Espartaco No. 27

Primavera de 2007

 

¡Libertad inmediata a Mumia Abu-Jamal, un hombre inocente!

¡Abolir la racista pena de muerte!

(Joven Espartaco)

A continuación publicamos, ligeramente editado, el discurso de nuestro camarada Fausto Salazar dado en un mitin de la Juventud Espartaquista en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM el 20 de febrero.

Mumia Abu-Jamal, un luchador social negro en los Estados Unidos, es víctima del brutal estado racista estadounidense. Ha permanecido en la antesala de la muerte por casi 25 años acusado falsamente de haber asesinado a Daniel Faulkner, un policía de Filadelfia. El proceso legal que se ha seguido en su contra está plagado de pruebas falsas y mentiras cínicas, tales como testimonios embusteros arrancados mediante amenazas y favores de la policía y la fiscalía. ¡Incluso se mantiene la acusación en su contra a pesar de que Arnold Beverly ha confesado haber matado a Faulkner! En suma, el aparato de “justicia” capitalista está empeñado en asesinar a Mumia. La lucha para liberar a Mumia se ha tornado crítica debido a que en cualquier momento el tribunal puede decidir ejecutarlo, mantenerlo de por vida en prisión o seguir con más procedimientos legales.

Pero, ¿a qué se debe tanta obstinación? Nada más y nada menos a que Mumia, un periodista galardonado, ha sido un destacado activista político, luchador por la defensa de los derechos de los negros y oprimidos en los Estados Unidos y el mundo; ha denunciado las atrocidades del capitalismo y su estado ganando el título de “la voz de los sin voz”.

A sus 15 años, cuando Mumia era un portavoz del Partido Pantera Negra, era a los ojos del estado capitalista un hombre muerto con licencia. En la década de 1960 su nombre figuraba ya en el Índice de Seguridad del FBI (una lista de personas que el estado burgués considera indeseables). Uno de los “sin voz” a los que defendió y con los cuales se solidarizó fue la comuna MOVE, la cual fue literalmente bombardeada por la policía.

El caso de Mumia demuestra de qué se trata la racista pena de muerte. Es la cuerda de linchamiento legalizada, el arma máxima en el arsenal represivo estatal apuntada contra la clase obrera y los oprimidos. Su propósito es atemorizar y silenciar para siempre a cualquiera que se oponga a las injusticias del régimen capitalista y que pueda atravesarse en la implacable ofensiva de los gobernantes capitalistas por la obtención de ganancias y sus agresiones imperialistas, como la ocupación colonial de Irak. La pena de muerte, un legado de la esclavitud, se mantiene en una sociedad en la que la línea de color sirve como una cuña para dividir a las masas trabajadoras y perpetuar el dominio rapaz del capital.

Aunque estamos por la utilización de todos los resquicios de la legalidad burguesa para la liberación de Mumia, no tenemos ilusiones en que los tribunales burgueses puedan proporcionar justicia. El estado burgués, cuyo núcleo son la policía, el ejército, los tribunales y las cárceles, tiene como única función preservar la dominación de un puñado de capitalistas, reprimir a los explotados y oprimidos y neutralizar cualquier oposición a su régimen de propiedad privada sobre los medios de producción. Su llamado sistema de “justicia” está predispuesto hasta la médula por criterios de clase y raza.

La Liga Comunista Internacional ha tomado como suya la lucha para liberar a Mumia, poniendo en el centro la necesidad de movilizar a la clase obrera al nivel internacional como única forma de conseguirlo y vinculando su caso con la necesidad de derrocar al capitalismo como sistema de explotación al nivel mundial.

Para acabar para siempre con la represión y liberar a los oprimidos es necesario llevar a cabo una revolución socialista que destruya la máquina estatal asesina y racista de la burguesía. La opresión y explotación negra es la piedra de toque del capitalismo estadounidense. Las masas negras se encuentran subyugadas al fondo de la sociedad estadounidense, pero los obreros negros se encuentran integrados en sectores estratégicos del proletariado industrial, el cual es el único que tiene el poder social para derrocar al racista sistema capitalista. No hay otro camino para eliminar la opresión especial de los negros más que por medio de la conquista del poder por la clase obrera, es decir, la instauración de la dictadura del proletariado, la cual expropie los medios de producción a la burguesía y planifique la economía a través de soviets; y no habrá revolución proletaria para acabar con la explotación de clase a menos que la clase obrera activamente tome la lucha por la liberación de los negros. Los obreros y los negros avanzan juntos en la lucha por su liberación o separados retroceden. Es necesario forjar un partido obrero multirracial que combata las venenosas divisiones étnicas, raciales y nacionales fomentadas por la burguesía para mantener dividida a la clase obrera. La clase obrera es la única con el interés histórico de terminar con la propiedad burguesa y con ello plantar la semilla para la emancipación de todos los oprimidos. El proletariado racialmente integrado tiene los números, la organización y el poder derivado de su posición estratégica en los medios de producción para socializarlos y asegurar que todos tengan acceso a servicios de salud, educación, vivienda decente, derecho al aborto, etc.

Estados Unidos no es una masa homogénea reaccionaria; su sociedad también se encuentra dividida en clases y en ella también hay oprimidos. El proletariado mexicano tiene a su mejor aliado en el proletariado estadounidense, especialmente su componente negro. Una revolución de este lado de la frontera necesitará extenderse a los Estados Unidos, y los inmigrantes forman un puente humano clave para este propósito. Los intereses de clase unen a los trabajadores y es esta idea la que hay que fortalecer en su conciencia combatiendo los prejuicios nacionalistas. Los obreros tienen a su enemigo en la burguesía y a sus aliados en los obreros del resto del mundo.

Desde que tomamos la defensa de Mumia a mediados de los años 80, hemos convocado y llevado a cabo movilizaciones obreras y negras por su liberación con una gran respuesta de los sindicatos no sólo en los Estados Unidos sino al nivel internacional. Hemos conseguido que diversas organizaciones sindicales y sociales se sumen a esta campaña exigiendo la libertad de Mumia. Ejemplo de lo anterior son los transportistas estadounidenses, y en México el SITUAM, el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Nuclear, la Sección 22 del SNTE y el EZLN entre otros, al igual que personalidades de distintos medios. La Juventud Espartaquista ha realizado mítines en la UNAM y empujado en todos sus eventos la lucha por la libertad de Mumia.

Los invitamos a sumarse a esta campaña ya sea de forma individual o a través de sus organizaciones, aprobando resolutivos u organizando protestas, contribuyendo económicamente para su defensa legal y uniéndose a las marchas por Mumia. Él no debió haber pasado ni un día en la cárcel; él no debe continuar ahí. Ahora se moviliza el estado para tratar de silenciar para siempre a “la voz de los sin voz”. Eleva tu voz y organízate para exigir: ¡Libertad inmediata a Mumia Abu-Jamal! ¡Abolir la racista pena de muerte!