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El siguiente artículo ha sido traducido de un suplemento de Workers Vanguard, 21 de julio de 2006, periódico de la Spartacist League/U.S., sección de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista).

¡EE.UU. fuera de Irak! ¡Manos fuera de Siria e Irán!

¡Abajo la embestida sionista contra el Líbano y Gaza!

¡Por una federación socialista del Medio Oriente!

Con las tropas israelíes listas para invadir el sur del Líbano, los constantes bombardeos sionistas están convirtiendo grandes partes del país en pilas de escombros y chatarra. Por lo menos 350 civiles han muerto, la infraestructura del país está destrozada y Beirut está devastada una vez más. De una población de menos de 4 millones, alrededor de 500 mil han sido desplazados. Mientras tanto, los sangrientos gobernantes sionistas siguen con sus asesinos desmanes contra los palestinos en Gaza, bombardeando la densamente poblada franja y matando a decenas. La mentalidad de raza maestra de los gobernantes sionistas dicta que por cada israelí muerto, sea soldado o civil, veinte árabes deben morir. Detrás de esta última cosecha de sangre por parte de Israel están los imperialistas estadounidenses, quienes han dado a Israel el visto bueno mientras siguen ejecutando su propia ocupación salvaje de Irak y amenazando a Siria e Irán con la guerra. Esto debe ser suficiente para subrayar la futilidad de apelar a los imperialistas estadounidenses o a las Naciones Unidas para ayudar al Líbano o los palestinos. Los innumerables pueblos del Medio Oriente no conocerán la paz, la prosperidad, ni la justicia hasta que el dominio burgués de la región sea derrocado mediante una serie de revoluciones socialistas.

El Teniente General israelí Dan Halutz ha declarado ominosamente que Israel “echaría al Líbano veinte años para atrás”, una amenaza de devastación total que hace recordar la guerra civil de 1975-90. Israel ha convocado a miles de reservistas, y ya ha llevado a cabo varias incursiones en el sur del Líbano, donde se enfrentaron en luchas feroces con las fuerzas de Hezbollah. Es notable que, en medio del frenesí chovinista impulsado por los gobernantes israelíes, unas 2 mil personas se manifestaron en Tel Aviv el 16 de julio en contra del ataque al Líbano. Como trotskistas, en la Spartacist League defendemos militarmente en este conflicto a Hezbollah contra la máquina militar israelí, mientras mantenemos nuestra oposición política a este grupo fundamentalista reaccionario. ¡Israel fuera del Líbano, Gaza y todos los Territorios Ocupados! ¡Defender al pueblo palestino! ¡Abajo la ayuda estadounidense a Israel!

La más reciente ofensiva de Israel ocurre en el contexto de la ocupación asesina estadounidense de Irak. El barbarismo imperial de EE.UU., que incluye las cámaras de tortura de Abu Ghraib y masacres masivas como en Haditha, también ha alentado y desatado una orgía de matanza étnica y religiosa en Irak. Un informe reciente de la ONU acerca de Irak afirma que sólo en el mes de junio fueron masacrados 3 mil civiles —cien por día—. En la primera mitad de este año, mataron a casi 80 civiles por día en promedio. Ahora EE.UU. está aumentando su alardeo amenazador contra Siria e Irán, sosteniendo que ellos son los verdaderos poderes detrás de Hezbollah.

En el caso de un ataque contra Irán o Siria, sea por parte de EE.UU. o Israel fungiendo como su apoderado, será la tarea del proletariado en EE.UU. y en todo el mundo estar por la defensa militar de Irán y Siria, sin darle apoyo político a la dictadura baasista en Damasco ni al régimen reaccionario de los mullah en Teherán. Ante el chantaje nuclear imperialista, nosotros decimos que Irán necesita armas nucleares y sistemas de entrega adecuados para defenderse y detener un ataque imperialista. Además, como parte de nuestra defensa militar incondicional del estado obrero deformado de Corea del Norte, apoyamos su desarrollo y sometimiento a prueba de armas nucleares y sistemas de entrega. ¡Manos fuera de Siria e Irán! ¡Ninguna sanción de la ONU contra Corea del Norte! ¡EE.UU. fuera de Irak, Afganistán, el Medio Oriente y Asia Central!

Mientras el gobierno de Beirut, que llegó al poder el año pasado con el apoyo de Washington, apela al gobierno de Bush para que refrene a Israel, los partidos capitalistas Demócrata y Republicano prometen solidarizarse con los sanguinarios gobernantes israelíes. Por su parte, las potencias imperialistas europeas y las Naciones Unidas debaten si la embestida israelí es “excesiva” o “desproporcionada”, y varios dirigentes burgueses árabes han condenado a Hezbollah por ser “aventureros” después de que secuestraron a dos soldados israelíes. Enfrentando la ofensiva salvaje de Israel, hay cada vez más llamados por la presencia de “tropas de paz” de la ONU en el sur del Líbano. Una declaración sin fecha en la Web por el grupo liberal “antiguerra” United For Peace and Justice [Unidos por la Paz y la Justicia] exige “una resolución del Consejo de Seguridad que llame por un cese al fuego inmediato e incondicional” y “que EE.UU. ya no impida la acción de la ONU”. Cuidado con ilusiones en la ONU, una guarida de ladrones imperialistas y sus víctimas.

Desde la Guerra de Corea hasta el bloqueo hambreador contra el Irak de Saddam Hussein, la ONU ha fungido como una herramienta de la depredación imperialista por todo el mundo. Fue la ONU que desarmó a los combatientes palestinos durante la sangrienta guerra civil libanesa, preparando así la masacre en 1982 de unos 2 mil civiles en los campos de refugiados de Sabra y Shatila por parte de fuerzas derechistas cristianas dirigidas por tropas israelíes bajo la dirección del carnicero ahora en coma, Ariel Sharon. ¡No a la intervención de la ONU!

Israel y EE.UU. declaran que su meta es desarmar y aplastar a Hezbollah. A fin de cuentas, esto sólo se puede lograr con la aniquilación de la población chiita pobre en el sur del Líbano, una de las más grandes entre las numerosas comunidades mutuamente hostiles en este país. Lejos de ser una nación, el Líbano es un pequeño estado artificial que fue esculpido después de la Segunda Guerra Mundial por los imperialistas franceses, quitándole terreno a Siria. La guerra civil que devastó al Líbano y mató a más de 150 mil personas representó la expresión más sanguinaria de la contienda intercomunal que ha plagado a este país.

El reformista Workers World Party, que embellece a Hezbollah pintándolo como un “movimiento de resistencia nacional”, declara que el fundamentalismo islámico “es la forma ideológica cuyo verdadero contenido es la lucha contra el imperialismo” (Workers World online, 20 de julio). Para nada. Durante el periodo de la Guerra Fría contra la Unión Soviética, el imperialismo estadounidense (e Israel con respecto a Hamás) alentó el crecimiento de la reacción islámica como un contrapeso al comunismo y el nacionalismo secular. Esto fue más claramente expresado en los miles de millones de dólares que EE.UU. canalizó a los sanguinarios carniceros muyajedín que luchaban contra las tropas soviéticas en Afganistán en los años 1980. Nosotros dijimos “¡Viva Ejercito Rojo en Afganistán!” y llamamos por la extensión de las conquistas de la Revolución de Octubre de 1917 a los pueblos afganos. El hecho de que millones de árabes hoy en día ven a los fundamentalistas islámicos como los mejores combatientes en contra del imperialismo y del sionismo es una prueba de la bancarrota política del nacionalismo árabe y una muestra del clima político reaccionario en la secuela de la contrarrevolución capitalista de 1991-92 en la URSS.                 

El dominio capitalista, que alimenta las divisiones nacionales, étnicas y religiosas, ha impulsado la constante carnicería que define al Medio Oriente. Mientras un plan de “paz” tras otro preconiza más masacre y miseria para los palestinos, mientras cada proclamación de la “democracia” oculta la ocupación imperialista y las masacres encarnizadas, no podría quedar más claro que no va a haber una resolución equitativa a las demandas contrapuestas de los pueblos de la región hasta que se derroque el dominio burgués y se termine la subyugación imperialista. Éste es el caso en particular para asegurar el derecho a la autodeterminación tanto para el pueblo árabe-palestino como para el hebreoparlante.

En la lucha por el dominio obrero en el Medio Oriente será decisivo hacer añicos del estado-guarnición desde dentro mediante una revolución obrera árabe-hebrea. Es clave como parte de esta perspectiva el forjamiento de partidos obreros marxistas en todo el Medio Oriente para unir al proletariado —árabe, persa, kurdo y hebreo, sunita y chiita, musulmán y cristiano— en lucha contra el imperialismo y en contra de los sionistas, los mullah, los jeques y todos los demás soberanos capitalistas. Tales partidos, secciones de una IV Internacional trotskista reforjada, son indispensables para hacer que el proletariado rompa con el fundamentalismo y todas las formas del nacionalismo en la lucha por una federación socialista del Medio Oriente.

La conquista del poder por el proletariado en el Medio Oriente no completa la revolución socialista, sino sólo la abre al cambiar la dirección del desarrollo social. Pero ese desarrollo social sólo puede consolidarse mediante la extensión internacional de la revolución, en particular a los centros imperialistas industrializados y avanzados. La defensa de quienes están subyugados por el imperialismo alrededor del mundo exige la prosecución de la lucha de clases en EE.UU. y otros centros imperialistas, apuntando hacia una lucha proletaria por el poder. La Spartacist League, sección estadounidense de la Liga Comunista Internacional, está comprometida a luchar por forjar un partido obrero revolucionario para dirigir al proletariado multirracial en el combate para derrocar al imperialismo estadounidense mediante la revolución socialista.