Spartacist (edición en español) Número 35 |
Agosto de 2008 |
La cuestión estadounidense
Publicamos a continuación el documento presentado por James P. Cannon al IV Congreso de la III Internacional. Entre los firmantes del documento estuvieron los delegados Cannon (Cook), Max Bedacht (Lansing) y Arne Swabeck (Marshall). Los demás firmantes no han sido identificados, aunque uno de los delegados de la Young Communist League of America probablemente sea Martin Abern. La siguiente traducción se basa en el documento original en inglés adjunto a la transcripción de la intervención de Cannon publicada arriba.
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Las condiciones objetivas en Estados Unidos no son revolucionarias, y los obreros estadounidenses no tienen conciencia de clase, ni siquiera al punto de la acción política.
Existe, sin embargo, una revuelta rápidamente creciente en el movimiento sindical contra la burocracia oficial y, en conexión con lo anterior, hay un impulso creciente hacia un partido laboral. Nuestra principal tarea es cristalizar y organizar esa revuelta, así como desarrollar este impulso, maniobrando de forma tal que nos convirtamos en parte integral del Partido Laboral cuando éste se forme.
La ilegalidad del CPA es un gran obstáculo para este trabajo. Además, los obreros estadounidenses siguen con ilusiones democráticas, y no entienden por qué tenemos una organización ilegal y conspiradora. Debemos, por tanto, librar una lucha firme por un Partido Comunista abierto. Gran parte del movimiento obrero organizado apoyará tal lucha. Si ganamos, el partido gozará, al menos durante algún tiempo, de la enorme ventaja que ofrece una existencia legal. Si perdemos, el mero hecho de perder contribuirá en gran medida a la destrucción de las ilusiones democráticas de las masas; también les dejará claro por qué somos clandestinos.
Esta lucha debe llevarse a cabo con el partido legal ya constituido. Toda función que pueda realizarse abiertamente debe transferirse a este partido, se debe gradualmente fortalecer y clarificar su programa, se debe aumentar las tareas y desarrollar la disciplina de sus militantes, con la perspectiva de hacer de él un Partido Comunista en el pleno sentido del término.
Nos impide llevar a cabo esta tarea el que la inmensa mayoría de la militancia del partido esté compuesta de camaradas nacidos en el extranjero —principalmente de origen ruso—, y una gran porción de ellos no piensa ni actúa desde el punto de vista de las condiciones objetivas en Estados Unidos, sino según concepciones subjetivas basadas totalmente en lo que sucede en Europa. Por esta razón se oponen a todo intento de aplicar de manera realista la política de la Comintern a las condiciones estadounidenses.
La coexistencia de estos dos elementos irreconciliables en el partido es la razón de base de la futilidad y el estancamiento del movimiento estadounidense. Las encarnizadas controversias y escisiones que surgen ante toda cuestión actual son meros síntomas de esta enfermedad fundamental del partido. La unidad que la Comintern ha impuesto no ha resuelto el problema en Estados Unidos, sino que, por el contrario, lo ha agravado.
Exigimos de la Comintern una declaración clara de sus políticas respecto a los puntos esbozados arriba y pedimos que en caso de que ocurriera una nueva escisión al llevar a cabo esas políticas de manera realista en Estados Unidos, la Comintern no insista en una fórmula mecánica de unidad.
[Firmado]
Marshall, Cook y Lansing, minoría de la delegación a la Comintern
Aprobado y apoyado por:
Starr y Marlow, delegados de la Young Communist League of America a la Internacional Comunista de la Juventud
Godfrey, Brooks y Knowles, delegados de la Trade Union Educational League a la Profintern [Internacional Sindical Roja]
Harrow, organizador agrario del Communist Party of America