Espartaco No. 26 |
Septiembre de 2006 |
Iglesias, instituciones de caridad y dinero de la CIA
La estafa de los Foros Sociales
El que paga manda
El siguiente artículo ha sido traducido de Young Spartacus, las páginas juveniles de Workers Hammer No. 191, periódico de la Spartacist League/Britain, verano de 2005.
Si la campaña “Make Poverty History” (Terminar con la Pobreza) tuviera realmente algo que ver con desafiar las calamidades de la pobreza, el SIDA, el analfabetismo y la completa miseria e indigencia de los pueblos de África, ¿Tony Blair y Gordon Brown la apoyarían? Estos asesinos de Irak están intentando una vez más incrementar la popularidad del Partido Laborista entre los electores en casa y restaurar la imagen del sangriento imperialismo británico. Detrás de ellos hay un montón de celebridades, instituciones de caridad religiosas, ONGs, burócratas sindicales y reformistas como el Socialist Workers Party (SWP, Partido Socialista de los Trabajadores) que están propugnando el fraude de “Make Poverty History”.
No todos están dispuestos a creerles a Tony Blair y Gordon Brown con su nueva preocupación acerca de los pobres. Una carta en el Herald de Glasgow (6 de junio de 2005) señala irónicamente: “La sinceridad de Gordon Brown respecto a erradicar la pobreza es tan sincera y tan grande como su disposición a dirigir una manifestación de banqueros, financieros y corredores de bolsa por las calles de Edimburgo con una manta que proclame ‘¡Viva la Revolución Cubana!’.” Con respecto a la hipocresía imperialista acerca de la ayuda al “Tercer Mundo”, nosotros endosamos la caracterización de la caridad burguesa escrita por Engels en 1845. Dirigiéndose a la burguesía inglesa, escribió que era “¡Como si al proletariado le fuese de utilidad que vosotros les chupéis la sangre hasta la última gota, para poder ejercitar vuestros pruritos de vanidosa y farisaica beneficencia, mostraros ante el mundo cual potentes benefactores de la humanidad, cuando restituís al desangrado la centésima parte de lo que le pertenece!” (La situación de la clase obrera en Inglaterra). “Chuparles la sangre” a las masas trabajadoras del mundo es de lo que se trata el G8.
Para quienes quieran protestar contra la reunión del G8 pero no quieran unirse al espectáculo de “nosotros somos el mundo”, existe el puño de acero de la represión estatal. Ya hace meses que los periodicuchos amarillistas y otros medios han estado haciendo eco a las fuerzas policiacas que emiten informes alarmistas acerca de anarquistas “violentos” que van a atacar la cumbre del G8. Un ejército de 10 mil policías ha sido movilizado; se ha construido una cerca de 8 kilómetros alrededor del hotel de cinco estrellas en Gleneagles donde se va a llevar a cabo la reunión; y se informa que EE.UU. va a colocar un portaaviones lleno de infantes de marina cerca de la costa occidental de Escocia.
He aquí los métodos que usan los gobernantes capitalistas para lidiar con lo que perciben como una amenaza a su gobierno: por un lado la represión estatal, y por el otro la cooptación política. Entre los mecanismos para cooptar las protestas “globalifóbicas” se destacan el Foro Social Mundial (FSM) y el Foro Social Europeo (FSE), que son dirigidos y organizados por muchas de las mismas fuerzas que dirigen “Make Poverty History”. Desde 2001, estos Foros Sociales se han usado para desviar la ola de protestas masivas —en contra del G8, la Organización Mundial del Comercio, el FMI y otras agencias imperialistas— ejemplificada por la manifestación de Seattle en 1999. El propósito fue desviar a los jóvenes radicales lejos de enfrentamientos encarnizados contra las fuerzas del estado capitalista para acorralarlos detrás de la “alternativa democrática” del reformismo parlamentario, mientras fingían que estos clubes de charla “no eran parlamentarios”. Lejos de haber enfrentado gases lacrimógenos, cañones de agua y balas del estado capitalista, como ocurrió en Génova en julio de 2001, el FSM y el FSE han sido apoyados y financiados por varias agencias de los gobernantes imperialistas.
Esto ocurre porque los Foros Sociales y el movimiento supuestamente “anticapitalista” de hecho no son ninguna amenaza fundamental para el dominio capitalista. Sus organizadores comparten el mito predominante del mundo “postsoviético”: la lucha de clases en contra del orden capitalista es algo del pasado; la clase obrera es irrelevante como factor para el cambio social; y lo mejor que se puede lograr es darle una cara “humana” al sistema. La verdad es que el sistema capitalista depende, tanto como siempre, de la clase obrera, la cual tiene el poder para derrocar el capitalismo. Para lograr esto, la clase obrera tiene que cobrar conciencia de que sus propios intereses son irreconciliables con los de los capitalistas. Los Foros Sociales son un obstáculo a esta conciencia de clase.
Los Foros Sociales y el financiamiento estatal
Todos los Foros Sociales Mundiales y Europeos han sido financiados por estados capitalistas en los países donde se han llevado a cabo y han recibido endoso oficial de los gobiernos municipales o las alcaldías burguesas. La lista de los patrocinadores para el FSM ha incluido no sólo el gobierno de la ciudad de Porto Alegre, el gobierno estatal de Rio Grande do Sul y el gobierno federal de Brasil, ¡sino también el Banco do Brasil y la compañía petrolera más grande de ese país, Petrobras! El FSE de 2002 fue financiado por la ciudad de Florencia y el FSE de 2003 en París fue financiado por el gobierno de Chirac. La oficina del alcalde de New Labour [Nuevo Partido Laborista], Ken Livingstone, quien apoyó el bombardeo imperialista de Serbia y fue porrista del terror policiaco contra los manifestantes “anticapitalistas” del 1º de mayo de 2000, fue la anfitriona y patrocinadora del FSE de 2004 en Londres.
Todos los Foros Sociales han estado dominados también por las mal llamadas Organizaciones “No Gubernamentales” (ONGs). Por supuesto que estas organizaciones, endosadas por iglesias y estados capitalistas, de los cuales reciben una gran parte de su financiamiento, no son independientes de los gobiernos ante los cuales responden. Las instituciones de caridad han sido por mucho tiempo la cara “humanitaria” de la intervención imperialista y de las empresas multinacionales que buscan saquear las economías del “Tercer Mundo”. Las ONGs más prominentes en los Foros Sociales han incluido Oxfam, War on Want (Guerra Contra la Necesidad) y Christian Aid. El patrocinador principal de las ONGs en todas partes del mundo es la ONU, la cual fue iniciada para darle una apariencia humanitaria a las depredaciones del imperialismo, en particular el estadounidense. Siguiendo esta tradición, el Foro Social Mundial de enero de 2003 en Porto Alegre recibió un mensaje de apoyo del secretario general de la ONU, Kofi Annan.
El que paga los mariachis escoge el son. Y si bien todos los Foros Sociales vituperan contra el régimen verdaderamente salvaje y loco de Bush en EE.UU., entre los que financian los FSM están nada menos que el Rockefeller Brothers Fund y la Ford Foundation. La fundación Rockefeller sirvió para mejorar la reputación de los Rockefeller después de la masacre en Ludlow, Colorado, el 20 de abril de 1914, cuando 20 personas, incluyendo a niños, murieron a manos de paramilitares y agentes de seguridad de la compañía durante la lucha encarnizada del sindicato minero. La Ford Foundation se hizo famosa en 1936 en el punto culminante de las luchas por construir sindicatos industriales en el ramo automotriz en EE.UU. Después de la Segunda Guerra Mundial, se convirtió en conducto para el dinero de la CIA dirigido a causas anticomunistas por todo el mundo.
Mientras aceptan el financiamiento de algunas de las más notorias agencias del imperialismo estadounidense, los Foros Sociales Mundiales no han recibido tan calurosamente a quienes son considerados amenazas potenciales a los intereses del imperialismo. La declaración en la Carta de Principios del FSM de que “ni representantes partidistas ni organizaciones militares participarán en el Foro” ha sido usada para excluir a los zapatistas así como a las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). Hasta las Madres de la Plaza de Mayo, una organización de las madres de izquierdistas que fueron “desaparecidos” durante la dictadura militar argentina de 1976-1983, fueron excluidas del FSM de 2002. Por otro lado, una cálida bienvenida fue proporcionada a varios dirigentes de gobiernos capitalistas, quienes presiden sobre “destacamentos especiales de hombres armados”, más comúnmente conocidos como el estado capitalista.
Un artículo perspicaz titulado “La economía y la política del Foro Social Mundial” en Aspects of India’s Economy [Aspectos de la economía de la India] (septiembre de 2003) escrito por Rajani X. Desai describió acertadamente el propósito y la naturaleza de los Foros Sociales:
“Mientras varias fuerzas políticas que luchan por un cambio de sistema han sido excluidos de las reuniones del FSM, montones de dirigentes políticos de países imperialistas han asistido. No es que sólo el FSM como cuerpo recibe dinero de agencias ligadas a los intereses y las operaciones imperialistas, sino que innumerables cuerpos que participan en el FSM también dependen de tales agencias. Las implicaciones de esto se pueden ver en la historia de una de estas agencias, la Ford Foundation, que ha colaborado cercanamente con la Central Intelligence Agency de EE.UU. alrededor del mundo, y en la India ha ayudado a desarrollar las políticas del gobierno que favorecen los intereses estadounidenses.”
Cubierta izquierdista para la colaboración de clases
El hecho de que los Foros Sociales Mundiales y Europeos han sido básicamente comprados por varios gobiernos y agencias capitalistas no le importa mucho al SWP. Alex Callinicos, dirigente del SWP (y vocero prominente en templetes de los Foros Sociales), dijo desvergonzadamente, “todos entendíamos que un Foro Social masivo necesita dinero y dinero significa compromisos” (Discussion Bulletin de la Tendencia Socialista Internacional, enero de 2005). ¡Efectivamente! Tales sentimientos no son una peculiaridad de Callinicos. El primer Foro Social Mundial en 2001 fue organizado en parte por los falsos trotskistas del Secretariado Unificado (S.U.). Ahí se capacitó a los jóvenes radicales para que administren la austeridad fiscal para el estado capitalista a través de “presupuestos participatorios” fingidos. Para los benefactores capitalistas que financiaron el FSM la inversión valió la pena. Hoy en día, el Partido dos Trabalhadores del presidente brasileño Lula —con la ayuda de un “camarada ministro” que es miembro del S.U.— administra el estado capitalista en Brasil, obedeciendo servilmente las órdenes del FMI al imponerle la austeridad a una población empobrecida.
En el FSM de enero de 2005, muchos de los asistentes abuchearon rotundamente a Lula, en oposición a su colaboración y alcahueteo con el FMI y el Banco Mundial. Pero la verdad es que Lula representa la política y el programa del FSM al nivel del poder estatal. Esto es lo que se conoce como el frente popular: un bloque político colaboracionista de clases de organizaciones de la clase obrera con agencias capitalistas, mediante el cual se subordina la política del componente obrero a la política de la burguesía, a la defensa del estado burgués y el capitalismo. Los gobernantes asignan a los frentes populares, como el gobierno de Lula en Brasil, la tarea de vender la austeridad a los obreros más eficazmente que los desacreditados partidos burgueses.
Ante el descrédito de Lula debido a sus ataques contra los obreros y campesinos brasileños, el nuevo héroe del FSM de 2005 fue el presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Esto fue un cambio importante porque Chávez no fue invitado al FSM de 2003, mientras éste luchaba contra los intentos del gobierno estadounidense de derrocarlo, y no le permitieron un espacio oficial cuando llegó de todos modos. La popularidad de Chávez entre los oprimidos de Venezuela surge del hecho de que ha usado las rentas públicas petroleras para introducir reformas que han beneficiado a los pobres, y no se le ve como un lacayo de EE.UU. Pero ni son reformas estructurales básicas, ni mucho menos una revolución social, y están sujetas a los cambios en los precios mundiales del petróleo.
Chávez es un nacionalista burgués que gobierna para el capitalismo en Venezuela. El populismo nacionalista y el neoliberalismo económico son simplemente políticas alternativas del dominio de la misma clase capitalista. Es un hecho que muchos de los grandes terratenientes y capitalistas de Venezuela, así como los neoconservadores del gobierno de Bush que en abril de 2002 apoyaron un golpe militar en contra de Chávez, lo odian. Pero los representantes más racionales del imperialismo ven en Chávez, con su atracción popular, a alguien en quien confiar para proteger sus inversiones. Tales voceros del imperialismo como el Financial Times y el New York Times vieron la noticia de que Chávez haya derrotado en 2004 el referendo de destitución en su contra como una garantía de “estabilidad”. Como escribimos en Workers Vanguard No. 831, 3 de septiembre de 2004:
“La perspectiva inmediata que enfrentamos urgentemente es no sólo oponernos a las incursiones imperialistas en Venezuela y en otras partes, sino también luchar para romper el apoyo del movimiento obrero a Chávez o a la oposición, y forjar un partido obrero internacionalista revolucionario para dirigir a la clase obrera al poder. Esto requiere una lucha intransigente contra el nacionalismo en Venezuela, el cual oscurece las divisiones de clase en el país. Sólo la lucha victoriosa por el dominio de la clase obrera, es decir, la revolución socialista en toda América, asegurará tierra para los que no la tienen y permitirá que los obreros petroleros y otros proletarios disfruten de la riqueza que su trabajo produce.”
Al presentar a los nacionalistas burgueses (por ejemplo Chávez) como luchadores contra la “globalización”, los Foros Sociales trabajan en contra de la lucha por la revolución socialista porque atan a la clase obrera a su “propia” clase capitalista nacional. De hecho, todos los Foros Sociales Mundiales se han llevado a cabo en países del “Tercer Mundo” como Brasil o la India para disfrazar el antagonismo de clase entre la clase obrera de estos países y sus explotadores burgueses nativos. El mensaje ha sido que se puede confiar en la burguesía del “Sur Global” para unirse con “el pueblo” y luchar contra la “globalización”. Pero la preocupación principal de los capitalistas del “Tercer Mundo” es defender sus ganancias, para lo cual dependen de los imperialistas y requieren de la máxima explotación de la clase obrera.
Con la misma meta de atar a los explotados a sus explotadores, el FSE impulsa la ilusión de una “Europa Social” humana bajo el capitalismo, en contraste con el modelo neoliberal representado por EE.UU. y Gran Bretaña. La promoción de esta visión de una “Europa Social” ha atraído hacia el FSE a los dirigentes sindicales procapitalistas así como los políticos socialdemócratas por todo el continente. En la manifestación contra la Cumbre de la UE en Niza en 2000, el secretario general de la Confederación Europea de Sindicatos expresó la perspectiva política de ésta: “Los sindicatos y las ONGs tienen que incorporarse a las estructuras de toma de decisión en Bruselas... Estamos de acuerdo en que Europa tiene que hacerse más competitiva, sí. Pero la nueva Europa tiene que incluir una calidad de vida digna para todos sus ciudadanos” (citado en “La economía y la política del Foro Social Mundial”). Hacerse “más competitiva” significa extraer mayor ganancia del sudor y el trabajo de la clase obrera. Los burócratas del Congreso Sindical Británico (TUC, por sus siglas en inglés) endosaron el FSE de 2004 en Londres y lo usaron como oportunidad para darle una plataforma a Sobhi Al-Mashadani de la Federación Sindical Iraquí (FSI), un lacayo del gobierno lacayo de los imperialistas en Irak. Esto ocurrió después de la conferencia del Partido Laborista donde, a petición de los burócratas sindicales, otro representante de la FSI, Abdullah Muhsin, apoyó la ocupación imperialista al ayudar a asegurar la derrota de una resolución que exigía el pronto retiro de las tropas británicas de Irak.
Workers Power en trance bajo su propia hipnosis
En su folleto Anti-Capitalism: Summit Sieges and Social Forums [El anticapitalismo: Los asedios de las Cumbres y los Foros Sociales] (2005), la Liga por la Quinta Internacional (L5I) de Workers Power (Poder Obrero) posa como un crítico de izquierda de organizadores del FSM como Bernard Cassen y Susan George de ATTAC, una organización iniciada para hacer campaña para gravar las transacciones financieras internacionales y en contra del “neoliberalismo”. Aunque el Partido Comunista Francés y el S.U. proporcionan personal para sus oficinas, ATTAC no finge oponerse al capitalismo. Es una organización completamente burguesa que se jactaba de sus vínculos estrechos con el gobierno de frente popular de Lionel Jospin. Sin embargo, con respecto a Cassen y George, la L5I argumenta: “No necesitamos organizar una escisión artificial con ellos pero tampoco debemos temer una escisión. Si avanzamos con determinación, desertarán inmediatamente.” Cuando hablan de “escisión artificial”, los de la L5I quieren decir una escisión a lo largo de la línea de clases. La L5I no se opone a la colaboración de clases; simplemente quiere un frente popular más combativo.
Por cierto, la concepción descabellada de la L5I, Workers Power y su grupo juvenil, Revolution, es que pueden construir no sólo un “movimiento” sino también un partido “revolucionario” a partir de estas alianzas transclasistas patrocinadas por el estado. “El movimiento anticapitalista, el movimiento obrero, los movimientos de los oprimidos racial y nacionalmente, la juventud, las mujeres, todos se deben juntar para crear una nueva Internacional: un partido mundial de la revolución socialista” (Anti-Capitalism: Summit Sieges and Social Forums). Mientras declaran inválido el dominio burocrático de la derecha, Workers Power busca lograr “estructuras democráticas” dentro de los Foros Sociales para maquinar la transformación del movimiento. Abogan por el uso de “iniciativas como la Asamblea de Movimientos Sociales para proponer cuerpos de coordinación permanentes, que sean electos y basados en delegados, y que puedan preparar el camino para un Congreso estructurado en el cual se pueda debatir, enmendar y adoptar propuestas organizativas y políticas”.
Lo que falta en la ecuación de Workers Power es una lucha política en oposición al propósito entero de estos Foros Sociales, que se basan en el mantenimiento del sistema capitalista mientras intentan hacerle una cirugía plástica para darle un aspecto “democrático” y “humanitario”. Pero incluso Workers Power tiene que reconocer que a estas Asambleas les falta la concepción de que “el sistema capitalista es el enemigo”, “la clase obrera es la fuerza” y “el socialismo es la única base posible para el ‘otro mundo’ que buscan construir” (Workers Power, marzo de 2005).
La realidad del colaboracionismo de clases se reveló tajantemente en el primer FSE en Florencia en 2002. La L5I afirmó con excesiva efusividad: “La mera intoxicación de estar ‘tous ensemble’ (todos juntos) significó que incluso reformistas acérrimos hablaban como agitadores revolucionarios. Todos estaban motivados también por la urgencia de hacer todo lo posible para detener la guerra de George Bush contra Irak.” “Todo lo posible” incluía un llamado explícito a los dirigentes imperialistas de Europa para que se opusieran a los planes de EE.UU. de invadir a Irak; el llamado fue firmado por una gama de grupos de la izquierda europea, incluyendo al SWP, Workers Power y Revolution en una reunión preparatoria en Bruselas para el FSE de Florencia. El llamado afirma: “Llamamos a que todos los jefes de estado europeos se opongan públicamente a esta guerra, aunque tenga apoyo de la ONU, y que exijan que George Bush abandone sus planes de guerra” (Liberazione, 13 de septiembre de 2002). Este llamado rastrero a los dirigentes capitalistas europeos “amantes de la paz” sólo sirve para atar a los explotados a sus explotadores.
Las principales fuerzas detrás del FSE de Florencia fueron los partidos reformistas italianos de masas como Rifondazione comunista (RC) y Demócratas de Izquierda (DS, por sus siglas en italiano). En los años 90, DS formó parte de la coalición gubernamental “Olivo” que administró el terror antiinmigrante y ataques severos contra la clase obrera en nombre del imperialismo italiano. Hasta fines de 1998, RC tenía una coalición tácita con DS. El FSE les da a estos frentepopulistas consumados una manera barata de recuperar apoyo para que puedan regresar al gobierno. De manera similar, el Partido Comunista (PCF) y la seudotrotskista Ligue communiste révolutionnaire (LCR) de Alain Krivine organizaron el FSE de París. Hoy día en Francia, donde el gobierno de Chirac se desacreditó totalmente con el voto en contra del tratado constitucional de la UE, estas mismas fuerzas trabajan febrilmente para construir una nueva alianza de colaboración de clases con la esperanza de que puedan tomar las riendas del gobierno. Eso significa llevar a cabo los ataques contra la asistencia social así como la racista “guerra contra el terrorismo”.
El frente popular: No una táctica sino el mayor de los crímenes
La tarea básica de los marxistas revolucionarios es hacer que la clase obrera y la juventud radical rompan con la idea de que pueden negociar un futuro común progresista con representantes de la clase capitalista que es responsable de la explotación, la guerra imperialista, el racismo, la opresión de la mujer y la opresión sexual. Dado que produce toda la riqueza de la sociedad capitalista y las ganancias de la burguesía, la clase obrera es el único agente con el poder social y el interés objetivo para derrocar el sistema capitalista y destrozar su estado. Esto requiere la revolución socialista para remplazar la dictadura de la burguesía con un estado obrero que defienda y administre una economía planificada y colectivizada. A escala internacional, esto sentaría las bases para erradicar la escasez y producir para las necesidades de la raza humana entera. La única herramienta que puede organizar la lucha proletaria para derrocar el capitalismo es un partido revolucionario de vanguardia.
Esto se contrapone al colaboracionismo de clases de los Foros Sociales. Los Foros Sociales, adaptados a los sentimientos de los activistas que están hartos de la política y los partidos parlamentarios, son frentes populares que promueven el mito de que una “alianza popular” con capitalistas supuestamente “progresistas” pueda acabar con los estragos del imperialismo. El frente popular fue el arma favorita utilizada por los estalinistas en los años 30 para impedir la revolución obrera. Trotsky estaba vehementemente opuesto al frente popular y advirtió insistentemente de sus terribles consecuencias para la clase obrera. Como señaló el entonces dirigente trotskista James Burnham en su folleto de 1937, “El frente popular, la nueva traición”:
“Para el proletario, renunciar a su propio programa independiente, a través de sus partidos, significa renunciar a su funcionamiento independiente de clase... Al aceptar el programa del frente popular, por ende acepta las metas de otro sector de la sociedad; acepta la meta de defensa del capitalismo mientras toda la historia demuestra que los intereses del proletariado sólo se satisfacen derrocando al capitalismo.”
El frente popular a menudo ha tenido sangrientas repercusiones para la clase obrera y los oprimidos. Un ejemplo clásico es el de Chile en 1973, cuando Salvador Allende y sus compañeros reformistas dirigieron a la clase obrera de mentalidad revolucionaria hacia un gobierno de coalición con los capitalistas. Allende prometió no retar al orden capitalista ni al estado y puso fin a las tomas de tierra de los campesinos y a las tomas de fábricas de los obreros. Con la ayuda del imperialismo estadounidense, la burguesía chilena recurrió al general Augusto Pinochet para que atacara a la clase obrera y sus dirigentes (incluyendo a Allende), e impuso una dictadura militar salvaje que cobró 30 mil vidas.
Desde Seattle hasta los Foros Sociales
Con la esperanza de ser atractivos para jóvenes combativos que odian los Foros Sociales por ser clubes de charla interminable, la L5I suplica que se vuelva a las manifestaciones callejeras de Seattle y Génova. Su folleto proclama que “Por cinco años nuestro movimiento ha asediado a las cumbres de los ricos y los poderosos... Tiene que volver a las calles, y mostrar a través de acción directa masiva su intención: construir un mundo sin clases, opresión, racismo, guerra ni imperialismo.” Pero la política del FSM no está contrapuesta a la política de Seattle, sino que es una extensión de ésta. Aunque atrajo a muchos jóvenes que se oponían al impacto del capitalismo internacionalmente, la manifestación en Seattle fue dirigida políticamente por los socialdemócratas y los burócratas sindicales, cuyas diatribas anticomunistas contra China hacen eco de los intereses de los gobernantes imperialistas que buscan la restauración del sistema de explotación capitalista en el estado obrero deformado chino. Una protesta de “acción directa” basada en la política frentepopulista proimperialista es simplemente colaboración de clases “combativa”.
El contexto de la proliferación de los Foros Sociales es la contrarrevolución en la antigua URSS y la campaña ideológica de la burguesía de que “el comunismo ha muerto”. Un ejemplo típico, entre izquierdistas jóvenes, del retroceso de la conciencia a causa de la destrucción de la Unión Soviética es la idea de que la clase obrera es irrelevante como medio para el cambio social, o que es sólo una víctima más de la opresión. Mientras tanto, los burócratas sindicales ahora justifican la traición de luchas obreras argumentando que la “globalización” hace que la lucha de clases sea inefectiva porque los capitalistas pueden trasladar fácilmente la producción a economías de bajos salarios en Asia o Europa oriental. Si bien ha habido ciertos cambios cuantitativos en la economía mundial en las últimas décadas, la “globalización” no es un fenómeno cualitativamente nuevo. Hace casi 90 años, V.I. Lenin explicó el hecho de que la economía de mercado capitalista es “global”, que los bancos y las corporaciones buscan países (de bajos salarios) donde puedan obtener la más alta ganancia, y que el capital financiero se ha internacionalizado:
“El imperialismo es el capitalismo en aquella etapa de desarrollo en que se establece la dominación de los monopolios y el capital financiero; en que ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales; en que empieza el reparto del mundo entre los trusts internacionales; en que ha culminado el reparto de todos los territorios del planeta entre las más grandes potencias capitalistas.”
— El imperialismo, etapa superior del capitalismo (1916)
La pobreza, las enfermedades, la explotación y la guerra no son aberraciones del sistema capitalista sino que son inherentes a su funcionamiento. Las fuerzas productivas se pueden desarrollar para proporcionar un nivel de vida decente a toda la humanidad sólo mediante el derrocamiento del capitalismo.
En el contexto de una cacería de brujas internacional en contra de los anarquistas de “acción directa” del Bloque Negro, después de la muerte del manifestante izquierdista Carlo Giuliani en Génova en 2001 a manos de la policía, el grueso de la izquierda socialdemócrata en el movimiento globalifóbico participó en tachar al Bloque Negro de violento y de estar compuesto de policías. La LCI se destacó por nuestra inequívoca defensa del Bloque Negro ante los ataques del estado capitalista y sus lacayos. Al mismo tiempo enfatizamos:
“La pregunta que enfrentan los muchísimos jóvenes radicales que han sido atraídos a las protestas ‘globalifóbicas’ de los últimos años es: ¿Cómo se cambia el mundo? Aunque las protestas han tenido éxito en obligar a los imperialistas a planear sus reuniones futuras en lugares aislados, esto no impide el funcionamiento del sistema capitalista. Acabar con la explotación imperialista requiere una movilización política del proletariado en una revolución socialista completa...
“Se necesita una nueva dirección revolucionaria de la clase obrera, un tribuno del pueblo y combatiente en nombre de todos los oprimidos. Es necesario romper con la política de colaboracionismo de clases impulsada por quienes, en nombre del ‘mal menor’, subordinan los intereses vitales del proletariado a los de sus explotadores y opresores capitalistas. Es necesario forjar un partido obrero revolucionario que luche para establecer un gobierno obrero mediante la revolución socialista en contra del sistema capitalista entero.”
—“Sangre y balas en Génova”, Workers Vanguard No. 762, 3 de agosto de 2001
Los marxistas del Spartacus Youth Group y de la Liga Comunista Internacional entendemos que la lucha por la independencia de la clase obrera es la precondición para la emancipación de la humanidad mediante la revolución socialista. Nuestra actitud hacia los Foros Sociales, así como hacia cualquier otro frente popular, es de oponernos a ellos interviniendo con nuestra tajante caracterización y explicando su engaño con la intención de ganar a un programa proletario, revolucionario e internacionalista a quienes genuinamente quieren luchar contra la opresión y la explotación. Somos comunistas orgullosos y nos negamos a ser los lacayos de los socialdemócratas, los burócratas sindicales y sus amos capitalistas. Si compartes esta negativa, únete a nosotros.