalinista castrista fomenta ilusiones en los regímenes burgueses “progresistas”, desde Salvador Allende en Chile a principios de la década de 1970 hasta Chávez hoy. De manera escandalosa, el 20 de febrero llegó a La Habana el secretario de estado del Vaticano para develar un monumento al difunto papa Juan Pablo II en el décimo aniversario de su visita a Cuba: ¡un monumento al papa de la contrarrevolución que trabajó incansablemente por restaurar el capitalismo en los estados obreros deformados de Europa Oriental, y especialmente en su natal Polonia!
Los trotskistas estamos por una revolución política proletaria que derroque a la burocracia estalinista de La Habana y establezca un régimen de democracia obrera, basado en el poder de los consejos obreros y en el internacionalismo revolucionario. La lucha por defender y extender la Revolución Cubana ha sido un sello distintivo de nuestra tendencia desde sus orígenes en la Revolutionary Tendency [Tendencia Revolucionaria] (RT) del Socialist Workers Party [Partido Obrero Socialista] (SWP) a principios de la década de 1960. En contra de la mayoría del SWP, que equiparaba al régimen de Castro con el gobierno bolchevique revolucionario de Lenin y Trotsky, la RT describía a Cuba como un estado obrero deformado. Como explicamos en 1973, en el prefacio de “Cuba y la teoría marxista” (Cuadernos Marxistas No. 2, 1974), la RT:
“luchó por mantener tres principales puntos programáticos en su orientación hacia la revolución cubana y su defensa: insistir en la Revolución Permanente, i.e. el punto de vista de que ninguna tarea esencial de la revolución puede ser llevada a cabo sin llegar a la victoria y consolidación de un estado obrero; y, correspondientemente, insistir en la lucha por la hegemonía de la clase obrera en la revolución; junto con la necesidad de un partido trotskista consciente como la vanguardia proletaria que debe dirigir esa lucha.”
En contraste con nuestra lucha por la revolución política obrera y la revolución socialista internacional, diversos intelectuales izquierdistas, incluyendo a la prominente escritora cubana y seguidora de Castro, Celia Hart, impulsan ilusiones de que el apoyo al régimen burgués de Chávez representa la posibilidad de extender la Revolución Cubana. Hablando sobre el llamado de Chávez por el “socialismo”, Hart afirma: “Es pues ver cómo las tesis de la Revolución Permanente de aquel ruso [Trotsky] en 1905 se manifiesta [sic] un siglo después”. En realidad, Chávez es un gobernante populista burgués, tan oponente de clase de la victoria de los obreros y los oprimidos como cualquier político neoliberal. Ha procedido a reforzar el control del estado capitalista sobre el movimiento obrero y, como admite la propia Hart, no se dispone a favorecer la expropiación de la burguesía venezolana.
El principal aliado de las masas cubanas en su lucha contra el imperialismo y la contrarrevolución es el proletariado internacional, y no en menor medida la clase obrera multirracial de Estados Unidos. La Spartacist League/U.S., sección de la Liga Comunista Internacional, lucha por forjar un partido obrero revolucionario que lleve al proletariado estadounidense el entendimiento de que la defensa de la Revolución Cubana es parte integral de su lucha contra sus propios explotadores, los gobernantes estadounidenses. Junto con los camaradas del Grupo Espartaquista de México y la Trotskyist League/Ligue trotskyste de Canadá, luchamos por la revolución socialista del Yukón a Yucatán y en toda América. ¡Abajo el imperialismo estadounidense! ¡Defender a Cuba! |
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