Spartacist (edición en español) Número 34

Noviembre de 2006

Elizabeth King Robertson

1951-2005

Nuestra camarada Elizabeth King Robertson murió en su casa el 12 de octubre de 2005, tras seis años de lucha contra el cáncer. En el curso de sus más de treinta años como revolucionaria profesional, Lizzy sobresalió como organizadora, propagandista y redactora. Paciente maestra y fuente de inspiración para los camaradas más jóvenes, Lizzy fue un eslabón vital en la lucha por preservar nuestra herencia revolucionaria que viene desde la Internacional Comunista de Lenin y Trotsky. Al momento de su muerte, era un miembro pleno del Comité Central de la Spartacist League/U.S. y del Comité Ejecutivo Internacional de la Liga Comunista Internacional. Su muerte representa una pérdida incalculable tanto para nuestro partido internacionalmente como para su familia —Jim Robertson, Martha y los hijos de Martha, Rachel, Sarah y Kenneth— así como para su padre Henry, su madre Mary King y el resto de la familia King.

Lizzy creció en una numerosa familia de Nueva York. Tras la muerte de su madre, Barbara, su padre, Henry King, un exitoso abogado corporativo, volvió a casarse. Mary King crió a Lizzy como a su propia hija, y para Lizzy ella se convirtió en “mamá”. Lizzy asistió a Brearley, una escuela privada para niñas en Nueva York. Siempre valoró la educación que ahí recibió y muchas de las amistades que hizo en Brearley le duraron toda la vida. Como adolescente fue enviada a Miss Porter’s, una exclusiva escuela de educación social para señoritas de “buena sociedad”. Su experiencia directa del antisemitismo y el esnobismo de clase que encontró ahí desempeñó un papel en su transformación en una apasionada luchadora contra el racismo y la desigualdad.

Lizzy se encontró por primera vez con la Spartacist League a principios de los años 70, cuando era estudiante de la Universidad de Boston. Bajo el impacto de la Guerra de Vietnam, las escuelas de Boston se habían convertido en un hervidero de radicalismo de la Nueva Izquierda. Lizzy participó en el Cambridge Tenants Organizing Committee [Comité Organizador de Inquilinos de Cambridge], un grupo que trataba de defender a familias trabajadoras de ser expulsadas de sus hogares conforme las universidades se expandían. En 1973 fue reclutada al trotskismo y se unió a la Revolutionary Communist Youth, grupo juvenil de la SL. Para muchos estudiantes, el barniz de activismo radical no fue sino un episodio de rebelión juvenil en el camino a una eventual carrera cómoda; pero el reclutamiento de Lizzy a la lucha por una revolución socialista mundial fue permanente.

En julio de 1974 fue aceptada como militante del partido. Para entonces había sido transferida a Detroit, donde la SL buscaba intervenir entre el proletariado mayoritariamente negro de las plantas automotrices. Ahí impresionó a los camaradas como organizadora del grupo juvenil y por su participación en los animados debates que tuvieron lugar conforme el partido adquiría más experiencia en el trabajo sindical. Ahí también inició el duro entrenamiento para llegar a ser una estenógrafa legal, profesión que siguió ejerciendo hasta que el cáncer la debilitó.

Alrededor de 1976 fue transferida a Nueva York para sumarse a la dirección nacional de la organización juvenil (para entonces Spartacus Youth League, SYL). En julio de 1976 Lizzy fue elegida al Buró Nacional de la SYL y desde octubre de 1976 hasta septiembre de 1978 formó parte de la redacción de la publicación mensual Young Spartacus. Por un año, fungió como Secretaria Organizativa Nacional de la SYL. Su experiencia como organizadora y dirigente juvenil fue crucial para el entendimiento de Lizzy de la importancia que tiene la organización juvenil en el entrenamiento de cuadros del partido.

En agosto de 1978 renunció a sus responsabilidades de dirigente de la organización juvenil para asumir el puesto de secretaria del Buró Político. Lizzy no sólo cumplió con la exigente tarea de producir puntualmente actas correctas a lo largo de sus años en Nueva York, sino que además convirtió el puesto de secretario del BP en un nexo para organizar las discusiones políticas. Su estrecha asociación personal con el presidente nacional de la SL, James Robertson, empezó en esta época, y Lizzy siguió siendo su compañera sentimental y su más cercana colaboradora partidista hasta su muerte. Tras haber fungido en el Comité Central como representante de la SYL, Lizzy fue cooptada a este cuerpo por derecho propio en 1979 y elegida miembro pleno del CC en la conferencia nacional de agosto de 1983. También se hizo cargo de los índices temáticos de los tomos empastados de nuestra prensa, que constituyen el registro documental de nuestra línea política y nuestro trabajo. A principios de los años noventa, Lizzy se transfirió al Área de la Bahía de San Francisco. Ahí guió incansablemente a la dirección local, fue secretaria del grupo del CC de la Costa Oeste y tomó una responsabilidad continua por nuestro local de Los Ángeles.

La fuerza de Lizzy estaba en abordar la intersección de los principios políticos con la realidad social concreta, planteando tácticas y consignas para expresar nuestro programa. Seguía muy de cerca el trabajo de los partidarios espartaquistas dentro de los sindicatos y su consejo era altamente valorado por todos los involucrados en ese trabajo. Fue por muchos años miembro del comité ejecutivo del local del Área de la Bahía y luchó por permanecer en este cuerpo pese a sus muchas otras responsabilidades debido a lo bien que entendía que el hacer realidad las decisiones políticas significa tomar decisiones diariamente sobre “qué cosa traicionar” para poder enfocarse en las cosas más importantes; significa encontrar a los camaradas adecuados para las tareas concretas y prepararlos políticamente para llevarlas a cabo.

Lizzy no tenía igual como organizadora política leninista. Tras una reunión del partido, inevitablemente se veía involucrada en la decisión de cómo reacomodar el personal o las tareas para hacer que las prioridades políticas recién acordadas fueran llevadas a cabo. Tenía un entendimiento profundo de cómo nuestro funcionamiento organizativo corresponde a nuestro propósito revolucionario. Durante décadas, Lizzy fue uno de los poquísimos camaradas que tomaban la iniciativa para formular, refinar y codificar nuestras normas y prácticas internas conforme el partido enfrentaba nuevas situaciones o se detectaban problemas en los estatutos existentes.

En la III Conferencia Internacional de la LCI de 1998 dio una presentación “Sobre los orígenes y el desarrollo de las prácticas organizativas leninistas”. Publicada en Spartacist No. 29 (agosto de 1998) junto con nuestros “Estatutos y guías organizativas”, la presentación de Lizzy educó tanto a los camaradas jóvenes como a los cuadros más experimentados aportando los antecedentes históricos, desde las primeras organizaciones marxistas fundadas por Karl Marx, para permitir que los delegados consideraran los estatutos. En la presentación explicó: “Unas reglas organizativas vivas son uno de quizás media docena de elementos que caracterizan a una organización; en ese sentido, son políticas. Pero no son determinantes. Un conjunto de reglas organizativas sólidas no son una protección contra las desviaciones políticas, aunque las desviaciones de nuestras normas organizativas son generalmente una señal de problemas políticos. En la ausencia de prácticas bolcheviques, una organización es necesariamente amorfa, es decir, menchevique.”

Aunque rara vez levantaba la voz, Lizzy era una poderosa oradora en las reuniones del partido. Su astuto juicio y su franqueza hicieron de ella una voz de autoridad única en las deliberaciones mediante las cuales el partido elige a su dirección. En numerosas ocasiones fue elegida para presidir la comisión de nominaciones encargada de recomendar una planilla de candidatos para que la conferencia del partido eligiera al cuerpo de dirección (el CC en la SL o el CEI en la LCI). Lizzy podía ver con claridad las debilidades y las fortalezas de los camaradas, incluyendo sus amigos cercanos, y era reconocida por su imparcialidad. Esta capacidad es crucial en un partido leninista que busca construir una dirección que sea, como colectivo, más que la suma de sus partes individuales.

Lizzy también era la crítica más dura de sí misma. Aunque sufría intensos dolores, escribió un documento fechado el 7 de octubre [de 2005] sobre su papel en una lucha política en el local de Los Ángeles que había sido desfigurada por caracterizaciones extremas de camaradas, así como prácticas burocráticas. Su propósito no era el de un mea culpa sino mostrar la importancia que le daba a la claridad, trazando las lecciones políticas necesarias para fortalecer al partido.

Desde principios de 1979, Lizzy fue uno de los principales pilares del comité de redacción de Women and Revolution —la revista de la Comisión para el Trabajo entre las Mujeres del CC de la SL— para la que escribía regularmente bajo el apellido Kendall. Lizzy disfrutó esta tarea particularmente, y sobresalió en ella ya que puso en gran relieve su profundo entendimiento del materialismo marxista. Ella redactó, sola o en equipo, artículos sobre los temas más delicados, defendiendo la sexualidad humana y denunciando la crueldad bárbara del estado burgués que destruye la vida de gente cuyo único “crimen” es que sus preferencias y necesidades sexuales difieren de las estricteces represivas y de base religiosa del hipócrita moralismo burgués. El terreno en el que se especializó fue el difícil asunto de la sexualidad humana en su diversidad, en artículos sobre el incesto (“Algo sobre el incesto”), sobre la caza de brujas contra las personas falsamente acusadas de haber abusado sexualmente de niños (“Los usos del abuso”) y sobre la cuestión de “date rape” (la confusión deliberada de las relaciones sexuales de las que uno se arrepiente y la violación pura y simple). Una vez explicó:

“La razón por la que hablamos de cuestiones de sexualidad es que frecuentemente estas cuestiones son politizadas, usualmente no por nosotros sino por la burguesía, por algún sector de la sociedad, que toma cuestiones que normalmente serían de un interés secundario y las convierte en cuestiones políticas sobre las que no sólo podemos comentar sino que, en ciertas circunstancias, tenemos que comentar y tomar posición.”

Cuando la publicación de W&R se suspendió después de su número de primavera de 1996, Lizzy siguió contribuyendo con artículos publicados bajo el encabezado de Mujer y Revolución en la prensa de las secciones nacionales de la LCI, incluyendo Workers Vanguard, y Spartacist. Durante las últimas semanas de su vida, Lizzy estuvo intensamente involucrada junto con Amy Rath, editora de las páginas de W&R, en la redacción del artículo “La Revolución Rusa y la emancipación de la mujer”, que aparece en este número de Spartacist.

La destrucción final de la Revolución de Octubre en 1991-92 fue una derrota histórica para los obreros del mundo, y abrió un periodo difícil para los revolucionarios. Nuestras dificultades en entender el nuevo periodo se han expresado en una desorientación política y las consecuentes dificultades internas (ver: “Spartacist League 12th National Conference—A Hard Look at Recent Party Work and Current Tasks” [La XII Conferencia Nacional de la Spartacist League: Una apreciación crítica del trabajo reciente del partido y sus tareas actuales], Workers Vanguard No. 841, 4 de febrero de 2005). Nadie ha sido inmune a estos problemas, pero la camarada Lizzy desempeñó un papel de avanzada tratando de sacar al partido de este atolladero. Muchas veces, a lo largo de los últimos cinco o seis años, nuestros boletines internos han incluido algún documento de Lizzy, entregado al principio de las discusiones y frecuentemente de extensión menor que una página, que se convirtió en la piedra de toque para las contribuciones subsecuentes. Frecuentemente sus documentos empezaban con una cuestión concreta y aparentemente táctica de alguna intervención planeada en algún lado, y de ahí procedía lógicamente a iluminar cuestiones programáticas y de principio.

Cuando se le diagnosticó cáncer, Lizzy pasó por cirugía, quimioterapia y, al final, radiación. Su padre se aseguró de que recibiera cuidado de alta calidad, finalmente sin éxito. Ella continuó haciendo su venta quincenal y otras tareas públicas para el partido. En abril de 2003 fue herida por un “proyectil no letal” disparado por el fusil de un policía durante el sádico ataque policiaco contra los manifestantes antiguerra, los estibadores y los camioneros del puerto de Oakland.

Alrededor del mundo se celebraron reuniones conmemorativas para la camarada Lizzy, incluyendo la de Nueva York del 12 de noviembre y la de Oakland, California, del 20 de noviembre. A la reunión de Nueva York asistieron más de 20 de sus familiares y antiguas compañeras de Brearley. En otras partes, como es costumbre en el movimiento comunista, los camaradas se reunieron en monumentos a revolucionarios de tiempos pasados —Karl Marx en Londres, Rosa Luxemburg en Berlín oriental, León Trotsky en Coyoacán y los heroicos espías soviéticos Richard Sorge y Ozaki Hotsumi en Tokio— para dejar flores o brindar en honor de Lizzy.

Sus camaradas, familiares y amigos extrañaremos la presencia de Lizzy en nuestras vidas mientras tengamos conciencia. Extrañaremos su excelente mente, su humor, su calidez y su compasión. Siempre recordaremos su belleza y valentía. Incluso en medio de nuestra pena, celebramos su vida y hallamos consuelo en el saber que vivió la vida que había escogido y nunca titubeó en su convicción de que luchar por la liberación de todos los explotados y oprimidos era para ella la manera correcta de vivir. Para nosotros, ella fue un firme eslabón en la cadena de continuidad que viene desde Marx y Engels, Lenin y Trotsky, y Cannon. Estamos resueltos a honrar a nuestra amada camarada Lizzy continuando su lucha.

—Traducido de Spartacist (edición en inglés) No. 59, primavera de 2006