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Espartaco No. 48 |
Diciembre de 2017 |
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¡Independencia para Catalunya! ¡Abajo la UE!
España estrangula a Catalunya
¡Por repúblicas obreras!
El siguiente artículo fue publicado originalmente en inglés en Workers Vanguard No. 1121, 3 de noviembre. Conforme cerraba esa edición del periódico de nuestros camaradas de la Spartacist League/U.S., Oriol Junqueras y otros siete consellers de la Generalitat de Catalunya fueron encerrados en prisión, donde continúan hasta la fecha. Carles Puigdemont y otros cuatro consellers se encuentran en Bélgica, amenazados con la extradición.
30 DE OCTUBRE—Hace tres días, el parlamento de Catalunya votó por la separaración de España y por establecer una república catalana independiente. Minutos después, el senado español, dominado por los chovinistas castellanos del derechista Partido Popular (PP) y el socialdemócrata Partido Socialista Obrero Español (PSOE), votó por disolver el parlamento catalán y destituir al gobierno local.
Madrid está asumiendo oficialmente el control de Catalunya, incluyendo sus finanzas, su fuerza policiaca y las principales estaciones de radio y televisión, bajo el artículo 155 de la constitución española, que permite a los gobernantes de la prisión española de pueblos oprimidos privar a las comunidades autónomas de sus facultades. También ordenó nuevas elecciones regionales para el 21 de diciembre. Los diputados independentistas catalanes, incluyendo al presidente Carles Puigdemont (del Partit Demòcrata Europeu Català, PDeCAT) y su vicepresidente Oriol Junqueras (de Esquerra Republicana, ERC) están bajo amenaza de ir a prisión por “rebelión”, por lo que podrían pasar hasta 30 años en la cárcel. Dos prominentes líderes de grupos independentistas, Jordi Sànchez, de la Asamblea Nacional Catalana, y Jordi Cuixart, del Òmnium Cultural, fueron encarcelados el 16 de octubre y enfrentan juicio por sedición.
El estado español desató una ola de represión a finales de septiembre en un intento por suprimir el referéndum por la independencia catalana del 1° de octubre. Más de dos millones de personas emitieron votos, desafiando valerosamente la violencia de miles de efectivos de la Guardia Civil y la Policía Nacional enviados por Madrid. Noventa por ciento votaron a favor de la
independencia. Desde entonces, Catalunya y su mayor ciudad, Barcelona, se han visto sacudidas por enormes protestas exigiendo el fin de la represión y la libertad de los líderes independentistas presos. También han tenido lugar varias protestas chovinistas, dirigidas por el neofranquista PP, el derechista Ciutadans y el socialdemócrata Partit dels Socialistes de
Catalunya (PSC), en defensa de la unidad de la monárquica España capitalista dirigida por Castilla. Está en el interés de toda la clase obrera de España y Francia defender al pueblo oprimido catalán, cuya nación se extiende a ambos lados de la frontera franco-española. ¡Policía Nacional y Guardia Civil fuera de Catalunya! ¡Libertad a Cuixart, Sànchez y todos los activistas independentistas! ¡Abajo la monarquía! ¡Defender la independencia catalana!
Como Catalunya, la nación oprimida vasca de Euskal Herria (el País Vasco) se extiende de España a Francia. Por décadas, los vascos han sufrido la represión asesina a manos tanto del gobierno español como del francés. Como revolucionarios proletarios internacionalistas, luchamos por la independencia del País Vasco y Catalunya, al norte y al sur (es decir, contra los gobernantes capitalistas tanto de España como de Francia). Queremos construir partidos leninistas-trotskistas que apoyen las justas luchas de las naciones oprimidas, las cuales pueden ser una palanca para impulsar la lucha revolucionaria del proletariado contra los gobernantes capitalistas. Nuestro programa es la revolución proletaria, la toma del poder por la clase obrera. ¡Por repúblicas obreras en Catalunya y el País Vasco como partes de unos estados unidos socialistas de Europa voluntarios!
Para los obreros y los pobres catalanes, la lucha por la liberación nacional es una parte integral de la lucha contra su explotación. Los obreros portuarios de Barcelona y Tarragona demostraron el poder potencial de la clase obrera, de manera modesta pero significativa, al negarse a dar servicio a los buques que alojaban a la Policía Nacional y la Guardia Civil durante el referéndum. Pero los obreros catalanes no se han movilizado como fuerza independiente debido a sus traicioneros dirigentes reformistas que, en su conjunto, se niegan a luchar por la independencia de Catalunya. Por ello, los obreros catalanes están disueltos en el movimiento de masas, y los militantes obreros independentistas no tienen a dónde voltear en la búsqueda de su liberación excepto hacia los nacionalistas burgueses. Es necesario forjar una dirección revolucionaria proletaria que enarbole la lucha por la liberación nacional.
¡Ninguna ilusión en la burguesía catalana!
Ante el temor de que una Catalunya independiente sea expulsada de la Unión Europea (UE), un buen número de empresas catalanas, incluyendo dos grandes bancos, el CaixaBank y el Banco Sabadell, se apresuraron a aceptar las ofertas de Madrid y optaron por registrar sus sedes fuera de Catalunya. La burguesía catalana (representada de manera prominente por el PDeCAT y sus predecesores, así como por ERC) a veces ha usado el separatismo como moneda de cambio en sus tratos con Madrid. Pero las humillaciones chovinistas y vengativas del gobierno central, así como la presión de las masas catalanas, han empujado a los representantes políticos de un sector de la burguesía catalana al desafío abierto. Puigdemont pospuso la declaración de independencia tras el referéndum del 1° de octubre, e incluso ofreció llevar a cabo elecciones regionales anticipadas, si el primer ministro del PP Mariano Rajoy le garantizaba que Catalunya conservaría su estatuto autónomo. Pero el chovinista castellano Rajoy y su séquito no iban a aceptar nada menos que la capitulación total. Así, el gobierno catalán declaró la independencia.
Madrid ha dejado claro que está dispuesto a todo con tal de mantener la integridad territorial de España, mientras que Catalunya carece de cualquier cosa parecida a un estado —en especial, fuerzas armadas— capaz de resistir al estado español. La clase obrera catalana, mientras tanto, no ha dado señal alguna de movimiento independiente significativo. Bajo estas circunstancias, no hay esperanza de realizar la independencia catalana por ahora. Pero Catalunya sigue en efervescencia. Con la perspectiva inmediata de más represión y humillaciones por parte de los amos castellanos, combinada con la impotencia de la burguesía catalana, es probable que estallen nuevas luchas: las masas catalanas necesitan aliados urgentemente.
Esos aliados pueden encontrarse en primer lugar en el proletariado de España y Francia. Tanto la burguesía española como la francesa oprimen a los catalanes y a los vascos y explotan a la clase obrera en su conjunto. El desmembramiento del reaccionario estado español abriría el camino a los obreros para luchar contra los gobernantes capitalistas de Madrid. Debe librarse una lucha implacable contra el chovinismo promovido por los socialdemócratas y los lugartenientes obreros del capital en las burocracias sindicales, para ganar a los trabajadores de la región a la lucha por la autodeterminación de la naciones oprimidas.
La lucha del pueblo catalán ha resonado al otro lado de la frontera entre los catalanes y los vascos que viven en Francia. En Euskal Herria han tenido lugar protestas en defensa de la independencia catalana, tanto al norte como al sur de la frontera. En un acto de solidaridad por parte de los catalanes en Francia, las papeletas para el referéndum del 1° de octubre se imprimieron en Catalunya Nord y se trasportaron al otro lado de la frontera.
Pese a los constantes llamados del gobierno catalán, los gobernantes de la reaccionaria UE imperialista han respaldado cabalmente la represión de Madrid, precisamente porque saben que el desmembramiento de España apunta al desmembramiento de la UE. El presidente de la comisión europea, Jean-Claude Juncker, advirtió que “necesitamos evitar escisiones, porque ya tenemos bastantes escisiones y fracturas” y que la UE no puede abarcar “95 estados diferentes”. El 22 de octubre, el presidente del parlamento europeo Antonio Tajani dejó claro respecto a Catalunya que “nadie va a reconocer su independencia dentro de la Unión”. La UE es un instrumento de las potencias imperialistas de Europa, especialmente Alemania, para aumentar la explotación de los trabajadores en toda Europa y empobrecer aún más a los países más débiles como Grecia y Portugal.
¡Por la independencia política proletaria!
La represión del gobierno de Rajoy, apoyada por sus perros falderos del PSOE, evoca recuerdos de la dictadura del generalísimo Francisco Franco y su salvaje represión de los derechos nacionales de los vascos, los catalanes y los gallegos. El vocero del PP Pablo Casado no dudó en invocar esta sangrienta historia cuando le advirtió a Puigdemont que no declarara la independencia “porque a lo mejor el que lo declare acaba como el que lo declaró hace 83 años”. Ésta fue una referencia a Lluís Companys, el presidente nacionalista burgués de la Generalitat catalana, que fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento franquista tras la derrota de la Revolución Española (ver “Trotskismo vs. frentepopulismo en la Guerra Civil Española”, Spartacist [Edición en español] No. 36, noviembre de 2009).
La realidad es que la represión que tiene lugar ahora concuerda totalmente con el marco legal de la democracia burguesa española. La opresión de las naciones vasca, catalana y gallega se consagró en la constitución postfranquista de 1978, que mantiene que España no puede dividirse. Los dos partidos históricos de la clase obrera española, el PSOE y el Partido Comunista de España (PCE), apoyaron la formación de un estado monárquico basado en el rechazo al derecho a la autodeterminación de las naciones oprimidas y votaron por la constitución de 1978.
El PSOE en el gobierno sirvió lealmente al rey y fomentó el chovinismo castellano por décadas, estableciendo los infames escuadrones de la muerte para asesinar independentistas vascos en los años ochenta. Por su parte, el PCE también ha mantenido su asquerosa oposición a la independencia de los oprimidos. Los pérfidos líderes chovinistas de las federaciones sindicales CCOO y UGT comparten la responsabilidad por el hecho de que los obreros de Catalunya y de España no han saltado a la palestra como fuerza organizada en defensa de la independencia para Catalunya y el País Vasco.
La contraparte catalana del PSOE, el PSC, se unió a los franquistas y fascistas en las manifestaciones reaccionarias de Barcelona del 8 y el 29 de octubre, bajo consignas como “Cataluña es España”. Envalentonados por la ofensiva de Rajoy, el 27 de octubre los fascistas atacaron la sede de Catalunya Ràdio, así como un centro cultural catalán y una escuela en Barcelona. Los fascistas son una amenaza mortal para todos los obreros, inmigrantes y minorías oprimidas, y la clase obrera debe movilizarse para detenerlos.
Con el PSOE fuertemente desprestigiado entre los trabajadores por haber administrado sin piedad la austeridad dictada por la UE, el partido burgués Podemos —que surgió del movimiento pequeñoburgués de los indignados de 2011— ha asumido la labor de renovar la democracia burguesa española. Podemos ha movilizado protestas contra la represión que Rajoy ha desatado en Catalunya. Pero también se opone firmemente a la independencia catalana y simplemente da al chovinismo castellano un “rostro humano”: una carta a sus militantes fechada el 23 de octubre denuncia la supuesta “ilegitimidad” de toda declaración de independencia catalana. Podemos le aconseja a la burguesía española la manera en que puede “asegurar que Catalunya siga formando parte de España” con la zanahoria de una mayor democracia y no con el garrote de la represión. Podemos procedió a desautorizar a la dirección de su organización catalana (Podem) por no ser suficientemente dura contra la independencia.
Un partido nacionalista burgués catalán con más apariencia de izquierda es la Candidatura d’Unitat Popular (CUP). Aunque la CUP dice ser socialista, de hecho es un partido basado en la pequeña burguesía. Durante más de un año apoyó al gobierno capitalista regional. El año pasado, el afiliado al Socialist Workers Party británico en Catalunya, En Lluita, se liquidó completamente en la CUP. Estos oportunistas no tuvieron problema en construir simultáneamente a la CUP independentista en Catalunya y al Podemos antiindependencia en otras partes de España, es decir, capitulando a uno u otro nacionalismo burgués.
Al seudotrotskista Grupo Internacionalista (GI) no lo afligen semejantes confusiones, pues capitula enteramente al chovinismo castellano. En su artículo “Defendamos el derecho a la autodeterminación y a la independencia de Catalunya” (septiembre de 2017) hace todo menos que defender la independencia de Catalunya. El GI denigra la justa lucha del pueblo catalán por la liberación escribiendo despectivamente: “Es un movimiento nacionalista dirigido por la burguesía más rica de España” y “el impulso por la independencia proviene sobre todo de poderosos sectores de la pudiente burguesía catalana”. Uno pensaría que el GI tomó una página del periódico franquista ABC, según el cual: “la revuelta de los catalanistas contra el Estado es una performance de los ricos, por los ricos y para los ricos” (4 de junio).
Estos profesores pequeñoburgueses instaron desde Estados Unidos a los catalanes a que se abrieran paso para llegar a las urnas el 1° de octubre —desafiando los toletes, las balas de goma y el gas lacrimógeno de la policía— ¡para “depositar un voto en blanco”! Chorreando desprecio por los catalanes oprimidos, el GI despotrica: “no es como un movimiento de liberación nacional en un país semicolonial”. La contraposición que hace el GI entre la lucha por la liberación nacional en los países avanzados y en los atrasados revela su perspectiva fundamentalmente nacionalista tercermundista. Además, el GI argumenta que la separación de Catalunya respecto a España “podría minar seriamente el potencial de lucha unida de la clase obrera en toda la península” (“Desafío masivo a la represión policíaca en Catalunya”, 4 de octubre).
Es la opresión nacional de los catalanes, vascos y gallegos por parte de Madrid lo que mina la unidad de las clases obreras en el artificial estado español. Esta unidad sólo podrá lograrse enarbolando audazmente la liberación de las naciones oprimidas, lo opuesto a lo que hace el GI mediante su chovinismo con verborrea izquierdista, que culpa a los oprimidos catalanes de dividir a la clase obrera, y no a la burguesía castellana y sus lacayos reformistas.
El dirigente bolchevique V.I. Lenin enfatizó que lograr la unidad proletaria requiere romper las cadenas que unen a una nación oprimida con su opresor. Para ello usó el ejemplo de Noruega, que se había independizado de Suecia tras un referéndum en 1905:
“La estrecha alianza de los obreros noruegos y suecos, su plena y fraternal solidaridad de clase, ganaban al reconocer los obreros suecos el derecho de los noruegos a la separación. Porque los obreros noruegos se convencían de que los obreros suecos no estaban inficcionados de nacionalismo sueco, de que colocaban la fraternidad con los proletarios noruegos por encima de los privilegios de la burguesía y de la aristocracia suecas. La ruptura de los vínculos impuestos a Noruega por los monarcas europeos y los aristócratas suecos, fortaleció los vínculos entre los obreros suecos y noruegos”.
—“El derecho de las naciones a la autodeterminación” (1914)
Como explicamos en el número actual de nuestra revista teórica internacional, Spartacist (Edición en español No. 40, septiembre de 2017) la defensa intransigente por parte de Lenin del derecho a la autodeterminación y su implacable oposición al chovinismo gran ruso fueron cruciales para forjar el Partido Bolchevique. Fue el programa revolucionario e internacionalista de Lenin lo que permitió a los bolcheviques dirigir a la clase obrera al poder hace cien años. Hoy, la LCI sostiene el leninismo sobre la cuestión nacional como parte de su lucha por nuevas revoluciones de Octubre.
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