Documents in: Bahasa Indonesia Deutsch Español Français Italiano Japanese Polski Português Russian Chinese Tagalog
International Communist League
Home Spartacist Workers Vanguard ICL Directory ICL Declaration of Principles Other Literature Events

Suscríbete a Workers Vanguard
Suscríbete a Espartaco

Archivos

Workers Vanguard, suplemento en español No. 12

23 de julio de 2019

¡Por el derecho a la independencia!

¡Anular la deuda de Puerto Rico!

¡Por un partido obrero que luche por la revolución socialista!

23 de julio—durante más de una semana, Puerto Rico ha sido sacudido por protestas masivas que llaman por la renuncia del gobernador Ricardo Rosselló. Decenas de miles de jóvenes y trabajadores han marchado casi a diario en contra de este odiado lacayo del imperialismo estadounidense. El 17 de julio, una manifestación de casi 100 mil personas que se congregó afuera de la mansión del gobernador, La Fortaleza, fue atacada por la policía con balas de goma y gas lacrimógeno; muchos fueron heridos y al menos cinco fueron arrestados, incluyendo por cargos de “violencia contra la autoridad”. Exigimos: ¡Abajo los cargos! ¡Manos fuera de los manifestantes!

Las manifestaciones fueron provocadas por la revelación de una colección de chats privados entre Rosselló y su gabinete que mostraba prejuicios grotescos anti-mujer y anti-gay y desbordaba desdén hacia las miles de personas que murieron por causa del Huracán María. El escándalo, popularmente conocido como RickyLeaks, desencadenó el descontento generalizado entre la población oprimida por la bota de los patrones coloniales estadounidenses representados tanto por los demócratas como por los republicanos.

La dominación colonial estadounidense ha desangrado a Puerto Rico al grado del colapso. Hace varios años, con Puerto Rico inmerso en una profunda recesión, un resultado de las decisiones tomadas por Washington, los banqueros de Wall Street y los gerentes de los fondos de cobertura se abalanzaron para cobrar la deuda que ha ascendido a 124 mil millones de dólares. Con este fin, en 2016 la administración de Obama estableció una junta de supervisión financiera para imponer medidas brutales de austeridad: recortes de salarios, pensiones y servicios de salud; privatización de la educación y aniquilación de servicios sociales. El siguiente año, la devastación causada por María intensificó la miseria, y envalentonó a los privatizadores rompesindicatos.

La población ha respondido a estos ataques con luchas, incluyendo huelgas y paros laborales el Primero de Mayo. Una consigna popular hoy en día es: “¡Ricky renuncia y llévate a la junta!” Los trabajadores en Estados Unidos tienen un enemigo en común con el pueblo puertorriqueño. Los mismos gobernantes imperialistas que dominan Puerto Rico exprimen a los trabajadores en este país. En Estados Unidos, muchos Demócratas están llamando por que Rosselló renuncie, con el fin de apagar las protestas y restablecer la situación “normal” de rapiña colonial. Está en el interés del proletariado estadounidense tomar lado con sus hermanos y hermanas de clase en Puerto Rico y exigir: ¡Anular la deuda!

Estamos por el derecho a la autodeterminación de Puerto Rico y favorecemos la independencia. Los sentimientos de los puertorriqueños por la independencia son encontrados: odian su condición de segunda clase como sujetos coloniales, pero temen perder la posibilidad de trabajar en Estados Unidos y hundirse aún más en la pobreza. Por eso, enfatizamos el derecho a la independencia.

Los partidos burgueses de oposición, principalmente el Partido Popular Democrático, han sido prominentes en las manifestaciones contra Rosselló. Echar a este enemigo de los trabajadores y oprimidos de su puesto sería gratificante. Pero más que reemplazar a un político capitalista por otro, lo que se necesita es dar al enorme enojo de la clase trabajadora una expresión política independiente —un partido obrero revolucionario que dirija las luchas de todos los oprimidos contra los estragos del capitalismo—. Nuestra perspectiva es construir partidos leninistas de vanguardia en Estados Unidos y Puerto Rico cuya meta es establecer el poder obrero.