Workers Vanguard, volante en español
30 de octubre de 2020
¡Ningún voto por el Partido Demócrata capitalista!
¡Por un partido obrero que luche por un gobierno obrero!
La “resistencia” anti-Trump de los demócratas se ha estado esforzando al máximo por cuatro años para recuperar el puesto ejecutivo de comandante en jefe del imperialismo estadounidense. Los demócratas pintan estas elecciones como un “momento histórico decisivo”. En realidad, es una repetición del ciclo aparentemente interminable en la política estadounidense, en el cual se cambia de un gobierno capitalista a otro y viceversa mientras se mantienen, sin desafío y sin cambio, la explotación y la opresión de las masas trabajadoras. La marxista Spartacist League/U.S. se opone por principio a dar cualquier apoyo o voto a partido burgués alguno: Demócrata, Republicano o el Partido Verde. Lo que se requiere es construir un partido obrero revolucionario multirracial, independiente de los partidos capitalistas y opuesto a éstos, para dirigir a los explotados y oprimidos en la lucha por un gobierno obrero.
Muchos trabajadores y jóvenes sienten poco entusiasmo por Biden, pero están siendo engañados para apoyar a los demócratas con el argumento de que tienen que cubrirse la nariz y votar por éstos para detener a Trump. Es una mentira que poner a un demócrata en la presidencia va a mejorar las condiciones de los trabajadores, las minorías y las mujeres. La burocracia sindical pro-capitalista y los falsos socialistas, al propagar ilusiones en los demócratas como el mal menor, atan a los obreros a su enemigo de clase. Al igual que el Republicano, el Partido Demócrata representa los intereses de la clase dominante capitalista estadounidense, es decir, los dueños de los medios de producción y los bancos. El dirigente bolchevique V.I. Lenin describió de manera sucinta las elecciones burguesas como una oportunidad para que los votantes puedan “decidir una vez cada cierto número de años qué miembros de la clase dominante han de oprimir y aplastar al pueblo”. La clase obrera no tiene ningún interés en cuál representante de la clase capitalista sea presidente.
El principal mecanismo mediante el cual la burguesía estadounidense subordina políticamente a los obreros y los oprimidos es el sistema bipartidista capitalista. Éste depende en gran medida de la enorme mentira de que hay diferencias importantes y decisivas entre los demócratas y los republicanos. Que los republicanos sean más “reaccionarios” y los demócratas más “progresistas” es una ilusión albergada por muchos trabajadores y promovida por los reformistas. Ambos partidos son igualmente reaccionarios en sus posiciones y políticas fundamentales, las cuales son determinadas por las necesidades del imperialismo estadounidense y su programa de dominación mundial. Éste es el marco férreo dentro del cual ambos partidos funcionan y maniobran.
Las diferencias que existen entre los demócratas y los republicanos son secundarias y reflejan diferencias de tácticas e intereses en conflicto entre distintas secciones de la clase dominante. Cada partido tiene su propia maquinaria política para promover sus intereses especiales y usa diferentes técnicas y métodos de demagogia para mantener a diversas capas de la población bajo su control. Como notó el dirigente trotskista estadounidense James P. Cannon en 1944 sobre los capitalistas de EE.UU.: “¿Cuál es su método fundamental? Es el sistema bipartidista. ¿A qué partido apoyan? Apoyan a ambos. Y lo que es aún más importante, ambos partidos los apoyan en todas las cuestiones fundamentales”.
Los liberales y reformistas quieren que te olvides de lo que pasó la última vez que los demócratas estaban en la Casa Blanca. El gobierno de Obama/Biden, como cada gobierno previo en la Casa Blanca, libró una guerra contra los trabajadores, los negros y los inmigrantes. Masacró a miles y saqueó a las masas oprimidas del mundo, incluyendo a través de acuerdos comerciales como el TLCAN (hoy T-MEC), que desangra al pueblo mexicano.
Los demócratas les dicen a los negros que Trump es el peor racista y que deben votar por ellos para “echar al supremacista blanco” de la presidencia. Es una estafa que los demócratas son en menor grado un partido de opresión racial comparado con Trump y los republicanos. La diferencia entre los dos partidos es que mientras los republicanos declaran abiertamente que van a atacar a los sindicatos, a los negros, los derechos de las mujeres y a los inmigrantes, los demócratas mienten sobre eso, y hacen lo mismo. Como escribió una vez Malcolm X: “‘Conservadurismo’ en la política en Estados Unidos significa ‘vamos a mantener a los n---ers [brutal epíteto racista] en su lugar’. Y el ‘liberalismo’ significa ‘vamos a mantener a los knee-grows [negros de rodillas] en su lugar, pero les diremos que vamos a tratarlos un poco mejor; vamos a engañarlos más, con más promesas’”.
Los demócratas son un partido salvaje y racista del imperialismo, el cual es aún más útil para los capitalistas, particularmente en épocas de crisis, porque los obreros y los oprimidos tienen más ilusiones en ellos. Si alguien cree que poner a un demócrata en la Casa Blanca va a cambiar un carajo para los negros, basta ver todas las ciudades principales gobernadas por el Partido Demócrata. La vida es un infierno para los negros desde la ciudad de Nueva York a Chicago y a Los Ángeles, con la segregación de las escuelas, las viviendas y los servicios de salud, así como el rampante terror policiaco racista.
La clase obrera se tiene que organizar en su propio partido para luchar por sus intereses de clase. La manera de avanzar no es a través del apoyo al “mal menor”, sino mediante una lucha ahora para construir un núcleo de un partido obrero de combate que luche por un gobierno obrero. Para alcanzar esta meta, como escribió León Trotsky en 1938 en el Programa de Transición de la Cuarta Internacional, “Es preciso ayudar a las masas, en el proceso de sus luchas cotidianas, a encontrar el puente entre sus reivindicaciones actuales y el programa de la revolución socialista”.
Como marxistas, buscamos ganar a los obreros, jóvenes y oprimidos más avanzados a esta perspectiva de lucha de clases. En contra del desempleo masivo, buscamos unir a los obreros y los desempleados en una lucha por la reducción de la semana laboral para dividir el trabajo disponible entre todos sin pérdida de salario. Llamamos por guarderías gratuitas y de calidad las 24 horas, licencia por maternidad/paternidad con salario pleno, por aborto libre y gratuito como parte de servicios médicos de calidad para todos. Luchamos por plenos derechos de ciudadanía para todos los inmigrantes. En contra de la segregación racial, exigimos vivienda y educación racialmente integrados y de calidad. Está en el interés directo de la clase obrera multirracial abanderar la lucha por la liberación de los negros para emancipar a la clase en su conjunto.
La Spartacist League, sección estadounidense de la Liga Comunista Internacional, busca construir un partido siguiendo el modelo del Partido Bolchevique que dirigió a los obreros de Rusia al poder en la Revolución de Octubre de 1917. Bajo la dirección de Lenin y Trotsky, los bolcheviques vieron la Revolución como punto de partida en la lucha mundial por la revolución socialista. Pudieron ganar a los obreros a su bandera mediante una lucha política intransigente en contra de los mencheviques —los falsos socialistas de sus días— quienes apoyaban a la burguesía liberal. La LCI está comprometida a forjar partidos bolcheviques alrededor del mundo, secciones de una Cuarta Internacional reforjada, para dirigir nuevas Revoluciones de Octubre que sentarán las bases de una economía mundial planificada y socializada.
No necesitamos un nuevo amo capitalista en la Casa Blanca; ¡necesitamos una nueva clase dominante: los obreros!
—30 de octubre de 2020
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