Workers Vanguard No. 1162

4 October 2019

 

UAW: ¡Huelga hasta vencer!

We publish below a Spanish translation of an earlier Workers Vanguard article, “UAW: Strike to Win!” (No. 1161, 20 September), which was produced as a leaflet by the Grupo Espartaquista de México. In solidarity with the UAW strike in the U.S., our comrades distributed the leaflet at GM and Ford auto plants outside of Mexico City.

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A continuación presentamos una traducción al español de un artículo previo de Workers Vanguard (No. 1161, 20 de septiembre), publicado como volante por el Grupo Espartaquista de México. En solidaridad con la huelga del UAW en EE.UU., nuestros camaradas distribuyeron el volante en plantas automotrices de GM y Ford a las afueras de la Ciudad de México.


17 DE SEPTIEMBRE—Unos 50 mil obreros automotrices se sumaron a las líneas de piquete, que han parado las plantas de General Motors a lo largo del país. Dos grandes fuerzas de clase antagónicas se enfrentan de manera abierta, y el impacto podría sentirse entre los productores de autopartes y en otros sectores de la economía estadounidense, así como en el resto del imperio de GM en Canadá y México. Los miembros del sindicato United Auto Workers (UAW), hartos de años de sacrificios forzados, le están plantando cara a un gigante manufacturero que, sólo en los últimos tres años, ha obtenido más de 30 mil millones de dólares de ganancias, amasadas con la sangre y el sudor de los obreros. El fabricante, como los demás capitalistas, no está satisfecho. GM quiere exprimir aún más a sus obreros, endilgándoles mayores costos de atención médica y concediéndoles un miserable aumento de sueldo por debajo de la inflación. Hay que detenerlo. Una huelga sólida que resulte victoriosa podría revitalizar otras luchas sindicales para repeler a los codiciosos patrones en otras partes, empezando por Ford y Fiat Chrysler.

Como quedó claro en discusiones con obreros en las líneas de piquete, los trabajadores automotrices resienten profundamente el tóxico esquema de salarios escalonados y el siempre creciente número de empleados temporales. Los obreros temporales y los de categoría salarial inferior trabajan al lado de sus hermanos y hermanas sindicalizados a cambio de una retribución muy desigual. Los obreros que entraron a GM antes de 2007, y cuyo número disminuye cada vez más, ganan aproximadamente 31 dólares la hora, mientras que la gran mayoría de los que han sido contratados desde entonces gana mucho menos, y los temporales, que están en el fondo, llegan a ganar menos de la mitad de eso. Es frecuente que esos puestos temporales se les den a obreros negros y mujeres, como parte de un plan de los patrones destinado a sembrar una mayor división entre la fuerza laboral. La última vez que los miembros del UAW pararon contra GM, por un par de días en 2007, se les impuso un acuerdo que incluía un salario menor a quien fuera contratado a partir de entonces. ¡No más traiciones! Hay que luchar para acabar con esta afiliación sindical de segunda clase y obtener pago y prestaciones iguales por trabajo igual, al nivel más alto, para todos.

La huelga ha recibido un torrente de solidaridad de los trabajadores de todo el país, y el presidente de los Teamsters [sindicato de transportistas] ya prometió que sus afiliados no transportarán vehículos de GM mientras dure la huelga. En las horas anteriores al inicio de la huelga, sin embargo, las cosas parecían muy distintas en las cinco plantas de GM donde los trabajadores de intendencia, sindicalizados en el UAW, estaban ya en huelga y habían instalado líneas de piquete, sólo para que los funcionarios sindicales ordenaran a sus afiliados en las líneas de producción que las cruzaran y se reportaran a sus turnos. “¡Eso no es solidaridad!” comentó un obrero del UAW con amargura.

En efecto, esta orden fue un golpe a todos los involucrados. Las líneas de piquete deben respetarse. Son las líneas de batalla de la lucha de clases. Los sindicatos industriales se construyeron sobre principios básicos como “si para uno, paramos todos” y “las líneas de piquete significan no cruzar”. Ahora que tanto los trabajadores de intendencia como los de producción están en huelga, deben seguir en huelga unidos hasta que se cumplan todas sus exigencias. La movilización de las bases obreras, especialmente los miembros del UAW en Ford y Fiat Chrysler así como en las fábricas de autopartes, debe reforzar aún más sus líneas de piquete.

Igualmente, es crucial forjar vínculos de solidaridad a través de las fronteras nacionales. Actualmente, GM lleva a cabo en México más de una cuarta parte de su producción en Norteamérica. Quienes trabajan en sus plantas mexicanas son aliados naturales de los miembros del UAW. A principios de este año, decenas de miles de obreras y obreros sindicalizados de las maquiladoras de la ciudad fronteriza de Matamoros llevaron a cabo huelgas exitosas contra varias empresas, incluyendo un fabricante de autopartes de vehículos de GM. La lucha unida de los obreros automotrices de EE.UU., México y Canadá infligiría un duro golpe a los planes de la gerencia de mantenerlos a todos subyugados, independientemente de la ubicación de sus plantas.

Esta perspectiva ciertamente no es la de la burocracia del UAW, que promueve la mentira de que los empleos en Estados Unidos pueden salvarse apelando a los patrones y a los políticos como Donald “America First” Trump para que tomen medidas que les costarían sus empleos a los obreros en México. El pasado noviembre, cuando GM anunció sus planes de cerrar cinco plantas, el presidente del UAW, Gary Jones, despotricó contra las compañías que “prefieren a los obreros extranjeros sobre los estadounidenses”. Este chovinismo ha permeado a los trabajadores, de tal forma que algunos huelguistas dijeron a reporteros de Workers Vanguard que los obreros mexicanos tienen la culpa de la pérdida de empleos. El proteccionismo es veneno, ni más ni menos. Impide la solidaridad obrera internacional mientras que retrata a la patronal como posibles “socios” del sindicato.

El sindicato puede poner un alto al recorte de empleos y a los otros ataques de la patronal contando sólo con sus números, organización y solidaridad. Como hace siempre que hay revisión contractual, hoy GM insiste en cerrar lo que llama “la brecha del costo laboral” que lo separa de otras plantas automotrices no sindicalizadas de capital extranjero en Estados Unidos. Pues bien, ya es hora de que el sindicato cierre esa brecha en su propio beneficio, lanzando una campaña concertada para sindicalizar al mar de obreros no sindicalizados de esa industria, para que todos los obreros automotrices puedan disfrutar de los mejores salarios y de condiciones de trabajo decentes. Una campaña así llevaría por fuerza a enfrentar directamente el sistema de opresión y segregación racial, que históricamente ha servido para dividir a los obreros y mantener lejos a los sindicatos, especialmente en el Sur.

Diversos políticos del Partido Demócrata han expresado su apoyo a la huelga. ¡Mucho cuidado con estos “amigos”, que en realidad son enemigos! Los líderes del UAW atan la suerte del sindicato a la elección de estos demócratas que, tanto como los republicanos, son sirvientes de los explotadores capitalistas. Los vítores a la huelga que actualmente lanzan los demócratas que aspiran a la postulación presidencial del 2020 no son más que un intento transparente por ganar votos. Joe Biden era parte del gobierno de Obama, que en 2009 dejó caer el martillo sobre el sindicato para rescatar a los patrones automotrices. La dirección del UAW tuvo parte en el asunto, incluso se comprometió a no estallar huelgas, y hasta la fecha alega que la orgía de despidos masivos y recortes salariales salvó empleos. Otros demócratas, como Bernie Sanders, no son fundamentalmente mejores. Este supuesto progresista es un proteccionista de viejo cuño, cuyas medidas económicas favoritas se basan en enfrentar a los obreros entre sí sobre líneas nacionales.

El gobierno de Obama también dejó su marca en el UAW al lanzar la ahora expandida investigación del gobierno federal sobre supuestas malversaciones por parte de funcionarios sindicales. Esa investigación constituye un peligro inminente para el sindicato, calculada para ir tras más miembros de la dirección durante las negociaciones contractuales. En vísperas de la huelga, el director regional del UAW, Vance Pearson, se sumó a la lista de funcionarios sindicales (actuales y antiguos) arrestados hasta ahora. Esta injerencia en el sindicato debería dejarle claro a todo afiliado al UAW que la policía y las demás autoridades estatales son agentes represivos de los patrones. Gobierno, ¡manos fuera del UAW! ¡El movimiento obrero debe limpiar su propia casa!

Expresando un sentimiento muy extendido, un huelguista describió a la dirección sindical como “corrupta y nepotista”. Hacer negocios turbios para beneficiarse personalmente es una cosa. Pero el problema subyacente es la corrupción política de la burocracia sindical, cuyo punto de partida es la colaboración de clases, que entre otras cosas la lleva a exaltar a un demócrata tras otro. La colaboración de clases es una receta para la derrota del sindicato.

Un oscuro grupúsculo, que se hace llamar “World Socialist Web Site”, ha aprovechado el escándalo de corrupción para afirmar que “el UAW ha quedado totalmente desacreditado” (wsws.org, 14 de septiembre). Hay que tener cuidado con estas sabandijas antisindicales, que equiparan a las organizaciones de defensa básica de la clase obrera con sus falsos líderes procapitalistas. Nuestro propósito al denunciar la colaboración de clases es facilitar la lucha que fortalecerá a los sindicatos.

Lo que hace falta es una dirección clasista de los sindicatos, forjada en la lucha contra los demócratas y todos los demás partidos capitalistas. Armado con el conocimiento certero de que la clase obrera no tiene ningún interés en común con los patrones, un sindicato como el UAW podría cumplir un papel dirigente en la lucha amplia contra las depredaciones del capitalismo, atrayendo a otros obreros y a los desempleados, así como a la población negra y los inmigrantes que están en la mira de los gobernantes capitalistas. Para sostener esa perspectiva contra todos los obstáculos que la burguesía pondrá en el camino, se requiere construir un partido obrero comprometido con la expropiación de la clase capitalista y el establecimiento de un gobierno proletario que represente a los trabajadores y responda ante ellos.