Workers Vanguard No. 1134 |
18 May 2018 |
Puerto Rico: Primero de Mayo
Policía ataca manifestantes
¡Por el derecho a la independencia!
Por segundo año consecutivo, un paro nacional en el Día Internacional de los Trabajadores paralizó gran parte de Puerto Rico, cuyo pueblo empobrecido ha sufrido bajo el yugo de la opresión colonial de EE.UU. durante mucho tiempo. Hartos de los ataques incesantes contra las necesidades básicas y los servicios públicos, miles de sindicalistas, estudiantes y otros activistas tomaron las calles de San Juan y otros lugares para protestar contra las más recientes medidas de austeridad salvaje dictadas por Washington y su Junta de Supervisión y Administración Financiera, conocida como la Junta. Este organismo, establecido por la administración de Obama en 2016, está ferozmente resuelto a saquear las pensiones, cerrar escuelas y hacer la vida después del Huracán María aún más miserable para los trabajadores y los oprimidos, todo con el fin de que los bancos y fondos de cobertura de EE.UU. puedan cobrar la enorme deuda de la isla. Bajo órdenes de la Junta, el pago de la matrícula ha aumentado más del doble en la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Marchando desde distintos puntos, los manifestantes del Primero de Mayo en San Juan se reunieron en la Milla de Oro, donde la Junta y varias instituciones financieras tienen sus oficinas. Más de mil policías en equipo antidisturbios, muchos en motocicleta, flanquearon las calles y formaron barricadas. Cuando un contingente, formado en su mayoría por estudiantes e izquierdistas, intentó proceder a la oficina central del odiado Banco Popular, la policía antidisturbios y un equipo SWAT repentinamente los atacó a macanazos, con balas de goma, gas pimienta y gases lacrimógenos. Jubilados, sindicalistas y sus hijos lloraban y luchaban por respirar mientras que el gas se extendía por toda el área y la policía bloqueaba rutas de escape.
La policía persiguió a los manifestantes hasta Río Piedras, donde está el plantel principal de la UPR, soltando gas lacrimógeno frente a una residencia para ancianos y tomando una vivienda por asalto sin orden de allanamiento. Unas 20 personas fueron arrestadas y detenidas en distintas comisarías, dificultando que otros activistas les ayudaran. Esa noche, el Partisan Defense Committee, una organización de defensa legal y social asociada con la Spartacist League, emitió una declaración en protesta en español e inglés, la cual se distribuyó en San Juan. El PDC declaró: “Denunciamos esta campaña de terror. El estado quiere silenciar a todos aquellos que se oponen a las medidas hambreadoras dictadas por los amos coloniales de Estados Unidos e impuestas por el gobierno capitalista de Puerto Rico”.
Pocas horas después del arrasamiento por la policía, el gobernador puertorriqueño Ricardo Roselló, un lacayo de los colonialistas estadounidenses, exigió que los organizadores del Primero de Mayo, sindicalistas y otros, denunciaran la “violencia” de los manifestantes. En respuesta, los dirigentes sindicales en la coalición Pueblo Unido, los principales organizadores de la marcha en la Milla de Oro, defendieron públicamente a todos los manifestantes. Se organizó una manifestación de emergencia y todos los detenidos han sido liberados. En algunos casos el estado ha decidido no presentar cargos. Otros de los arrestados tienen audiencias programadas en los próximos días. ¡Manos fuera de los manifestantes del Primero de Mayo!
Una y otra vez, la policía puertorriqueña, conocida como la Uniformada, ha atacado brutalmente manifestaciones sindicales. Apenas unos días antes del paro nacional, el 27 de abril, maestros de la Federación de Maestros de Puerto Rico (FMPR) fueron golpeados con macanas y rociados con gas pimienta mientras formaban un piquete fuera del Departamento de Educación. El pasado noviembre, 21 miembros de la FMPR fueron arrestados dentro del edificio mientras marchaban hacia la oficina de la Secretaria de Educación Julia Keleher, quien abiertamente pregona como modelo a Nueva Orleans después del Huracán Katrina. En esa ciudad, los maestros sindicalizados, en su mayoría mujeres negras, fueron desechados mientras casi todo el sistema de escuelas públicas fue remplazado con las antisindicales escuelas chárter.
Los maestros de Puerto Rico están enzarzados en una batalla encarnizada no sólo por su sustento sino por la existencia misma de la educación pública. A pesar de la experiencia directa de violencia policiaca al servicio de las fuerzas de privatización capitalistas, los dirigentes sindicales apelan a los policías como compañeros víctimas de la austeridad, como compañeros trabajadores. El día después del paro nacional, la líder del sindicato de maestros Educamos propuso: “Si quieren nuestro apoyo a sus reclamos de un sueldo justo y que se les respete su retiro, no pueden ponerse del lado de los ricos ni de los corruptos que han saqueado al país y nos han llevado a la bancarrota”.
Los policías no son en ningún sentido trabajadores ni posibles aliados de los trabajadores y los oprimidos. Cuando los policías se movilizan por sus salarios y pensiones es para poder imponer aún más la represión total. Puerto Rico es una sociedad dividida en clases, y la policía una parte central del estado burgués que asegura la dominación del capital sobre los obreros. Al mantener “la ley y el orden”, los policías son la primera línea en la imposición del sistema de subyugación colonial y los matones de la burguesía local. Cualquiera que sea su origen social, incluyendo aquellos que provienen de un origen social pobre o trabajador, los policías funcionan como rompehuelgas. Las asociaciones policiales no tienen lugar en el movimiento obrero.
Por algo la proporción entre policías activos y los habitantes de Puerto Rico es más del doble del promedio nacional en EE.UU. Desde sus orígenes en 1899, el año siguiente a la invasión y toma de posesión del país por EE.UU., la Policía de Puerto Rico (PPR, entonces la Policía Insular) tuvo como tarea ayudar a mantener bajo la bota a los sujetos coloniales de Washington. La PPR siempre ha respaldado a los amos estadounidenses, incluso durante la sangrienta guerra contra los independentistas que duró décadas. En la Masacre de Ponce en 1937, los policías abatieron a tiros a 19 simpatizantes independentistas e hirieron a más de 200 personas.
El Primero de Mayo del año pasado, la PPR arrestó a la activista Nina Droz bajo cargos fabricados y la entregó al gobierno federal. Después de enfrentar un año de sufrimiento y humillación, Droz sigue encarcelada sin derecho a fianza, y aún espera sentencia (ver, “¡Libertad para Nina Droz!”, traducción de Workers Vanguard, No. 1128, 23 de febrero). Es notable que maestros de la FMPR han tomado su causa. Marchas recientes exigiendo libertad para Droz (y para Ana Belén Montes, una oficial de inteligencia para EE.UU., encarcelada por defender a Cuba) en Puerto Rico han recibido cobertura en los medios de comunicación locales. Nuestros camaradas repartieron la traducción en español del artículo de Workers Vanguard defendiendo a Droz en las protestas del Primero de Mayo y en varios planteles de la UPR.
Antes del Huracán María, los imperialistas estadounidenses habían privado al país de infraestructura básica y de recursos esenciales. Ocho meses después, Puerto Rico está lejos de la recuperación; un testimonio es el estado extremadamente precario del sistema eléctrico. Más de 22 mil puertorriqueños aún carecen de servicios eléctricos. El 18 de abril, Puerto Rico una vez más tuvo un apagón después de un sencillo y evitable accidente causado por un subcontratista. La mayoría de los semáforos están apagados en San Juan, incluso a lo largo de la Milla de Oro. Mientras tanto, la próxima temporada de huracanes se acerca rápidamente.
El resentimiento hacia el trato colonial de Puerto Rico se vio claramente el Primero de Mayo. Como revolucionarios marxistas, favorecemos la independencia de Puerto Rico, la cual asestaría un golpe resonante al imperialismo estadounidense. La lucha contra la opresión colonial de Puerto Rico necesariamente se dirigirá contra los agentes locales del imperialismo y podría servir como palanca para la revolución socialista y para establecer una república obrera. Tales luchas resonarían a lo largo del Caribe, América Latina y Estados Unidos.
Al mismo tiempo, reconocemos que muchos puertorriqueños tienen opiniones encontradas sobre el tema de la independencia; un fuerte sentimiento de identidad nacional a menudo está acompañado de temor a perder la posibilidad de vivir y trabajar en EE.UU. (lo que les permite mandar remesas a Puerto Rico), y de sumirse en una pobreza más profunda. Por eso, enfatizamos el derecho de Puerto Rico a la independencia.
Muchos más puertorriqueños viven en EE.UU. que en Puerto Rico, formando una parte importante de la clase obrera multirracial, especialmente en Nueva York y Florida. Estos trabajadores puertorriqueños representan un vínculo viviente entre las luchas del proletariado en el centro imperialista estadounidense y su colonia más grande. Los sindicatos y el movimiento obrero en Estados Unidos deben luchar en defensa de las masas trabajadoras y estudiantes de Puerto Rico contra la represión y opresión colonial.
Los maestros sindicalizados de Puerto Rico han encontrado inspiración en las recientes huelgas estatales de los educadores en Virginia Occidental y otros estados. La privación general de la educación pública es solamente uno de los ejemplos de cómo la clase dirigente capitalista de Estados Unidos es el enemigo tanto de los trabajadores en EE.UU. como en Puerto Rico. Lo que se necesita es una lucha conjunta contra la privatización, por educación pública gratuita y por cancelar la deuda que está estrangulando a las masas puertorriqueñas.
Las luchas contra la rapaz burguesía estadounidense deben ser dirigidas hacia su derrocamiento a través de la revolución proletaria. El dominio internacional de la clase obrera liberará a la humanidad de la dominación imperialista y sentará las bases para erradicar la pobreza. Nuestra perspectiva es construir partidos leninistas en EE.UU., Puerto Rico y más allá, cuya meta es establecer el poder obrero.