Spartacist (edición en español) Número 35

Agosto de 2008

Refundación del Grupo Espartaquista de Polonia

¡Por nuevas revoluciones de Octubre!

¡Reforjar la IV Internacional !

TRADUCIDO DE SPARTACIST (EDICIÓN EN INGLÉS) NO. 60, OTOÑO DE 2007

El siguiente artículo ha sido traducido y adaptado de Platforma Spartakusowców (PS) No. 23 (mayo de 2007), periódico del Spartakusowska Grupa Polski (SGP, Grupo Espartaquista de Polonia) que fue distribuido en protestas del 1º de Mayo de 2007 en Varsovia. La traducción inglesa completa se publicó en Workers Vanguard No. 892 (11 de mayo de 2007).

Estamos orgullosos de anunciar la refundación del Spartakusowska Grupa Polski como sección simpatizante de la Liga Comunista Internacional (Cuartainternacionalista). El SGP será parte de nuestra internacional disciplinada centralista-democrática. Estamos comprometidos a luchar por nuevas revoluciones de Octubre alrededor del mundo, a luchar por una sociedad socialista internacional que ponga toda la riqueza del mundo a disposición de la humanidad. La decisión de refundar el SGP fue tomada a principios de 2007 por los delegados a la V Conferencia Internacional de la LCI.

El SGP se fundó en octubre de 1990 como resultado de la fusión entre el Movimiento de la Juventud de Izquierda (RML, por sus siglas en polaco) de Polonia y la LCI en la secuela de la reunificación capitalista de Alemania y la lucha de la LCI contra la contrarrevolución.

Cuando en diciembre de 1981 el general Wojciech Jaruzelski sofocó la intentona de Solidarność, la TEI [Tendencia Espartaquista Internacional, predecesora de la LCI] apoyó esta medida. Al mismo tiempo, advirtió que los estalinistas eran capaces de traicionar y entregar el estado obrero polaco al capitalismo, lo cual finalmente hicieron en 1989-90. La posición de la TEI fue una aplicación directa del programa trotskista de la defensa militar incondicional de los estados obreros burocráticamente deformados contra la contrarrevolución interna y externa y por la revolución política proletaria para echar a las castas burocráticas estalinistas parasitarias y remplazar su dominio con consejos obreros democráticamente electos basados en la defensa de las formas colectivizadas de propiedad, la economía planificada y una perspectiva internacionalista.

El RML empezó a romper con el estalinismo bajo el impacto de los acontecimientos en Polonia. Esta organización redescubrió y enarboló una noble tradición de la Internacional Comunista de primera época que casi había sido olvidada en Polonia para finales de los años 80: rendir honores en el mes de enero a las “Tres Eles”, Vladímir Ilich Lenin, Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht, dirigentes destacados del comunismo ruso, polaco y alemán. Al honrar a las Tres Eles el RML rompió en los hechos con el nacionalismo polaco promovido por la burocracia estalinista y se distinguió de las demás organizaciones de izquierda que en ese entonces promovían activamente la contrarrevolución de Solidarność.

Lo que en particular atrajo al RML hacia la LCI fue la lucha de ésta por una Alemania roja de consejos obreros en una Europa socialista durante la revolución política proletaria que se estaba desarrollando en la República Democrática Alemana (Alemania Oriental) en 1989-90. La LCI fue la única organización en el mundo que luchó contra la reunificación capitalista de Alemania. Una “Carta a los obreros polacos” de mayo de 1990 publicada por el Spartakist-Arbeiterpartei Deutschlands (SpAD, Partido Obrero Espartaquista de Alemania), sección alemana de la LCI, dejó en claro la firme oposición de la LCI a la contrarrevolución de Solidarność. El RML compartía este entendimiento y adoptó el programa trotskista de la LCI.

En 2001, el Comité Ejecutivo Internacional de la LCI decidió disolver el SGP. La LCI consideró equivocadamente que la situación política objetiva en Polonia era inhóspita, en contraste con Europa occidental donde ocurrían en ese entonces luchas obreras y otras luchas sociales. Sin embargo, la IV Conferencia de la LCI en 2003 emprendió un análisis crítico de los problemas internos que surgieron del impacto de la contrarrevolución capitalista en nuestra organización. Tras nuestra conferencia de 2003 llevamos a cabo una reexaminación adicional de prácticas anteriores y cuestiones políticas [ver: Spartacist No. 33, enero de 2005].

Una de las cuestiones analizadas fue nuestra propaganda sobre Solidarność en los años 90. Después de la destrucción del estado obrero deformado polaco en 1989-90, Solidarność había cumplido su propósito de ser punta de lanza de la contrarrevolución capitalista. Su sector campesino y muchos intelectuales desertaron y fundaron sus propios partidos burgueses. Así, Solidarność (y sus vástagos como Solidarność 80 y Sierpien 80) se volvió más semejante a un sindicato en cuanto a su composición social. Durante el primer periodo del gobierno dirigido por el [socialdemócrata ex estalinista] SLD en la Polonia postcontrarrevolucionaria señalamos que el “sindicato oficial Solidarność ahora finge defender los intereses de la clase obrera mientras aviva su demagogia anticomunista y lleva a cabo acercamientos a fuerzas abiertamente fascistoides” (WV No. 614, 13 de enero de 1995; PS No. 5, primavera de 1995).

Sin embargo, tomando en cuenta sólo esto último, sostuvimos unilateralmente en un artículo de 1998 en PS que “la función de Solidarność no tiene nada que ver con la de un ‘sindicalismo’ de ninguna clase, sea o no ‘combativo’.” Tras la discusión interna en la LCI, corregimos esta formulación en nuestro artículo de 2005 “Right Wing Wins Polish Elections” [La derecha gana las elecciones polacas] (WV No. 857, 28 de octubre de 2005 y PS No. 13, diciembre de 2005), señalando que negaba erróneamente el hecho de que Solidarność es tanto un sindicato como una organización clerical reaccionaria: “Organiza obreros en el lugar de la producción, dirigiendo a veces luchas económicas defensivas; al mismo tiempo, funciona como un movimiento político estrechamente aliado a la jerarquía católica y partidos nacionalistas explícitamente derechistas.” Este artículo, que resume el orgulloso historial de lucha de la LCI contra la contrarrevolución ante el telón de fondo de los repugnantes festejos del XXV aniversario de Solidarność, se escribió en colaboración estrecha entre la LCI y sus simpatizantes y partidarios en Polonia.

A pesar de la disolución del SGP, la LCI, especialmente a través del SpAD, continuó interviniendo en los eventos de izquierda y luchas de clase en Polonia, sostuvo discusiones con militantes que estaban interesados en nuestro programa y sentían asco por la adopción, por parte de la izquierda polaca, del anticomunismo y el nacionalismo polaco. Este trabajo fue facilitado en gran parte por un cuadro fundador del SGP, quien continuó colaborando de cerca con la LCI.

Nuestros nuevos miembros fueron reclutados principalmente por el orgulloso historial de la LCI de luchar contra la contrarrevolución capitalista y por el trotskismo en Polonia. Uno de nuestros camaradas conoció a la LCI en una marcha por los derechos de las mujeres el Día Internacional de la Mujer y fue atraído a la LCI porque luchamos por la liberación de la mujer mediante la revolución socialista y por plenos derechos democráticos para los homosexuales. Nuestros oponentes en la izquierda sólo hablan a los obreros en huelga de demandas económicas y se rehúsan a combatir prejuicios reaccionarios como el antisemitismo, el machismo y la intolerancia fanática antihomosexual; cuando estos oportunistas van a manifestaciones por los derechos de la mujer, promueven ideas feministas burguesas. En contraste, nosotros intervenimos en todas las luchas y entre todas las capas de la sociedad con un programa revolucionario. Decimos a los obreros en huelga que, para avanzar, el proletariado debe defender activamente los derechos de los oprimidos, y decimos a los activistas por los derechos de la mujer que deben voltear hacia el proletariado, que es la única clase en la sociedad con el poder social y el interés objetivo de derrocar el sistema capitalista al cual la opresión de la mujer es inherente. Luchamos por construir un partido revolucionario que debe ser, en palabras de Lenin, un tribuno del pueblo.

En el camino a restablecer la sección polaca de la LCI discutimos la posición trotskista sobre la Segunda Guerra Mundial. Los cínicos propagandistas de la clase capitalista presentan a la Segunda Guerra Mundial como una guerra entre la democracia y el fascismo. ¡Nada podría ser más falso! De hecho, la Segunda Guerra Mundial fue una guerra entre bandas de ladrones imperialistas en competencia. Nuestros predecesores revolucionarios, la IV Internacional trotskista, no tomaron partido en la guerra entre las potencias imperialistas del Eje —la Alemania nazi, Italia y Japón— y los Aliados imperialistas —Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos— que ocultaban sus deseos de hegemonía mundial y desenfrenada explotación imperialista de las colonias con retórica “democrática”. Durante la Segunda Guerra Mundial, la burguesía polaca era una lacaya del imperialismo francés y británico. Es por esta razón que los trotskistas no tomaron partido en la guerra de 1939 entre la Alemania imperialista y Polonia, que era meramente, para usar palabras de Trotsky, “un gánster ‘lisiado’ del imperialismo”. Clarificando esta cuestión, nos referimos al poderoso artículo de Trotsky de 1938 “Una lección reciente”, escrito en el momento de los acuerdos de Munich, mediante los cuales las tropas de Hitler desmembraron y se anexaron las partes checas de Checoslovaquia:

“Incluso no tomando en cuenta sus ligazones internacionales, Checoslovaquia es un estado absolutamente imperialista... Por lo tanto, si Checoslovaquia entraba en una guerra, aun cuando estuviera aislada, su objetivo no hubiera sido la independencia nacional sino la preservación y, si fuera posible, la extensión de las fronteras de la explotación imperialista...

“Una guerra imperialista, no importa en qué rincón del mundo comience, no se libra por la ‘independencia nacional’ sino por la redivisión del mundo en función de los intereses de las distintas camarillas del capital financiero.”

En la guerra entre la Alemania nazi y la Unión Soviética, sí teníamos lado. Nos mantuvimos en la tradición de los valerosos trotskistas del gueto judío de Varsovia, quienes declararon: “Defendemos al estado obrero, a pesar del régimen estalinista, como defendemos a todas las organizaciones obreras contra los golpes de los enemigos de clase, a pesar del régimen reformista que los rija... ¡VIVA EL EJÉRCITO ROJO! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN RUSA! ¡VIVA LA REVOLUCIÓN INTERNACIONAL!” (Czerwony Sztandar [Bandera Roja] No. 6, julio de 1941).

El restablecimiento del SGP le da a la LCI una importante ventana a Europa oriental. Éste es un paso importante hacia el reforjamiento de la IV Internacional como el partido mundial de la revolución socialista. ¡Proletarios de todos los países, uníos! ¡Por nuevas revoluciones de Octubre! ¡Únete a nosotros!