Workers Vanguard, suplemento en español No. 3
febrero de 2018
¡Viva Marshawn Lynch!
El siguiente artículo ha sido traducido de Workers Vanguard No. 1124 (15 de diciembre 2017).
La estrella de la NFL Marshawn Lynch mandó al carajo al patriotismo imperialista estadounidense y racismo antimexicano al sentarse durante el himno nacional estadounidense y ponerse de pie durante el mexicano en el partido Raiders contra Patriots en el estadio Azteca de la Ciudad de México el 19 de noviembre. Inmediatamente después del partido, Lynch aceptó con gusto la camiseta del equipo nacional mexicano de futbol que le regaló un reportero y mandó saludos de “What’s up with my amigos?” (¿Qué onda mis amigos?) a los mexicanos que viven en Oakland, California, su ciudad natal.
El acto de Lynch representa algo que odian los gobernantes estadounidenses: la actitud desafiante de los negros. Lo que hizo fue una bocanada de aire fresco en este ambiente podrido de terror racista policiaco y de la migra. Este valiente hombre negro apodado “Beast Mode” estaba desafiando al Comandante en Jefe del imperialismo estadounidense. Y así fue como lo tomó Trump. Al día siguiente Trump se quejó en un tuit que Lynch mostró “¡Gran falta de respeto!” y exigió que la NFL lo suspendiera. Hace algunos meses, Trump le dijo a sus seguidores confederados en Alabama que cualquier jugador de la NFL que no se ponga de pie durante el himno es un “hijo de perra” que debería ser despedido. ¡Manos fuera de Marshawn Lynch!
Lo que hizo Lynch fue una expresión de solidaridad con México. Y fue ampliamente bienvenida en ese país, que sufre bajo la bota del imperialismo estadounidense. La clase obrera multirracial, con su componente estratégico de trabajadores negros, tiene todo el interés en oponerse a las depredaciones de los gobernantes capitalistas estadounidenses. La misma clase dominante que estrangula al México neocolonial a través del TLCAN y otros medios —infligiendo la muerte y destrucción por todo el mundo—, en casa también ataca a los trabajadores y desata a su policía para matar a jóvenes negros en las calles. Esto es business as usual (la norma) para los gobernantes capitalistas, sin importar si hay un demócrata o republicano en la Casa Blanca.
A lo largo de la historia estadounidense, el destino de la gente negra ha estado entrelazado con el de México. Durante la invasión de EE.UU. a México en 1846-48, EE.UU. robó la mitad del territorio mexicano para extender la esclavitud (ver “La intervención en México: Preludio a la Guerra Civil,” Espartaco Nos. 37 y 38, febrero y junio de 2013). Luchamos contra las divisiones raciales y étnicas fomentadas por los gobernantes capitalistas. Nuestra meta es construir partidos obreros que puedan dirigir la lucha por revoluciones socialistas en ambos lados del Río Bravo para barrer con los rapaces imperialistas estadounidenses y sus lacayos mexicanos.
En una de las pocas entrevistas a Marshawn Lynch el año pasado, éste le dijo a Conan O’Brien qué pensaba de que Colin Kaepernick se arrodillara ante los asesinatos de gente negra a manos de la policía: “Preferiría verlo arrodillándose que poniéndose de pie, con las manos en alto y ser asesinado.” Antes de que se le prohibiera extraoficialmente jugar en la NFL, Kaepernick dijo: “No me voy a poner de pie para mostrar orgullo en la bandera de un país que oprime a la gente negra y de color.” ¡Viva Marshawn Lynch! ¡Viva Colin Kaepernick!
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