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Espartaco No. 50 |
Octubre de 2018 |
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Grecia
¡Victoria a los obreros portuarios de COSCO!
El siguiente artículo fue escrito por nuestros camaradas del Grupo Trotskista de Grecia y publicado en Workers Vanguard No. 1137, 27 de julio.
ATENAS, 23 de julio—A finales de mayo y principios de junio, cientos de obreros empleados por el gigante naviero COSCO, de propiedad estatal china, llevaron a cabo una significativa acción sindical en el puerto de El Pireo contra las horrendas condiciones que imperan en las terminales de contenedores. El 30 de mayo, los obreros de toda Grecia dejaron de trabajar realizando un paro nacional de un día contra la más reciente serie de medidas de austeridad que la Unión Europea (UE) exigió y el gobierno de Syriza-ANEL impuso. Entre ellos estuvieron los obreros portuarios de COSCO, dirigidos por su sindicato ENEDEP, quienes desafiaron las amenazas de la gerencia de hacerlos arrestar si se unían a la huelga. Se mantuvieron en huelga por dos días adicionales exigiendo empleos estables de tiempo completo, aumento en las dotaciones, negociación colectiva y medidas de salud y seguridad, así como un aumento a sus abismalmente bajos salarios. Las altamente peligrosas condiciones de trabajo en el puerto han provocado muchas lesiones y el año pasado cobraron la vida de un trabajador.
Miles de obreros se sumaron a un mitin del paro fuera de COSCO, incluyendo a los trabajadores portuarios de otro sindicato que pararon por dos días. Estos obreros, organizados por el Sindicato de Trabajadores Portuarios Puerto de El Pireo, han visto sus propios salarios desplomarse y también luchan por el derecho a la negociación colectiva. El mitin contó con el apoyo de sindicatos de marineros y del Centro Obrero de El Pireo, que está dominado por PAME, un órgano sindical asociado al Partido Comunista (KKE). Los piquetes conjuntos lograron detener completamente a COSCO por primera vez desde que empezó a operar en El Pireo hace casi nueve años, repeliendo los esfuerzos de la gerencia por romper la huelga con esquiroles (incluyendo a fascistas de Amanecer Dorado) y mediante los tribunales.
El 1° de junio, una asamblea sindical general masiva decidió levantar la huelga, pero cinco días después los obreros de
COSCO volvieron a parar. Hasta ahora, los obreros han obtenido una concesión: que su empleo se incluya en la categoría estatal de “ocupaciones pesadas e insalubres”, que les da derecho a ciertas prestaciones de pensiones. El sindicato anunció que llevaría a cabo nuevos paros si COSCO no aceptaba negociar. Pero las huelgas se detuvieron cuando el 11 de julio el sindicato anunció que había llegado a un “acuerdo verbal” que, según afirma, concede la exigencia obrera de empleos estables y aumento en las dotaciones.
La lucha de los obreros de COSCO ha resonado a lo largo del sector marítimo que es clave en Grecia. De tener éxito, esta lucha daría un importante impulso a la clase obrera griega, a la que una década de feroz austeridad capitalista ha logrado doblar, pero no romper. También podría inspirar a los obreros de otras partes de Europa que enfrentan ataques a sus propios empleos y estándares de vida. ¡Victoria a los obreros de COSCO!
Comentando sobre la huelga, el partido gobernante Syriza atribuyó los problemas que enfrentan los obreros portuarios al hecho de que COSCO opera “exclusivamente mediante subcontratistas y así maximiza sus ganancias mientras evade sus responsabilidades como el verdadero empleador” (kathimerini.gr, 2 de junio). Esto es pura hipocresía viniendo de Syriza, que, pese a hacerse llamar “radical de izquierda”, es un partido burgués. En 2015, Syriza desacató el abrumador voto por el “no” en el referéndum sobre la austeridad de la UE. Hoy, continúa blandiendo el cuchillo en nombre de los banqueros de Frankfurt y los magnates navieros griegos.
Es verdad que los obreros portuarios de COSCO son contratados mayormente por medio de agencias con contratos “flexibles” y salarios de hambre que no garantizan empleo estable ni derechos laborales básicos. Los obreros se quejan de la falta de una capacitación adecuada y del clima de intimidación que impera en el puerto, con tipos estilo “cadeneros de discoteca” empleados para imponer la disciplina. Es esencial que los sindicatos luchen por expulsar a los subcontratistas parasitarios y por la contratación inmediata de todos los obreros a tiempo completo y de manera permanente, con salarios y condiciones decentes. ¡Por control sindical del empleo! ¡Por control sindical de condiciones seguras de trabajo!
Las terribles condiciones que enfrentan los obreros portuarios de COSCO y otros obreros de Grecia son resultado directo de las medidas de austeridad, incluyendo la privatización de los puertos y demás infraestructura, dictadas por la UE y el FMI a cambio del “rescate” de Grecia. De hecho, el rescate fue para los bancos alemanes y franceses a los que pertenece la deuda, la cual obligan a pagar al pueblo trabajador. La pauperización y la degradación de los obreros griegos son una versión extrema de lo que les está pasando a los obreros en toda Europa, acorde con la búsqueda de los patrones de la UE de aumentar la explotación de sus esclavos asalariados. Un artículo del periódico estadounidense Nation (1° de junio), titulado “Cómo el puerto más activo de Grecia revela los peligros de la privatización”, cita a un obrero portuario diciendo: “Sabemos que en Grecia está teniendo lugar un experimento neoliberal particularmente duro, pero es apenas el comienzo. Hoy es Grecia, mañana será Europa. Todo el sistema laboral tiende a esquemas de trabajo más flexibles”.
La UE es el vehículo a través del cual las potencias capitalistas de Europa —lideradas por el imperialismo alemán— buscan exprimir los salarios y las condiciones de los obreros, incluidos los de las economías más fuertes, como la de la propia Alemania. Los obreros marítimos de Europa han tenido que enfrentar ataques tales como los “Paquetes Portuarios” rompesindicatos de la UE. En enero de 2006, a una sólida huelga contra el Paquete Portuario 2 que cerró el puerto alemán de Hamburgo, le siguieron huelgas en el resto de Europa. El año pasado, los obreros portuarios de España se fueron a huelga contra la imposición de las regulaciones de “libre empresa” de la UE, es decir, libre de sindicatos. El consorcio de la UE ha devastado a los países más débiles, como Grecia, España y Portugal, sirviendo al mismo tiempo como bloque comercial contra los imperialistas rivales de Estados Unidos y Japón. ¡Grecia fuera de la UE y del euro! ¡Por unos estados unidos socialistas de Europa!
China no es capitalista
COSCO —siglas en inglés de la Compañía Naviera Oceánica de China— ha operado los muelles II y III de El Pireo desde octubre de 2009. En 2016, como parte de la apresurada venta de bienes estatales para pagar la terrible deuda, el gobierno de Syriza vendió a COSCO el 67 por ciento de las acciones del puerto de El Pireo. Con toda razón, los obreros del puerto se opusieron a la privatización, pues entendieron que ésta vendría acompañada de ataques a sus salarios, condiciones laborales y derechos sindicales.
En su justa lucha, los obreros portuarios de El Pireo enfrentan a COSCO, una empresa de propiedad estatal china. COSCO no es un empleador capitalista, sino parte de la economía colectivizada de la República Popular China, un estado obrero deformado donde el poder político está en manos de la burocracia privilegiada del Partido Comunista Chino (PCCh). Las operaciones económicas del régimen del PCCh en el exterior con frecuencia implican ataques a los salarios y las condiciones de trabajo. Estos ataques contra los obreros no son inevitables, como en el caso de las empresas capitalistas, sino que forman parte de una política que refleja los intereses conservadores y estrechamente nacionales de la burocracia. En El Pireo, esta política significa colaborar con los amos de la UE para desangrar a los obreros.
El indignante trato que COSCO ha dado a la mano de obra de El Pireo incluye turnos de doce horas por una miseria, muchas veces sin derecho a un descanso de 30 minutos. Mientras tanto, a otros no se les da suficiente trabajo. El director del puerto, Fu Chengqiu o “Capitán Fu”, ejemplifica el asqueroso paternalismo del régimen del PCCh. En un artículo publicado en Spiegel en línea (4 de septiembre de 2015), Fu descartó a los sindicatos como “superfluos” y criticó a los líderes sindicales por prometer “más dinero por menos trabajo”. “Si quieren más paga —continuó— primero deben trabajar más duro. No echarse en la playa a beber cerveza. ¡Aprendan de los alemanes! Trabajen duro, nunca sean flojos y siempre trabajen con seriedad. Trabajo duro: vida feliz”. Esta hostilidad antiobrera acompaña al programa estalinista del “socialismo en un solo país” (o “socialismo con características chinas”), que es contrario al internacionalismo proletario y desprestigia al verdadero socialismo. También puede darle municiones a los anticomunistas que buscan canalizar el enojo frente a esos abusos hacia el apoyo a la campaña imperialista por una contrarrevolución capitalista en China.
Los trotskistas apoyamos la lucha de los obreros por derechos sindicales y por prestaciones y salarios decentes en COSCO. Al mismo tiempo, combatimos los esfuerzos de quienes minan la defensa del estado obrero deformado chino contra el imperialismo. Como muchos en el movimiento obrero, el KKE, un partido reformista estalinista, argumenta que China “es una parte integral del sistema imperialista internacional” (Communist Review No. 6, 2010). El KKE afirma que “China, particularmente a partir de la década de los ochenta, ha estado ligada al mercado capitalista internacional. La dirigencia china no sólo no niega este hecho, sino que se alaba por ello”. El que China participe en el mercado mundial no la hace capitalista ni imperialista.
La Revolución China de 1949 derrocó el dominio de los capitalistas y terratenientes y arrancó al país de las garras de los imperialistas que lo tenían en su poder. El Ejército de Liberación Popular de Mao Zedong, basado en el campesinado, aplastó al estado burgués y lo remplazó con un estado obrero que expropió a los explotadores. La subsiguiente creación de una economía basada principalmente en formas colectivizadas de propiedad sentó las bases para un aumento en el desarrollo industrial y tremendas conquistas para las masas obreras y campesinas.
El que se estableciera un estado obrero en China fue una conquista histórica de la clase obrera internacionalmente. Sin embargo, a diferencia del estado surgido de la Revolución de Octubre en Rusia en 1917, dirigida por los bolcheviques de V.I. Lenin y León Trotsky, el estado obrero chino estuvo deformado desde el principio por el dominio de una burocracia nacionalista fundamentalmente similar a la que llegó al poder en la Unión Soviética en una contrarrevolución política dirigida por Stalin que comenzó en 1923-1924.
Dos años después de la muerte de Mao en 1976, el PCCh, bajo la dirección de Deng Xiaoping, inició un programa de “reformas de mercado”, aflojando el control estatal sobre la producción y el comercio, y abriendo el país a un cierto grado de inversión capitalista de las corporaciones occidentales y japonesas, así como de la burguesía china en el extranjero. También en la China continental se ha desarrollado una clase capitalista, aunque está excluida del poder político. Es común que los ideólogos burgueses —y la mayor parte de la izquierda— afirmen que el capitalismo se ha restaurado en China o que se está restaurando de forma irreversible. Sin embargo, la contrarrevolución capitalista necesitaría triunfar al nivel político, aplastando al estado obrero e instalando un régimen anticomunista respaldado por el imperialismo. Esto sería un desastre para el proletariado.
Pese a las “reformas de mercado”, los elementos centrales de la economía china siguen colectivizados. Las empresas estatales dominan los sectores industriales estratégicos, la nacionalización de la tierra ha impedido que surja una clase de capitalistas agrarios a gran escala, y los bancos estatales controlan el financiamiento. La explosiva tasa de crecimiento que China ha experimentado en las últimas dos décadas ha superado tanto a los países imperialistas como a los países capitalistas neocoloniales “emergentes”, como la India.
Apoyamos el derecho de China a comerciar para obtener lo necesario para desarrollar al estado obrero. Las inversiones de China en el extranjero no están impulsadas por el móvil de la ganancia, como es inherente en las empresas capitalistas, sino por la necesidad de adquirir materias primas y tecnología avanzada para sus industrias colectivizadas domésticas y para facilitar su comercio internacional, incluyendo el desarrollo de vías férreas, carreteras y puertos. Al mismo tiempo, reconocemos que sus inversiones en el exterior no están determinadas por el internacionalismo revolucionario, sino por las políticas del PCCh, enraizadas en los dogmas estalinistas del “socialismo en un solo país” y la “coexistencia pacífica con el imperialismo”.
Los imperialistas que “perdieron China” en 1949 están decididos a recuperarla para la explotación capitalista ilimitada. Como organización trotskista, la Liga Comunista Internacional está por la defensa militar incondicional de China contra el imperialismo y contra cualquier intento de contrarrevolución interna. Defender y extender las conquistas de la Revolución China exige una revolución política proletaria que derroque a la burocracia del PCCh y la remplace con un régimen de democracia obrera comprometido con la lucha por el socialismo mundial.
Si un gobierno de consejos obreros y campesinos heredara las empresas estatales chinas en el extranjero, respetaría los derechos sindicales y elevaría los pagos y prestaciones por encima del nivel local. Semejante régimen también expropiaría a los elementos burgueses que han surgido en China así como a los magnates de Hong Kong. Sobre todo, seguiría el ejemplo del joven estado obrero soviético en su promoción de la revolución obrera en todo el mundo.
¡Por una dirección clasista!
Si bien los trabajadores griegos han mostrado determinación para luchar contra los ataques de los patrones, la actual dirigencia de los sindicatos está atada al sistema capitalista y a la colaboración de clases. Se necesita una nueva dirección, una que entienda que los obreros no tienen intereses en común con los patrones y que actúe en consecuencia. Una dirección así lucharía por lo que la clase obrera necesita, no por lo que los patrones dicen que pueden permitirse. Esto necesariamente incluye oponerse a la UE y su herramienta monetaria, el euro, y forjar solidaridad de clase con los obreros más allá de las fronteras.
Es necesario empuñar las armas de la lucha de clases, como huelgas defendidas por piquetes masivos. Los fascistas de Amanecer Dorado han crecido amenazadoramente en medio de la desesperación producida por el capitalismo. Ellos representan un peligro mortal para los inmigrantes y otras minorías, para la izquierda y para el movimiento obrero. La actual dirección sindical ha ignorado en gran medida el peligro fascista, pero los piquetes masivos de COSCO, que mantuvieron fuera a los esquiroles y fascistas, mostraron el potencial de la acción obrera para aplastar a Amanecer Dorado.
El sufrimiento de los trabajadores griegos muestra el brutal funcionamiento del sistema capitalista, en el que la producción no se organiza para satisfacer las necesidades vitales de las masas —vivienda, pensiones, atención médica, empleos decentes, etc.— sino para producir ganancias para un pequeño número de explotadores capitalistas súper ricos. Las necesidades básicas de la población sólo pueden satisfacerse si la clase obrera toma en sus propias manos la riqueza productiva de la sociedad. La clase obrera y sus aliados entre los oprimidos necesitan luchar por un gobierno que actúe en sus intereses y esté subordinado a ellos. Un gobierno así no puede lograrse en el marco parlamentario, sino sólo mediante una revolución proletaria que barra con el estado capitalista. El Grupo Trotskista de Grecia, sección de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista) se dedica a forjar el partido obrero revolucionario que pueda dirigir a los obreros en esa tarea.
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