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Abril de 2017

¡Por lucha de clases contra la prisión española de los pueblos!

¡Independencia ya! ¡Por repúblicas obreras de Cataluña y el País Vasco!

Desafiando el frío invernal de una mañana de lunes, día hábil, 40 mil manifestantes salieron a marchar en Barcelona con Artur Màs y dos coacusados en el comienzo de su juicio en febrero, en el que enfrentaron cargos por desafiar al Tribunal Constitucional (TC) español por promover la independencia de Cataluña. La marcha del 6 de febrero estuvo llena de estelades, la bandera catalana —inspirada en las banderas de Cuba y Puerto Rico—, mismas que el gobierno del primer ministro español Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular (PP), prohibió izar en los ayuntamientos de Cataluña. Incluso el año pasado, la Unión de Federaciones Europeas de Fútbol multó escandalosamente al equipo blaugrana del Barça porque los hinchas ondearon estelades en un partido del torneo de la UEFA. ¡Exigimos que Madrid no toque a Màs y los otros! ¡Ondear la estelada no es un crimen!

La intensificación de la represión anticatalana por parte del estado central español ha detonado masivas protestas en Cataluña a favor de la independencia. En 2010, millón y medio de personas se volcaron a las calles del centro de Barcelona para protestar contra la derogación de artículos clave en el estatuto de autonomía de Cataluña. El pasado septiembre, más de un millón de manifestantes independentistas volvieron a tomar las calles de la región en la Diada, el día nacional catalán. Hace ochenta años, Barcelona fue el centro de la revolución y la guerra civil españolas. Como señalamos en Spartacist No. 36 (“Trotskismo vs. frentepopulismo en la Guerra Civil Española”, noviembre de 2009): “Las Jornadas de Mayo de 1937 en Barcelona marcaron la culminación de una década de revolución y contrarrevolución en España, que comenzó con la caída de la dictadura militar de Primo de Rivera en 1930 y de la monarquía un año después, y terminó cuando el general Francisco Franco aplastó la República en 1939”. Los obreros catalanes estuvieron en la vanguardia de la lucha por la revolución socialista, pero décadas de sangrienta represión bajo Franco pusieron la cuestión nacional en primer plano en Cataluña y el País Vasco.

Hoy los catalanes y los vascos luchan por la liberación nacional frente al estado capitalista español. El PP de Mariano Rajoy ha alternado a lo largo de las décadas con los igualmente chovinistas socialdemócratas del PSOE (Partido Socialista Obrero Español) en la administración del dominio capitalista. Actualmente, el PP forma un gobierno de minoría que ha logrado mantenerse en el poder ejerciendo el viejo acuerdo, entre todos los partidos principales, de mantener por la fuerza a las naciones minoritarias catalana y vasca dentro de las fronteras de España. Ése es el contenido fundamental de la chovinista y antidemocrática constitución española de 1978, que establece a la monarquía como amo bonapartista. ¡La lucha por la liberación de las naciones oprimidas está en el interés del proletariado! ¡Cada golpe contra el chovinismo del estado burgués español beneficiaría a los obreros de todas partes!

Las naciones catalana y vasca se extienden al norte, a través de la frontera con Francia, donde el chovinista estado francés las mantiene también oprimidas por la fuerza, carentes de cualquier derecho. La fuerza motriz del movimiento por la independencia proviene del sur. Si los vascos y/o los catalanes obtuvieran la independencia de España, es muy probable que sus connacionales del lado francés los siguieran. En todo caso, defendemos el derecho a la autodeterminación de las provincias vasca y catalana norteñas.

El idioma es un elemento central de la identidad nacional de los catalanes y los vascos. Los chovinistas gobernantes castellanos han intentado una y otra vez exterminar los idiomas catalán y vasco e imponer el español, el idioma del opresor. Desde fines de los años treinta hasta fines de los años setenta, la feroz represión franquista hizo que el simple acto de hablar la lengua propia en público pudiera significar la cárcel si uno era catalán o vasco. Las monjas instruían a los niños catalanes en las escuelas a que hablaran “en cristiano”, es decir, en castellano, o castellà, como lo llaman los catalanes. El hecho de que tanto el catalán como el vasco hayan sobrevivido a siglos de dominación por Castilla prueba el deseo de estos pueblos de existir como naciones distintas, así como el éxito con que han logrado asimilar a los inmigrantes a sus sociedades.

La “Constitución del ’78” sentó las bases de un autogobierno regional limitado. Pocos años después de que Cataluña lograra arrancarle a Madrid unos pocos derechos de autonomía, el gobierno regional empezó a introducir el catalán como lengua de enseñanza en las escuelas públicas de todos los niveles. Hoy, más de diez millones de personas, incluyendo unas 38 mil en Francia, hablan catalán, lo que hace de éste un idioma con aproximadamente la misma cantidad de hablantes que el sueco o el griego.

En 2010, el TC español destripó el Estatut de autonomía catalana de 2006: dictaminó, entre otras cosas, que Cataluña es parte de la “nación española, una e indivisible” y que el catalán no podía ser el “idioma preferente” en la administración, los medios y las escuelas públicas catalanas. El pasado noviembre, el TC obtuvo nuevas facultades, como por ejemplo la de restablecer el español como lengua de enseñanza en la educación pública. Desde 2010, Madrid ha estado imponiendo más y más el uso del español en todas las áreas de la vida cotidiana. Las multas por no poner etiquetas en español a un producto en Cataluña van de los 15 mil euros a los 1.2 millones. Sólo en 2016, se instituyeron unas 64 nuevas normas exigiendo el uso del español en Cataluña, sujetando la vida cotidiana a toda una serie de instancias de represión lingüística. La cuestión del idioma también es muy importante en Francia, donde los vascos y los catalanes carecen de todo derecho nacional o lingüístico. ¡Por el derecho de todos los vascos y catalanes a estudiar en su propia lengua! ¡Ningún privilegio al castellano ni al francés!

¡Ninguna confianza en la burguesía catalana!

Rajoy y sus correligionarios del PP han recurrido cada vez más al sistema judicial dominado por Madrid en contra de todos y cada uno de los independentistes catalanes. En noviembre, el TC se concedió a sí mismo la facultad de suspender funcionarios públicos —es decir, catalanes— sin audiencia. Actualmente, más de 400 funcionarios, alcaldes y concejales catalanes enfrentan cargos ante diversos tribunales. Aunque su sentencia está suspendida hasta que se resuelva la apelación, el TC halló culpable a Artur Màs, lo multó con 36 mil 500 euros y lo vetó como funcionario público por dos años por haber “desobedecido” la prohibición del tribunal de convocar a un referéndum mientras presidía el gobierno regional de la Generalitat en 2014: ¡una consulta en que casi el 90 por ciento de los votantes aprobó la independencia de Cataluña! Madrid también acusó a Carme Forcadell, presidenta del Parlament de la Generalitat, del “crimen” de permitir que se debatiera la propuesta de un segundo referéndum sobre la independencia, propuesta aprobada por la mayoría del Parlament y por el actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. En febrero, el TC anuló la resolución del Parlament de convocar el referéndum en 2017.

Recientemente, el gobierno de Rajoy anunció que preferiría cerrar las escuelas públicas de Cataluña antes de permitir que se usaran como casillas en caso de que la Generalitat intentara celebrar el prometido referéndum. A esto siguió la ominosa amenaza de invocar la constitución española para revocar lo que queda de las facultades autónomas de la Generalitat.

Cataluña produce más del 25 por ciento de las exportaciones españolas con un PIB per cápita de 28 mil 900 euros en 2015, mientras que el País Vasco tiene el PIB per cápita más alto de España, con 30 mil 500 euros, y produce el 8.8 por ciento de las exportaciones. La clase dominante española sabe muy bien que su pequeña prisión de pueblos se reduciría casi a la nada sin sus dos regiones más lucrativas, y por lo tanto no permitirá una secesión pacífica de Cataluña y el País Vasco. Está claro que, conforme se intensifica el conflicto entre Cataluña y España, puede plantearse una intervención militar por parte del cruel amo contra la nación oprimida. Semejante enfrentamiento llevaría inmediatamente al primer plano los intereses de clase antagónicos. Sólo la clase obrera, movilizada independientemente a la cabeza de todos los pobres y oprimidos, tiene el poder social para luchar por la soberanía de las naciones minoritarias contra el puño de hierro del chovinismo de Madrid.

Pero el considerable sector de la burguesía catalana que prefiere la independencia nacional se lanzaría sin vacilar a los brazos de sus contrapartes en Madrid, temeroso del proletariado insurgente. En última instancia, los gobernantes capitalistas, tanto de la nación dominante como de las naciones oprimidas, se unirán en defensa de sus privilegios de clase contra aquellos a los que explotan para producir ganancias: los obreros de España, Cataluña y el País Vasco por igual. Sería suicida por parte del proletariado y los oprimidos catalanes depender de la burguesía catalana en la lucha por la liberación nacional.

Llamamos a todos los oponentes de la opresión nacional a defender a la independentista catalana Candidatura d’Unitat Popular (CUP) de la represión por parte del estado español. Varios de los 16 alcaldes y 372 concejales de la CUP enfrentan procesos por haber ondeado la estelada en las alcaldías y por mantener las oficinas públicas abiertas durante los días feriados oficiales españoles. Cinco miembros de la CUP han sido acusados del delito medieval de “insultar al rey” por quemar fotos del monarca español Felipe VI en la Diada del año pasado. Desde entonces, la CUP ha sufrido una campaña de criminalización por parte del PP, destinada a quitarle partidarios.

El bien conocido separatista vasco Arnaldo Otegi, liberado el año pasado tras seis años y medio de cárcel por su papel dirigente en el intento de formar el entonces ilegal partido nacionalista de izquierda Batasuna, y él mismo vetado de ser candidato a un cargo público, alguna vez fue hallado culpable de insultar al rey español. Posteriormente, su sentencia de un año fue conmutada cuando nada menos que el Tribunal de Derechos Humanos de la UE en Estrasburgo declaró delicadamente que la pena era “desproporcionada” al delito. Bajo el actual código penal español, cualquiera que “calumniare o injuriare al Rey o a la Reina o a cualquiera de sus ascendientes o descendientes” será sentenciado a una pena de prisión de seis meses a dos años. Y, ahora, cualquier supuesta “amenaza” al rey constituye terrorismo. Fue así como el rapero mallorquín Valtonyc, recientemente acusado de insultar al rey e incitar al terrorismo, fue escandalosamente encarcelado con una sentencia de tres años y medio. ¡Abajo la monarquía española y sus bonapartistas facultades de gobierno!

Las leyes contra los insultos a la monarquía sólo sirven para fortalecer el aparato represivo del estado burgués español, dirigido en primer lugar contra el proletariado. Las draconianas leyes “antiterrorismo” se han usado dura e implacablemente contra los independentistas vascos. El fundador de Herri Batasuna fue brutalmente asesinado en 1984 por un escuadrón de la muerte de los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), formados bajo la dirección del gobierno español postfranquista de Felipe González del PSOE.

La clase obrera de toda España tiene un interés vital en oponerse a la persecución de la CUP y de todos los independentistas vascos y catalanes como un acto de oposición a la opresión nacional y como parte de su lucha por defender su propio derecho a organizarse y luchar. La coalición electoral CUP —que se hace llamar “anticapitalista” sin serlo— cumple un papel clave en conservar a Puigdemont al frente de la Generalitat, pues sus diez diputados (de 135) le dan a éste la mayoría que requiere en el Parlament catalán. Pero la pequeñoburguesa CUP no obtiene recompensa alguna de la clase dominante catalana: la Generalitat aprobó la condena de los cupaires que quemaron fotos del monarca de Madrid, y declaró que en efecto es un crimen hacerlo. ¡Abajo todos los cargos contra los nacionalistas de la CUP! ¡Madrid, manos fuera de la CUP!

¡Abajo la UE, enemiga de los derechos nacionales!

Debido a la austeridad económica impuesta por la Unión Europea a cambio de los préstamos que concedió a España tras la gran recesión mundial de 2008, hoy el desempleo juvenil en Cataluña alcanza un enorme 32 por ciento, el número de los que han estado desempleados por más de dos años ha aumentado de manera alarmante desde 2008 e incluso 11 por ciento de los trabajadores catalanes con empleo viven por debajo de la línea de pobreza de España. Sin embargo, ante las amenazas de Madrid, tanto Puigdemont como Màs —quienes de hecho administraron las medidas de austeridad de la UE en Cataluña— han ido a rogarle apoyo a sus hermanos de clase, los capitalistas de la UE. Tras su condena de marzo, Màs declaró: “Apelaremos en España y luego llevaremos el caso ante los tribunales europeos, si necesitamos”. En un foro celebrado en la sede del parlamento europeo en Bruselas a mediados de enero, Puigdemont (quien gobierna en coalición con el partido nacionalista burgués Izquierda Republicana de Cataluña, ERC) solicitó a la UE que apoyara un referéndum por la independencia catalana. La sala estaba llena de...cientos de invitados catalanes, dado el desaire de los funcionarios de la UE.

La UE apoya cabalmente al estado español, pese a las falsas esperanzas de la burguesía catalana. La propia Merkel lo dejó claro en 2015, cuando declaró que su posición respecto a Cataluña era “muy similar” a la de Rajoy. La UE es una enemiga mortal de los derechos nacionales de los oprimidos. Basta preguntarle a los empobrecidos trabajadores griegos, que han visto cómo la UE estrangula la soberanía nacional de su país. Exigimos: ¡Abajo la UE y el euro! La UE es un consorcio inestable de países capitalistas destinado a aumentar las ganancias exprimiendo a los obreros de toda Europa, mientras sus miembros dominantes —Alemania y, en menor medida, Francia y Gran Bretaña— lo usan para subordinar aún más a los países europeos más débiles y dependientes. Liberarse del yugo español está en manos del proletariado multirracial y multiétnico de Cataluña contra la Unión Europea.

Los trabajadores portuarios españoles mostraron el camino con el golpe inicial que le infligieron a la UE y Rajoy en marzo. En 2014, el Tribunal de Justicia de la UE había declarado que la situación laboral de todos los puertos de España —donde los estibadores están sindicalizados, incluyendo los puertos de Cataluña y el País Vasco— violaba las reglas de la UE sobre la “libre empresa” (léase: empresas sin sindicatos). Para hacer cumplir sus dictados, la UE impuso a España multas de 23 millones de euros, y luego, en marzo, les sumó una penalización diaria adicional de 134 mil euros por desacato. El gobierno de Rajoy emitió un decreto que imponía las duras condiciones, exigidas por las reglas de la UE, a esta estratégica fuerza laboral sindicalizada, que maneja el 80 por ciento de las importaciones de España y alrededor del 65 por ciento de sus exportaciones. En respuesta, en febrero y marzo la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar (CETM) empezó a movilizarse por huelgas portuarias nacionales con bien difundidos planes de acciones solidarias por parte de otros sindicatos de estibadores del mundo. Ante las huelgas portuarias, la mayoría de los miembros del Congreso español se negó a aprobar el decreto rompesindicatos provocándole al gobierno minoritario de Rajoy una sonora derrota, ¡siendo la primera vez que un decreto gubernamental era rechazado por el Congreso desde 1979!

La batalla no ha terminado. La UE sigue acumulando multas punitivas contra España para hacer cumplir su fin de eliminar los sindicatos de los puertos y recortar los salarios. Esta lucha subraya la naturaleza de la UE como cártel imperialista que busca someter a la clase obrera europea a una explotación cada vez mayor. Hoy, los estibadores sindicalizados de varios países europeos están enfrentando intentos paralelos de confinar la descarga de los barcos a los cruelmente explotados y no sindicalizados trabajadores marítimos del Tercer Mundo. En Alemania y algunos otros países europeos cuyos puertos también violan las regulaciones de “libertad de establecimiento” de la UE, los trabajadores sindicalizados de los puertos podrían enfrentar pronto ataques de ésta contra sus sindicatos, especialmente si estas regulaciones triunfan en España.

La lucha que están librando los estibadores españoles es crucial para todo el proletariado europeo. La victoria requiere combatir a los burócratas sindicales que están capitulando a los dirigentes de la UE. Así, la federación del Consejo Internacional de Estibadores (IDC), cuya sede se encuentra en España, llama a “acatar el fallo del Tribunal de Justicia europeo”. Los otros lugartenientes del capital en el movimiento obrero que encabezan el sindicato portuario CETM, hegemónico en España, se muestran dispuestos a traicionar la existencia del sindicato a cambio de que se proteja el empleo y las pensiones de la actual fuerza de trabajo. El líder de la CETM, Antolín Goya, enfatizó que “la continuidad en el empleo de los actuales trabajadores portuarios” es una de las “cuestiones que debe regular la nueva norma”. Trabajadores portuarios de Europa: ¡es urgentemente necesario que esgriman su gran poder social contra el ataque que están sufriendo la CETM y todos los estibadores sindicalizados de España por parte de la UE y el gobierno español!

Populistas y socialchovinistas se oponen a la independencia de Cataluña

El advenedizo burgués Podemos es un partido de chovinistas castellanos disfrazados con populismo “antisistema”. Su líder, Pablo Iglesias, ha llamado por que el referéndum por la independencia de Cataluña se lleve a cabo en toda España, lo que significaría condenar a la nación catalana a seguir oprimida por Madrid. El grueso de la izquierda española, incluyendo al Partido Comunista de España (que hoy es un socio minoritario en el bloque electoral “Unidos Podemos” con Podemos), así como varias otras escisiones estalinistas y retoños del PCE, comparte esta perspectiva chovinista. (Ver: “Primero de Mayo en Barcelona. Trotskismo vs. reformismo sobre la cuestión nacional”, Espartaco No. 46, octubre de 2016.)

Y lo mismo vale para los falsos trotskistas de Izquierda Revolucionaria (IR), seguidores del fallecido seudotrotskista británico Ted Grant, quienes recientemente firmaron una declaración de unidad con el Comité por una Internacional de los Trabajadores de Peter Taaffe, al que pertenece el grupo estadounidense Socialist Alternative. Pese a sus constantes juramentos de luchar por el “derecho a la autodeterminación” de Cataluña y el País Vasco, IR en realidad se opone a la independencia de las naciones oprimidas de España. Así, en un folleto de 2014 sobre la cuestión nacional en Cataluña titulado “¡Por el derecho a la autodeterminación, por el socialismo!”, los grantistas españoles declaran: “La tarea del movimiento obrero, allí como aquí, en Euskal Herria y Catalunya, en el conjunto del Estado español y en Europa, no es construir nuevos estados y levantar nuevas fronteras sino construir el socialismo a escala mundial”. Detrás de las bellas palabras sobre el socialismo hay un programa chovinista.

Los genuinos trotskistas estamos por la independencia aquí y ahora, sin poner la revolución socialista como precondición, si bien entendemos que la lucha por la liberación nacional es una fuerza motriz de la lucha por el poder obrero. No es el caso de IR, que al llamado por la independencia de Cataluña y el País Vasco contrapone la consigna de una “República Federal Socialista...” ¡de España! ¡Vaya “autodeterminación”! ¿Y qué puede significar la palabra “socialismo” en boca de la archirreformista IR? Si bien gasta mucha tinta predicando la “independencia de clase” frente a la burguesía catalana, para ellos el populista burgués y chovinista Podemos ¡es nada menos que una palanca de la “transformación socialista”! (El Militante en línea, 3 de febrero).

El Grupo Internacionalista (GI), basado en Estados Unidos, actúa como una herramienta de la burguesía castellana. Sin siquiera pretender sostener el derecho a la autodeterminación, el GI de hecho apoya la opresión nacional de los catalanes. Argumentando por la sagrada unidad de España, escribió:

“La parte más rica de España es Cataluña, cuya burguesía quiere dejar de subsidiar a las regiones meridionales más pobres. Pero no solo eso. Además, la independencia significaría separar a uno de los sectores más combativos de la clase obrera. Pero, además, gran parte de sus obreros industriales, si no la mayoría, no hablan catalán, pues muchos vienen de Andalucía”.

—“For a Scottish Workers Republic in a Socialist Federation of the British Isles” [Por una república obrera escocesa en una federación socialista de las Islas Británicas], septiembre de 2014, internationalist.org

¡El GI concluye afirmando que sería la independencia catalana la que “discriminaría” a los españoles! La opresión de toda una nación por parte de la burguesía castellana no les preocupa a estos “Grandes de España”. Según ellos, debido a su conciencia de clase y su combatividad históricas, el proletariado catalán ha renunciado a todo derecho a liberarse jamás del yugo castellano. El GI apoya implícitamente los privilegios del castellà y de forma ignorante niega el hecho de que la mayoría de los obreros en Cataluña habla catalán, retratando de paso a los catalanes como avaros y racistas —la propaganda españolista corriente del PP—.

La independencia de Cataluña daría un gran impulso a la lucha por la independencia del País Vasco —y de sus respectivos connacionales del otro lado de la frontera francesa—. Sacudiría la monárquica España, cuya unidad el GI tanto aprecia, y golpearía al consorcio imperialista de la UE —al que por cierto el GI también aprecia mucho—.

Oponiéndose con decisión al vil chovinismo de gran potencia de estos aspirantes al trotskismo y en el centenario de la Revolución Rusa dirigida por León Trotsky y V.I. Lenin, la Liga Comunista Internacional enfatiza una vez más la perspectiva clasista que fue clave para la victoria obrera de Octubre de 1917 en la prisión rusa de los pueblos:

“La solución marxista del problema de la democracia consiste en la utilización, por el proletariado, de todas las instituciones democráticas y aspiraciones, en su lucha de clase contra la burguesía, para preparar su derrocamiento y asegurar su propia victoria...

“En nuestra guerra civil contra la burguesía, uniremos y fusionaremos a las naciones no con la fuerza del rublo, no con el poder del garrote, no con la violencia, sino con el consentimiento voluntario, y la unidad de los trabajadores contra los explotadores. Para la burguesía la proclamación de la igualdad de derechos de todas las naciones se ha convertido en un engaño; para nosotros será la verdad que facilitará y acelerará el paso de todas las naciones a nuestro campo. Sin una organización realmente democrática de las relaciones entre las naciones —y, por consiguiente, sin libertad de secesión— la guerra civil de los obreros y de los trabajadores en general de todas las naciones contra la burguesía, es imposible”.

—V.I. Lenin, “Respuesta a P. Kíevski (I. Piatakov)” (agosto-septiembre de 1916)

 

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